Aaron García
—¡Deja de hacer eso! —Exclamo recuperándome de mi ataque cardíaco luego de que el rubio me asustará.
Escucho cómo expresa su gracia mediante su risa contagiosa y lo miro con un poco de odio.
Se percata de mi expresión y me regala una sonrisa comprometedora.
—Lo siento Aaroncito, pero ¿qué esperabas? Si estás así de tranquilo leyendo, en un parque, sentado sobre un banco y de espaldas, tenía que aprovecharlo.
Eso ni siquiera es una buena excusa.
—A eso se lo denomina maldad.
—Como digas, alfabético —me guiña un ojo después de burlarse.
Literalmente hace ese gesto y mi cuerpo reacciona exageradamente hormonal ¡Solo guiñó un ojo!
Veo cómo se sienta con tranquilidad junto a mí, recuesta su espalda en el respaldo del asiento, apoya su brazo sobre el banco tocando mi espalda y trato de disimular mi escalofrió.
Su vista recorre el parque un instante antes de posarla sobre mi libro.
De reojo noto que frunció el ceño.
—Oye, ¿algún día podrías hacerme una listita de libros que me recomendarías? —dijo acercando su rostro al mio.
Dios, su perfume es muy fuerte.
—Tal vez —murmuro llevando mis ojos devuelta al libro.
—¿Tal vez? Por favor Aaron, te acabo de pedir recomendaciones de libros ¿cuándo habrá sido la última vez que leí un libro por gusto? Eh... ¿Nunca? ¿Jamás? ¿Nunca jamás desde que existo?
Muestro una sonrisa completa al oírlo.
—¿Por qué sonríes? ¿No me crees? —acerca un poco más su cara y me obliga a remojar mis labios—. Podría leer una biblioteca entera si quisiera —afirma con la expresión coqueta, citadora y confiada.
—De acuerdo... —trago saliva al ser consciente de su mirada—. Te daré cinco libros de diferentes géneros y me los devolverás en dos semanas.
—Una semana —cambia la expresión a una enorme sonrisa.
—Una semana —acepto.
Me obligo a apartar la mirada de él para regresarla al libro, intento borrar la sonrisa, pero es altamente difícil al sentirlo nuevamente cerca.
—Por cierto, ¿qué estás leyendo?
—Un Monstruo Viene A Verme de Patrick Ness.
—Ahh... —me mira unos segundos tan neutramente que llega a ser incluso tierno—, ni puta idea de quien es, pero creo que hay una película del libro.
—Ajá.
Sigo tratando de leer, pero luego de un instante, siento unos brazos rodearme.
—Aaron... dame atención, te necesito —esconde su rostro un momento en mi hombro— me aburro, ¿no ves que falta como media hora para que los chicos salgan de la escuela de música? ¿Acaso no existo para ti? ¡¿Por qué prefieres a los libros antes que a mí?!
Suelto un suspiro después de escuchar su lloriqueo.
Se la pasa guiñándome un ojo y "necesitando" mi atención, no entiendo una mierda.
Agarro mi mochila que se encuentra acostada a mi lado y se la entrego.
—Hay chocolate, come y déjame leer. Siempre tienes mi atención... —murmuro lo último, pero creo que fue bastante audible.
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Norte & Sur
RomantikSon auténticos polos opuestos porque ni siquiera los libros y el chocolate coinciden; o la antipatía y la coquetería; o la inocencia y la depravación. Aunque, a lo mejor, las confusiones y las inseguridades puedan tener que ver. Pero, siendo claro...