CAPÍTULO II - ÉL

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MAX

Abro los ojos sintiendo como la rubia con la que dormí anoche pasa su lengua por mi falo erecto, <<vaya forma de despertarme>>, la volteo a ver y me mira sonriente antes de meterse parte de mi miembro en la boca, joder, cierro los ojos disfrutando del maravilloso oral que me está dando, la tomo del cabello controlando las embestidas a su boca, tiene unos labios exquisitos y unos ojos azules que te embelesan, es una experta en lo que hace y cuando ya estoy a punto de eyacular, mi móvil suena, no lo quiero responder quiero seguir disfrutando de la vista que me brinda esta mujer con mi miembro en su boca y su trasero resaltando atrás, pero el móvil es tan insistente  que termino contestando y distrayéndome del orgasmo que se avecinaba, pero eso no hace que la rubia se detenga, al contrario aumenta el sube y baja a lo largo de mi pene.

-Bue.. bueno?- contesto tratando de sonar normal y que no se  note que estoy recibiendo un oral.

-En dónde estás Max, llevo 20 minutos esperándote como pendejo en el Lobby del hotel- grita mi hermano al otro lado del aparato. Miro el reloj del teléfono, ¡mierda! creí que era más temprano, debí saber que no lo era, a juzgar por la luz del sol que se filtra por las cortinas de la ventana.

- Ya casi estoy listo hermano – contesto a la vez que salgo de la cama sacándole mi miembro de la boca a la rubia, la cual gruñe en protesta ante tal acción- adelántate Matías, te alcanzo allá – cuelgo el teléfono sin darle tiempo a que me sermoneé – Tengo que irme y tienes que irte – le digo a la rubia mientras corro al baño y ella se sienta en la cama cubriéndose con las sabanas. Abro la regadera y tomo un baño rápido, cuando salgo ella ya está vestida lista para irse.

-Fue una linda noche – dice antes de besarme el cuello – podríamos repetirla cuando vuelvas a la ciudad, ¿te doy mi número?

-Muy linda y todo preciosa pero no te hagas muchas ilusiones – le soy sincero, pues francamente no me gusta repetir – no creo volver a la ciudad en mucho tiempo y no quiero hacerte esperar – está vez le miento, no quiero lidiar con el sentimentalismo típico de las mujeres cuando les digo que ya no podrán volver a probarme. Su gesto cambia y la sonrisa se le borra pero me importa poco.

-Me voy entonces– sale de la habitación, sin decir más, ojalá así fueran todas, con dignidad y que entiendan la indirecta a la primera, no que he tenido que lidiar con cada loca.

Termino de vestirme y salgo de prisa a mi destino, no quiero ni imaginar la reprimenda que me dará Matías por mi irresponsabilidad, si hay algo que aprecia él y todos en la firma es la puta puntualidad, a estás alturas de mi vida ya me di por vencido con eso, pues esa mierda no es lo mío, así como lo abogacía, bueno si me gusta pero mi interés principal está enfocado en otra cosa.

Hoy es el último día en la ciudad pues hoy terminamos con una diligencia que nos obligó a Matías y a mí a ausentarnos de la firma.

Llego al lugar y Matías tiene una cara que si la pudiera describir sería como la de los toros de las caricaturas, echando humo por las fosas nasales y con una mirada de odio hacia el torero, es decir, a mí. Está esperándome sentado en la recepción del edificio al que llegué y se levanta inmediatamente en cuanto me ve.

-Por fin llegas – dice molesto mientras se levanta del sofá.

-Pero llegué – digo pasando por su lado para dirigirnos al ascensor.

-Frase de mediocres – dice él y yo al unísono.

Es siempre el mismo diálogo cada que llegó tarde a algo. Al principio me defendía cada que me regañaba por eso, pero después comprendí que llegar tarde es incluso parte de mi personalidad, lo bueno siempre se hace esperar y pues, yo estoy más que bueno.

PUDE HABER SIDO YO [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora