Capitulo 1

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- ¡Vamos Bennet!- gritaba mi madre desde las gradas.

Corría lo más rápido que puedo con el balón y así anotar a la portería. Veía a mi madre dándome ánimos y a mi padre aplaudiendo.

Corría y corría, a dos metros de la portería, patee el balón.

¡¡GOL!!.

Mi madre se levanto y corrió a abrazarme al igual que mi padre.

Mi segunda victoria. Amaba el fútbol, mi sueño era convertirme en un futbolista. Deseaba con todo el poder quedar en un equipo más importante.

Mis padres me pagaban clases de fútbol, a pesar de ser un poco caras, se esforzaban para verme sonreír.

Recuerdo ese día, la hora, el preciso momento al igual que el dolor.

Estábamos en el patio de mi casa, celebrando mi victoria. Mi madre estaba en la parrilla preparando la comida, mi padre y yo estábamos jugando en el jardín que daba hacia la carretera.

-¡Ya está lista la comida!- avisó mi madre.

- En un momento vamos, linda- respondió mi padre.

Mi padre pateo el balón y en lugar de atraparla, salió volando hacia la carretera. No lo pensé  dos veces y fui por  el balón. No me fijé en ningún momento. Alcancé el balón y me agaché por el.  Desde ahí todo transcurrió en cámara lenta.

- ¡¡BENNET!!- escucho el grito desgarrador de mamá. Su cara estaba aterrorizada mientras que corría hacia mi dirección. 

Mi padre había dejado caer los platos que llevaba en manos y corría también hacia a mi.

Dirigí  rápidamente mi vista hacia ellos y después hacia el frente.

Se me heló la sangre al ver como un auto a gran velocidad se aproximaba hacia a mi. 

Sentí como mi cuerpo era golpeado y como mi cabeza recibió un golpe demasiado fuerte. Mi vista estaba nublada, el dolor cada vez se intensificaba y mi mente no dejada de dar vueltas.

Al momento de enfocar la vista, me di cuenta que estaba tumbado en el suelo, sin poder mover mis extremidades y sin poder hablar. Lo único que salían de mi boca eran quejidos de dolor y desesperación.

- ¡Bennet! ¡Escúchame! ¡No cierres los ojos!- escuchaba  la voz de papá rogándome que no cerrara los ojos, que dijera algo, pero era imposible. Su voz hacia eco en mi cabeza, cada vez se hacia mas insoportable.

Me sentí como si no estuviera en mi propio cuerpo. No podía mover nada.

Podía ver a mis padres con ojos llorosos y caras aterrorizadas,  no podía articular ninguna palabra, estaba en un punto que ni siquiera sabia que había pasado. En ese instante sentí un dolor insoportable en la cabeza y en mis piernas. Quería gritar y llorar, pero no podía.

Una sombra oscura se hacia mas grande cada vez nublando mi vista y así perderme en oscuridad.




Caminando a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora