PRÓLOGO

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Si de palabras tristes hablamos el diccionario está repleto, pero ¿En verdad son tristes esas palabras? O simplemente es el contexto en el que las colocamos lo que las vuelve desgarradoras no solo de escuchar, si no también de leer.  Si me preguntan a mí una de las más tristes es “hubiera”,  bastante peso, significado, nostalgia e impotencia acuñada a una palabra la cual se rumorea que no existe, pero que sin embargo se usa mucho, soy una fiel creyente de que entre más la utilizas más infeliz te vuelves, pues es empleada para poder vislumbrar el espejismo de lo que no pudo ser, pero que sin embargo querías que fuera.

La historia que estás apunto de leer te la voy a empezar a narrar yo querido lector, pero solo por esta vez, pues dejaré que los siguientes capítulos te los cuenten sus protagonistas. Empecemos entonces.

En una calurosa tarde de verano de esas que se antojan para  estar nadando en una alberca o en su defecto en un arroyo de aguas cristalinas al pie de un montaña, dos amigas se encuentran  demasiado ansiosas y preocupadas como para disfrutar de las cosas que las chicas de su edad normalmente se encuentran haciendo en ese momento.

–Tu mírala, yo no creo tener la fuerza para hacerlo y me dices el resultado – murmura la chica

–Es lo mismo, el impactó será el mismo, no porque  miré yo primero la prueba  va a tener el resultado que esperas.

–Hazlo por favor, ya pasó el tiempo indicado en la caja– dice está vez suplicando la chica.

La amiga  toma la prueba que yace  sobre la cama que tienen a sus espaldas, levantando la mano por encima de su cabeza, la otra chica aprieta los ojos con fuerza cuando su compañera de aventuras toma entre sus manos la prueba de embarazo, ésta la gira mirando el resultado quedando en silencio.

–Dime el resultado por favor– espeta la chica aún con los ojos apretados.

–Es positivo – musita la  amiga ocasionando que la chica abra abruptamente los ojos entornándolos, alternando la mirada entre su amiga y la prueba, esperando que sea una broma pesada de su amiga, pero no, en efecto el resultado es positivo.

La habitación queda en silencio, las lágrimas empiezan a rodar en las mejillas de la futura mamá.

–Que piensas hacer. – pregunta la amiga.

–No lo sé – dice apenas con un hilo de voz.

–Tienes que decírselo – la anima su amiga.

–No tiene caso, abortaré – finalizó la chica.

–¿Estás loca? – le grita su compañera – ¿como piensas hacer eso? No es como exprimirte un grano y ya está, ¡estamos hablando de un embarazo!

–Cállate  – espera la futura madre – te van a escuchar allá abajo.

– Tienes que decírselo, a ese bebé no lo hiciste tú sola.

– Ya tomé una decisión.

Zanja la discusión la chica y sale del dormitorio muy apresurada a donde sea que se dirija segura de la decisión que acaba de tomar, pero nada está escrito aún y pasan cosas y las cosas siempre pasan por algo…

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora