La espada sobrenatural

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— Cuando yo era adolescente llegaron del horizonte seres terroríficos, tenían apariencia humana pero su actitud era mucho más sangrienta que los míticos vampiros strigors de Rumanía.
— Venían de las estepas asiáticas, su líder era Atila, se hacían llamar los hunos, con sus arco y flechas aterrorizaban todo el viejo continente, la masacre y la sangre que derramaban incitó a vampiros y humanos a migrar, muchos migramos hacia el sudeste y entramos en la frontera del Imperio Romano.
— En el camino tuvimos que pasar por distintas ciudades germánicas para tomar identidades falsas, yo pasé por Warsaw y me quedó el apellido de Varsovi. —explicó Henserico—

— mí apellido falso también es Varsovi —dijo sorprendido Heure.

— Warsaw era una ciudad muy importante de la tribu humana wielbark, la ruta del ámbar pasaba por allí. Era Warsaw, Rostock, Ostraw o Wieden, nos quedaba más cerca Warsaw a muchos. —respondió Hens—

— y cuando llegaste al imperio romano ¿dónde te asentaste? —preguntó con curiosidad Simon—

— estuve con mi padre unos años en Pannonia, hasta que la crisis política acabó con nuestra tranquilidad, siempre los vampiros hemos estado en peligro pero con esa crisis y la llegada del cristianismo comenzaron a perseguirnos y querernos asesinar. Tuve que emigrar y venir a Venezuela.—recordó Hense—

— es muy dura la vida de los vampiros, a veces me pregunto ¿algún día cambiará? —reflexionó con detenimiento Heur—

— no creo, los humanos siempre serán así con nosotros. Los humanos son seres extraños ¿sabes? Conviví con ellos 6 siglos y aún no los entiendo, ¿qué sentido tiene asesinar?¿qué sentido tiene traicionar?  —preguntó Hens confundido—

— los humanos no son tan malos cómo parecen creo yo, los humanos ayudan a sus mayores,  los humanos entierran a sus seres queridos, y además su cultura es increíble  —argumentó Lour —

— el humano es tétrico por naturaleza, es manipulador y maléfico, a no ser que él precise ser bueno y camuflarse con una capa de bondad  —afirmó Simon—

— los vampiros también somos tétricos y manipuladores... lo que tenemos en común humanos y vampiros es que ambos somos inteligentes, tenemos inteligencia, sí hay inteligencia hay poder ¿saben qué? El poder corrompe. Los hechos que causamos gracias a esta corrupción muchas veces nos agoniza la conciencia, y esto hace que precisemos ser buenos  —explicó Heure —

Los vampiros y Lourénne se quedaron charlando un rato, hasta que se hizo tarde y la pareja debía volver a Valencia, por eso se montaron en Nahuelito y partieron.

El sol se acostaba en los tranquilos llanos venezolanos, la oscuridad de la noche acechaba y la pareja aún seguía muy lejos de su casa.

En medio de la ruta en dirección a sus respectivos hogares ven un cartel, aquél cartel dictaba "Bienvenido al feudo Verdún, gobernado por el duque Giorgio de Valencia" 

— ya se ocultó el sol ¿nos quedamos en una posada hasta mañana? —preguntó el vampiro—

— sería buena idea, además cabalgamos mucho y Nahuelito necesita descansar —agregó Lourénne—

Tras cabalgar por la calle central llegaron a una posada, en la calle convivían diferentes comercios, muchos de ellos estaban abiertos y otros cerrando.

Entraron a la posada y esperaron en la recepción, en medio de los papeleos Heur oye ruidos extraños en la tienda de al lado, una conocida tienda de velas del pueblo. El vampiro se asomó y vio a dos personas apuntando con una espada al vendedor

— ¡eso es todo lo que tengo! Por favor no me maten —imploró el vendedor—

Con inmediatez desenfundó su espada y se acercó abruptamente a la escena del crimen

Idilio LóbregoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora