xix. preludios.

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XIX
preludios
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Nia caminaba de forma apresurada entre el gentío, su mente se debatía entre la ira y el deseo de huir

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Nia caminaba de forma apresurada entre el gentío, su mente se debatía entre la ira y el deseo de huir. Sintió el calor ascendiendo a sus mejillas mientras avanzaba por la estancia con el ceño fruncido.

¿En quién podía confiar?

Hacía tanto que la pelirroja no había ido a una fiesta, que apenas recordaba si el sentimiento era ese. ¿Acaso la gente hacía cosas de las que se arrepentía, y luego se alegraba?

Mientras paseaba recibiendo saludos de sus conocidos, alguien la llamó cuando iba a adentrarse en un pasillo. — ¡Nia! — dijo aquella voz. Sabía que no era su hermano, pero era demasiado familiar —. No te imaginas el tiempo que llevaba intentando buscarte.

La pelirroja se dio la vuelta, encontrándose con la mirada de Ryen. Su voz continuó hablándole.

— ¿Dónde está mi chica? — inquirió sonriente —. Estás muy solicitada.

Nia esbozó una mustia sonrisa, evitando la cercanía de su novio. Ante el gesto, el chico frunció el ceño, extrañado.

— ¿Qué pasa?

La pelirroja se apoyó en la pared, mirando hacia abajo, negándose a pestañear porque era consciente de la imagen que aparecería en su cabeza. Si no eran sus padres, sería Cassius con su amiga.

Con su mejor amiga. Ahora lo único que necesitaba era un amigo, pero ni siquiera podía confiar en su novio.

¿Y dónde estaban Duncan y Maeve?

Nia tragó saliva. — Crees... ¿Qué crees que hago mal?

Para sorpresa de la chica, una sonrisa cruzó el rostro de Ryen. Casi sentía una mirada de compasión sobre ella.

— Es una pregunta difícil. — concluyó —. Todos hacemos cosas mal.

Ella carraspeó, mirando hacia arriba para evitar llorar. — Pero yo... Causo un... efecto en todos. Siento que me odian, pero ellos me hacen daño.

— Yo no te odio.

Nia rió ante el comentario. — Yo confiaba en ti.

Ryen se cruzó de brazos, aún más confundido que antes. Su cuerpo se decidía entre la preocupación y la desesperación.

— ¿Estamos mal? — inquirió Ryen —. Todo estaba bien el día del bosque.

— Porque estaba bien. — enfatizó —. Hasta que le has contado a mi hermano donde vivía. — confesó con la voz entrecortada. Su pecho subía y bajaba —. ¿Qué te dije, Ryen?

— Nia...

El chico trató de acercarse con una expresión de lástima, pero Nia rechazó su gesto.

— No. ¿Qué fue lo que te dije?

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⏰ Última actualización: Sep 15 ⏰

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