El Holmgang

30 14 15
                                    

— ¡y yo, yo soy Heurengio Ryadomsegor-Rezhev, hijo de Theodorico y fruto de mi vasto linaje, te desollaré, te destriparé y haré que te pudras en el inframundo bestia del tártaro! —proclamó el vampiro desenfundando de la montura de su quilmesaurus una filosa espada—

—Que Satán corone al ganador —respondió el señor de piel frívola—

El Serpukhov vestía un extenso y limpio saco de color carbón, con botones marrones y algún que otro bolsillo en el torso. Su pelo reflejaba al profundo conticinio nocturno, le llegaba por los hombros. Su mirada era tétrica, amenazante, inspiradora de terror y pesadillas. Su boca estaba llena de sangre seca, de alguna desafortunada víctima que él habría asesinado. El vampiro era más adulto que Heure, se veían sus ojeras y arrugas producto de varios sigloa a la intemperie.

Heur se acomodó, colocó su espada frente de su nariz, en posición de defensa. El Serpukhov comenzó a moverse rápidamente, cómo si fuera un rayo lanzó un espadazo en frente de la cara de Heur, a su vez este logró detener el espadazo con su arma. Al chocar estas dos espadas inició una pelea de fuerza, quién empujaba más su espada podía llegar a cortarle la cara al otro, pero corría peligro de quedar sin un brazo. Heurengio cedió y inmediatamente se lanzó hacía la pared de madera. El ser frívolo fue a buscarlo pero el joven vampiro lo esquivó y se situó atrás del Sepurkhov, aprovechando la oportunidad lanzó un espadazo hacia la espalda del enemigo. Pero esto no funcionó, el Sepurkhov se dio vuelta y con un leve movimiento hacia la derecha esquivó la filosa espada del vampiro patagónico. En un abrir y cerrar de ojos las puertas del viejo establo se abrieron, era Lour... Heurengio quedó pasmado inmediatamente

—¡Vete! ¡Por el amor de dios vete! ¡No quiero perderte! ¡No quiero perder a nadie nunca más! —gritó entre lágrimas Heur—

El vampiro enemigo observó y dedujo que si lastimaba a la mujer iba a lograr vencer a Heur, por eso se abalanzó y con una sonrisa perturbadora en su rostro levantó su espada ante la indefensa Lour. Heurengio al notar esto se enfureció, gritó y con una fuerza similar al de un tiranosaurio se encimó a su rival, atravesándole el cuerpo con un espadazo, logró asesinarlo y con el cuerpo cubierto de sangre cayó sin aires al lado del cadáver

I'll never let them hurt you, I promise (Nunca dejaré que te lastimen, lo prometo...) —dijo exhausto Heurengio y luego se desmayó.

[Fragmento de la canción Vampires Will Never Hurt You, My Chemical Romance]

Luego de la ardua y feroz lucha de Heurengio ante su rival este cayó inconsciente. Con una confusión abrumadora en su mente Lour llevó al vampiro a su caza y empezó a sanarlo. Al día siguiente el joven vampiro despertó abrumado, desorientado, el vampiro aún dormido notó que estaba lastimado, tenía algunos cortes en la blanquecina piel, no eran muchos, en una persona común no significaba un gran problema pero al ser un vampiro su piel tardaba en cicatrizar y si no cicatrizaba en mucho tiempo podía infectarse la herida, el vampiro sólo podía sanar y cicatrizar correctamente ingiriendo sangre.

Cuando Lour notó que Heur estaba despierto se acercó a él y con tono determinante dijo

—¿Qué eres?

—Un humano —respondió secamente el muchacho—

—Los humanos no tenemos colmillos tan grandes ni la piel tan blanca —espetó con seriedad la dama.

— Ups, haz estado observandome mientras duermo eh, te lo diré porque confío en ti, soy un ser sobrenatural, soy un vampiro —contestó el pelinegro—

—Lo sabía, quédate tranquilo no se lo diré a nadie, pero ¿Por qué peleas con otro vampiro? —preguntó curiosa la humana—

— Los vampiros venimos de Rusia, en un lugar tan tétrico y frío cómo esa región es difícil sobrevivir, así que nosotros los vampiros somos rivales por naturaleza, para equiparar la lucha por los escasos recursos de Rusia nos dividimos en cientos de clanes enemistados entre sí, yo pertenezco al clan de Rezhev y ese vampiro pertenecía al clan Serpukhov...
— hicimos un holmgang, que es un antiguo duelo traído por la gente de Escandinavia en dónde se lucha por el honor de la estirpe. —explicó el vampiro—

—ustedes los vampiros son muy conflictivos —opinó la humana—

—Al menos nosotros no somos traidores en masa y traicionamos a nuestros leales por unas cuantas monedas —pronunció el vampiro adolorido—, ugh necesito que me hagas un favor

—¿cuál? —preguntó la dama—

—necesito que me consigas sangre de animal, sólo eso me curará y debo estar listo para el lunes —exclamó Heur.

—Está bien, iré a buscar un cerdo y lo mataré, ya estarás bien —contestó Lour—

—No le digas a nadie que soy un vampiro o tendré que matarte —expuso el pelinegro—

Al decir estas últimas palabras se entristeció, llevó a la chica que le gustaba a un calvario, él no quería decir que era un vampiro pero no le quedó otra, otra vez se le vino a la cabeza aquella masacre en la cuenca del Orinoco, otra vez se le vino a la cabeza aquellos asesinatos cruzando los Andes, vaya donde vaya está condenado a vivir toda la eternidad entristecido, por los prejuicios humanos que tildan a los vampiros de demonios. La raza humana está condenada porque tristemente nunca cambiara su forma de ser, los prejuicios, la codicia y la discriminación llevarán a los humanos a lo profundo del infierno.

Sin embargo está escrito, los humanos tuvieron que luchar para llegar dónde están, la carrera evolutiva los volvió unos seres muy tétricos, y es que el peor enemigo de un humano es otro humano.

Tras unos minutos Lour salió de la curia con una rústica espada, a la curia de Valencia la estaban vigilando 24/7 los soldados reales debido al constante peligro de que una horda zombie se acerque, ya llevaban unos meses sin ver a estos nauseabundos transeúntes así que era seguro salir de las murallas para cazar. La dama se escurrió entre los densos arbustos y las altas palmeras hasta encontrar un jabalí, intentó asesinarlo de un espadazo en la nalga pero el cerdo salvaje se percató e huyó despavorido, a Lourénne le tocó correr tras él.

Lour no era de manejar espadas, no era una buena guerrera porque no tenía demasiado entrenamiento y esa rústica espada semi oxidada fue heredada por su abuelo.

Luego de tanto correteo pudo cazarlo y lo llevó a su hogar, tras hacerle una incisión en el lomo le quitó su sangre y la puso en un vaso, pudo hacer 3 vasos.

—Fue difícil pero pude traerte sangre Heure —exclamó la morena.

—Muchas gracias Lour... tomaré medio vaso ahora y medio en la noche, haré lo mismo mañana y espero estar bien para el lunes —respondió el vampiro—

Las horas pasaron lentamente, la sangre hizo sanar a Heur en gran medida, para los vampiros beber sangre es importantísimo ya que esta posee muchos nutrientes que los ayudan en varias cosas.

Era domingo a la mañana y el blanquito se levantó de buenas, intentó ayudar a Lour a hacer el almuerzo y luego iría a su mazmorra a descansar pero en un segundo la puerta de entrada retumbó de un portazo, Heur empezó a desenfundar su espada

—¡Patrón! ¡tomaron Barquisimeto y están por tomar Yaritagua! —Dijo exhausto el mensajero.

—Mierda debo irme —pronunció Heur con seriedad—

—¡Patrón! ¡Patrón! ¡tomaron Barquisimeto y están por tomar Yaritagua! —Dijo exhausto el mensajero.

—Mierda debo irme —pronunció Heur con seriedad—

—Pero... Heur, recién hoy te pudiste parar ¿no quieres quedarte a reposar? —Preguntó Lour confundida con la situación—

—No puedo Lour, seguro el lunes vuelva —dijo el muchacho y se marchó con el mensajero.

El vampiro pasó por la carnicería de Giustavo y se montó en el quilmesaurus, luego empezó a cabalgar junto al mensajero hacia el feudo.

El sol se hacía notar en los plácidos páramos, el agobiante y repugnante olor nauseabundo del feudo iba en aumento a medida que se acercaban al área, tras llegar a su verde hacienda comenzó a hablar con Pedro

—¿Listo para defender tu hogar y tu trabajo soldado? —pronunció el vampiro—

—¡sí señor! —respondió Pedro—

—Que empiece la guerra entonces.

Idilio LóbregoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora