CAPÍTULO XI - STEVEN

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MAX

Ya amaneció, no sé qué hora es y ni me importa, sé que ya es un nuevo día porque el sol ya está resplandeciendo en el cielo, tan alegre y orgulloso de cumplir con su labor de calentar la tierra, incluso eso me molesta.

No he dormido nada, llevo la misma ropa de ayer, ni siquiera me he duchado, solo he podido tomar mi café de siempre, pero no le encuentro sabor.

Paso mis manos por mi rostro en un gesto de desesperación, la barba incipiente de mi mandíbula me raspa las palmas de las manos. Soy consciente de mi aspecto desaliñado, tengo la ropa arrugada, el pelo despeinado, los zapatos sucios de tanto caminar para buscarlo.

Ayer después de que me informaron de la guardería de su desaparición me volví loco, no supe ni como llegué a ese lugar a recibir nada más que escusas de su incompetencia, ineptitud y negligencia, ese lugar por supuesto ya está acabado, pero ni siquiera eso me hace sentir mejor.

Recuerdo la primera vez que lo tuve entre mis brazos, la primera vez que sostuve su cuerpecito contra mi pecho, no sabía que hacer ni lo que sucedería, pero de algo si estaba seguro, él era mío.

Ella, su madre había muerto siendo el tan pequeño e ignorante del mundo de mierda al que había llegando, pero yo le prometí que lo cuidaría, aunque no sabía una mierda de como criarlo, creí que lo estaba haciendo bien, es un gran chico, pero le fallé.

Le fallé, le fallé.

Me repito una y otra vez, ahora no sé en dónde está, la idea de no volverlo a ver me está volviendo loco.

— Lo vamos a encontrar— susurra Matías sentado frente a mi, trata de parecer fuerte pero noto la vacilación en su voz.

— ¿Cuántos son encontrados una vez que desaparecen? — espeto —conoces las estadísticas Matt

— El es un chico listo, dale un poco de crédito

— En lugar de estar aquí sentado sin hacer nada, debería estar buscándolo

— Lo has estado haciendo toda la noche, Máximo, así no puedes seguir, date un baño, descansa y continuaremos, ahora mismo ya tengo gente buscándolo.

Y tiene razón, sus contactos, así como algunos miembros de mi escudería y Dimitri, están ayudando a buscarlo. No me reuní con ellos para practicar, supuestamente hoy aprovecharía para revisar algunos ajustes del monoplaza y mejoras en el traje, pero nada de eso importa, mi prioridad es encontrar a mi bebé.

Matías me obligó a regresar al departamento para descansar, pero simplemente no puedo hacerlo.

— Vamos hermano, hazme caso— insiste— solo dúchate y trata de dormir al menos veinte minutos y saldremos a buscarlo, yo haré lo mismo, así tendremos mejores resultados, pues los dos estaremos más alerta.

Tiene razón, la cabeza me duele y no me puede enfocar en nada. También debe estar cansado, no ha dormido nada igual que yo.

— En media hora, nos vamos — informo—  ese tiempo tenemos para ducharnos y descansar, es todo el tiempo que puedo estar de brazos cruzados.

Me levanto del sillón en el que estoy sentado y me dirijo a mi recámara, él se dirige a la de invitados. A medida que camino por mi habitación veo sus juguetes esparcidos por el suelo, yo sabía que odiaba ese lugar, pero no le hice caso, simplemente lo ignoré por estar ocupado trabajando, lo que siempre más odie de Isaac fue que le importará más la maldita firma que nosotros y yo vine a hacer lo mismo, y aún peor, porque por lo menos Isaac ama lo que hace, yo lo detesto.

Me desvisto para entrar a la ducha, mi celular está a punto de morir, así que le conecto el cargador, reviso si hay noticias de él, pero no hay nada todavía.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora