Capítulo 5

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ISABELLA

La casa de los señores Woolsey siempre había sido mi lugar favorito desde que era pequeña. Su casa siempre había sido totalmente diferente a la mía.  Cada vez que solía ir era como si por fin pudiera respirar y poder sonreír con verdadera emoción.

Cada día hacíamos una actividad diferente, entre ellas estaba tocar el piano, cocinar galletas de canela, acompañarlos a tomar vino mientras que a mí me daban siempre zumo de manzana para no sentirme excluida. Era como si fueran mis abuelos, porque siempre me trataron como su nieta.

Seis meses, han pasado seis meses sin ir, las ganas de ir habían desaparecido y jamás tenía energía para nada. Cada día suelo tener preguntas de mi mente cuales eran: ¿Me aceptaran de nuevo? ¿Me habrán extrañado como yo a ellos?

Claro, ellos siempre suelen hablarle a mi madre para preguntar sobre mi, y saber si algún día regresaría a su hogar. Al hogar donde crecí.

Pero hoy me enfrentare por fin a ello. Hoy iré a visitarlos y poder sentirme mejor con ellos y conmigo misma. Hoy por fin voy a superar una parte de la cual no quería ni recordar.

Vuelvo a la realidad para poder fijarme cuanto tiempo falta para llegar, mi madre está manejando mientras canta su canción de siempre, Here comes the sun. Según ella es su favorita porque mi padre la canta cada año en su aniversario.

Cada minuto que pasa es como un peso mas de nervios hacia mí. Visualizo cada detalle de la carretera y veo como cada vez nos acercamos a la casa de los Woolsey. Ya hemos llegado.

  Su casa sigue exactamente igual. Su casa es amarilla pastel, grandes ventanales, pasto recién cortado y flores bien cuidadas, sin duda siguen igual.

Algo llama mi atención al momento de bajarnos del auto, es mi columpio. Sigue ahí.

De pequeña solía ser mi cosa favorita de la casa, el columpio que el señor Woolsey había hecho para mi para que así perdiera el miedo y la pena.

Camino hacia la entrada de la casa, junto con mama toco el timbre de la casa y espero a que abran.

Mi pie repiquetea el piso de nerviosismo y mis manos las escondo en los bolsillos.

Espera

Solo espera

Todo saldrá bien

Un click se escucha y se asoma una cabellera blanca que muestra los rasgos de edad.

Susana Woolsey.

- ¡Isa! ¡Pero qué grande estas! – exclama con una grande sonrisa abriendo la puerta por completo.

Su aspecto sigue siendo igual como la ultima vez que la vi. Su cabello totalmente blanco adornado con una flor en su oreja derecha. Su vestido colorido con estampado de flores y siempre con su brazalete dorado. Un brazalete la cual jamás me ha dicho donde lo ha comprado o quien se lo ha regalado, jamás me ha querido decir.

-Venimos a verte y a reanudar nuestras visitas, ¿verdad, Isa? - pregunta mi madre con una sonrisa de oreja a oreja.

Yo solo me limito a observar con una sonrisa a Susana Woolsey, quien me ve con ternura y nostalgia.

Me limito a asentir con la cabeza y aceptar su abrazo.

La señora Woolsey siempre me decía que la única manera de saber que sentimientos tenia una persona hacia ti era por medio de un abrazo. De niña me explicaba que había abrazos de cariño, otros de dolor e incluso abrazos hipócritas. Sin embargo, el abrazo de la señora Woolsey es de cariño y de nostalgia, más el mío no se que le hace sentir y eso es lo que me preocupa.

Caminando a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora