El sol caía serenamente dando paso a la fría luna. Heure se ahogaba en su propia amargura cómo un marino naufragando en las frías aguas del sur. Había recolectado pocas ganancias de la venta de hoy, quizás tenga razón Lour y el vampiro deba seguir los consejos de la dulce chica con la piel trigueña. Pero es que las pesadillas que lo poseían cada noche estaban acabando con lo poco que quedaba de su espíritu, cada noche las pesadillas tomaban un gramo de su alma, cómo si fueran ratas que comen una migaja de pan de la cocina.
El plácido anochecer adormecía a las toscas y rígidas montañas que decoraban con sus picos la pequeña pero imponente cordillera costera de Venezuela. El sereno lago valenciano decorado por la luz de la luna creciente estaba durmiéndose. Lourénne aún con mirada desafiante y perspicaz ante los amargados ojos del pelinegro se subió a la carreta con la meta de ganar el desafío de diversión, Heur empezó a conducir, no buscaba ganar, simplemente buscaba emborracharse para olvidar sus tortuosas pesadillas. La carreta tirada por Nahuelito, el dinosaurio de Heure se encaminó a través de las calzadas al barrio El Erore. Por cierto, este rústico barrio está dentro de Valencia pero tiene un aspecto singular, es un barrio fundado por cantineros que provenían del viejo continente, de una boscosa región llamada Alemania, las casas de este barrio son completamente de madera, de por sí el barrio estaba lleno de licorerías y la cercanía al gran lago que tenía este lo hacía un lugar de ocio para la plebe valenciana.
Al pasar unos cuantos minutos los jóvenes llegaron al bar Tauro. La leyenda de este bar es peculiar, algo graciosa de hecho, esta cuenta que el fundador del bar tuvo que pelearse con un toro que estaba en el terreno donde él quería construir su cantina, el fundador logró espantar al animal y en el techo mandó a construir dos cuernos de toro hechos de madera, lo que le daba este extraño aspecto al bar. Heurengio dejó a Lourénne y cabalgó hasta el establo, dónde dejó a su dinosaurio. Luego caminó hasta el bar, dónde lo esperaba Lour, vestida con una blusa blanca de un estilo abullonado, unos pantalones oscuros, el pelo negro y lacio de la mujer era tan suave cómo la seda.
— ¿listo para saber lo que es la diversión? —suspiró Lour y se sentó en el taburete exclamando una sonrisa burlona—
— claro charlatana, mozo una botella de cerveza y 4 tequeños —exclamó Heure en la mesada del bar.
— marchando —respondió el mozo—
Cómo mencionaba antes, este bar se diferencia de los otros de los barrios céntricos de Valencia, en esta cantina se podía ver una mesada de algarrobo oscuro, una pared de madera de algarrobo, diferentes pinturas de artistas locales, alguna que otra artesanía y taburetes de algarrobo común
— ¿de dónde eres? Por tu extraño acento —preguntó Lour con un tono de curiosidad—
— Soy del fin del mundo, una región muy al sur del nuevo continente, soy de un pequeño reino lleno de altas cumbres, lleno de montañas nevadas, soy de un reino en el cual hace un frío gélido y en dónde los bosques fríos abundan, los árboles del lugar dónde vengo son enormes, y los dinosaurios igual de enormes que 10 elefantes. —respondió Heur—
— ¡Ah! ¡Por eso eres tan blanco! —vociferó Lour—
— en cierta parte sí —espetó Heure.
— Y... bueno ¿cuantos años tienes?
Las palabras que pronunció la bella Lourénne dejaron perplejo al pálido vampiro, él tenía más de 3 siglos de vida, pero claramente no podía confesar esta revelación, entonces descaradamente redujo en gran número sus años y pronunció...
— 21, ¿y tú?
— Oh, yo 19 —espetó Lour—, te ves muy joven —agregó—
— gracias, tú también te ves impecable, tu pelo combina con tu piel morena —respondió Heur—
ESTÁS LEYENDO
Idilio Lóbrego
FantasyEn las historias de amor todo tiende a irse por dos lados, o la toxicidad o el desamor... Pero hay algo además de eso, hay algo a parte del amor tóxico y del amor no correspondido... está el amor salvador. Para Heurengio un joven vampiro no hay salv...