EMILIA
Estoy acostada en el sillón de mi sala descansando mi cabeza en el reposabrazos y Sara está a mi lado acostada también, pero en el reposabrazos opuesto, tiene los labios rojos e hinchados de tanto chupar, su frente está cubierta por una ligera capa de sudor producto del momento tan spicy que estamos experimentando, sus mejillas tienen un rubor que delata lo que estamos haciendo y Slumber Party de Ashnikko suena desde mi reproductor.
- ¿Otra ronda? - le pregunto entre jadeos, estoy segura de que yo tengo el mismo aspecto que ella.
- No, June se va a enojar. - contesta enseguida, jadeando también.
June, fue a comprar comida, bueno, solo a recogerla porque la ordenó por teléfono, pero no contaban con entrega a domicilio, solo estamos Sara y yo.
- No creo, ella no es así.
- Si, si lo es, es muy sobreprotectora conmigo, la última vez que hice algo así y se enteró ambas la pasamos mal.
Sara dijo que no quería hacerlo, pero yo tenía muchas ganas, así que empecé yo sola, ella al verme se le antojó y se unió a mi.
- Pues yo aún quiero más - le informo.
Cuando estoy levantándome del sofá June entra a mi departamento, en cuanto entra mira a Sara y a mí y pronto se da cuenta de lo que estábamos haciendo.Sara se levanta de un salto del sillón, en su rostro se refleja la culpa. Por mi parte no siento remordimiento, June debe entender que las ganas son las ganas.
- Sara, qué hiciste - acusa June.
- Pajarita déjame explicarte, es que... es que... - balbucea Sara.
Por mi parte tomo otra golosina extra picante de tamarindo le quito la envoltura y me la empiezo a comer.
- Ya no recuerdas cómo te dolió el estómago la última vez que te hiciste la valiente y comiste dulces como esos.
- Es que se me antojaron - musita bajando la mirada al suelo.
- Fue mi culpa June, no debí darle ansias- interfiero.
- Conejita, no me gusta verte sufrir.
Deja las bolsas en la encimera de la cocina y llega hasta Sara, acuna su rostro en sus manos y la empieza a besar.
Si ellas dos se separan algún día, dejaré de creer en el amor.
Lo mismo digo.* * * * *
Ahora estoy sentada en mi cama con las piernas cruzadas, observando como June y Sara registran mi closet a conciencia. Ayer cuando me enteré de que había habido un error y que sí estaba invitada a la gala, me emocioné y en ese momento no me di cuenta de que ahora tenía el típico problema de; no sé qué ponerme.Tanto ayer como hoy salimos de trabajar un poco más tarde, así que no pudimos ir a echar un vistazo al centro comercial para comprar mi vestido, June, porsupuesto ya tiene el suyo desde hace semanas.
Soy consciente de que en ese closet no encontrarán nada útil, si mi vestido de graduación no estuviera estropeado, habría una posibilidad de que sirviera.
- Aquí no hay nada que nos pueda servir - resopla Sara derrotada tirándose en el poco espacio que hay en la cama a mi lado.
- Se los dije - me encojo de hombros.
June continúa con la inspección, hay una montaña enorme de ropa en la cama.
- ¡Nene! Tienes un Oscar de la Renta en tu closet y no me lo dijiste, por ahí hubiéramos empezado. - June acaba de encontrar mi vestido.
Saca la percha con el guardapolvo del closet, tiene el cierre abierto hasta la mitad.
- Es mi vestido de graduación.
- Dónde lo conseguiste- dice Sara, levantándose como un resorte de la cama y corriendo a ver el vestido.
- ¡Nene! Es un vestido precioso. No lo vi en ninguna de sus colecciones, pareciera que fue hecho exclusivo para ti.
- Bueno la verdad es que no sé, no creo que sea así, aunque es una historia muy curiosa de como ese vestido llegó a mi. Me gusta pensar que fue mi angelito de la guarda.
- ¿ Cómo fue? - preguntan.
- Cuando iba a graduarme de la universidad no pensaba asistir a la ceremonia, no estaba bien anímicamente hablando, así que ya tenía decido no ir, en las últimas semanas de clases, cuando ya había cortado con... Meinardo- decir su nombre en voz alta me resulta incómodo- las chicas de mi salón empezaron a hablarme y yo también empecé a relacionarme con ellas, no puedo decir que entablé una amistad, pero si me relacioné lo suficiente como para que me convencieran de asistir, así que faltando una semana para la ceremonia ajusté mi presupuesto, pues había estado ahorrando para mudarme a la ciudad, para comprarme un vestido y unas zapatillas para mi graduación. El punto es que justamente el día que compré mi ajuar me asaltaron, se llevaron el poco dinero que llevaba y como justamente era poco, me quitaron las bolsas con lo que había comprado, es decir, mi vestido para la graduación y las zapatillas.
»Decidí entonces que definitivamente ya no asistiría a la ceremonia, pues no me podía permitir comprar otro vestido, la ceremonia estaba prácticamente a la vuelta de la esquina, cuando faltaban como tres días para el evento, una noche se presentó a mi puerta un hombre, llevaba consigo dos cajas de lujo, una de ellas más grande que la otra y dijo que era una entrega para mí. Cuál fue mi sorpresa que cuando el hombre se marchó y la abrí; adentro estaba el vestido y en la otra caja unas zapatillas. Todo justamente de mi talla. Yo obviamente no sabía quién los había enviado, pero tenía una idea y de ninguna manera iba a aceptarlos.
- Tu ex - dice Sara, que también ya está al tanto de la historia.
- Eso creí, pero le llamé para preguntar si fue el y regresar las cosas si así era, pero no fue él.
- Está claro que lo negó - apunta June.
- Si
- Tal vez solo lo dijo para que no rechazaras el detalle - comenta Sara
- No fue él, porque cuando se lo dije se volvió loco al pensar que podría ser de un admirador secreto o algo así. ¿Ven la rasgadura de la manga? - señalo mostrando la parte en cuestión.
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PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓
Подростковая литература|LIBRO 1: BILOGÍA HUBIERA| • Cuando más lejos de casa te sientas, más cerca de donde perteneces estás • Emilia entra con mucho esfuerzo a trabajar a una firma de abogados para cumplir sus sueños de ser una abogada prestigiosa que ayuda a la gente, p...