Capítulo 11

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                       CAPÍTULO 11
  NOS VEREMOS EN LA PRÓXIMA VIDA.

El mes de Enero llegó a su fin y Febrero inició cargado de muchas sorpresas para el distrito, los Búfalos Blancos ya tenían rival para las finales y Nueva Paz estaba a punto de presenciar el regreso del campeón Mundial de Boxeo más grande en la historia de nuestro distrito.


ALAIN FRANCO MELÉNDEZ O ALAN MELÉNDEZ, apodado en el mundo del pugilismo como “Dos Balas”, o “El Soldado de la Nueva Guerra”.
Ese era el nombre del campeón de boxeo profesional más grande en la historia Nueva Paz, el mismo que cuando niño recibió elogios del exitoso y fallecido “Thunder” Arturo Gatti, una promesa que vería la luz del éxito deportivo a la corta edad de 17 años y que viviría lo suficiente para convertirse en campeón mundial del WBC—CMB Consejo Mundial de Boxeo a la edad de 25, un hombre que le daba esperanza y alegría a todos los Nueva Pazinos que lo vieron batirse en duelos dignos de recordar en cadenas televisivas internacionales como NEBC—New Era Boxing Channel o BGCE—Boxing Global Corporation Entertainment, Alan Meléndez, como le gustaba que lo llamaran, lo anterior haciendo alusión al apellido de su madre, fue un hombre sencillo, un sujeto que jamás dejó el país para vivir el anhelado sueño americano con el que miles de prospectos fantasean cada día.
La historia de Meléndez es una de las más tristes y difíciles de contar, en especial para mí, pues, fui yo el encargado de investigar los extraños hechos que circunscribieron su muerte,  el apodado “Dos Balas”, (Apodo que conservó después de forjar su reputación como uno de los más letales noqueadores dentro del peso welter), inició sus días como la mayoría de niños que aspiran a convertirse en boxeadores profesionales, y con lo anterior me refiero a que el preludio de la vida de Meléndez estuvo enmarcado en una terrible pobreza.
Alan nació el 27 de Octubre de 1986, en el deprimido residencial Ravené ubicado al sur de Nueva Paz, a la corta edad de 5 años tuvo que presenciar el brutal asesinato de su madre a manos de su padre.
El verdugo, quien asesinó a su madre frente a sus ojos, lo hizo por una sospecha de infidelidad, Alan fue el único testigo del asesinato que cometió el insano y alcohólico padre, quien después de cegar la vida de su esposa, se suicidaría.

Tras ese horrible incidente, la vida de Alan cambió totalmente, por ese entonces Alan tuvo que mudarse a la casa de su abuela materna y crecer de manera muy rápida, a los 10 años, Meléndez ingresó al mundo del pugilismo y en tan solo 3 años después se convertiría en campeón nacional amateur.
A los 14 años, recibió grandes elogios del entonces Campeón mundial peso ligero del FIB, Arturo “THUNDER”  Gatti, quien en una visita a Nueva Paz, lo calificó como una “Promesa”, al verlo entrenar.
Con 16 años, Alan debutó en el boxeo profesional y a los 25, ganó el título mundial del Consejo Mundial de Boxeo en peso Welter, tras derrotar por Knock—Out técnico al Estadounidense Wes “Wizard” Daniels.
Meléndez estuvo en la cúspide de su carrera, y todos los promotores querían hacerlo firmar contrato de representación.
Su record era perfecto 23—0—0 con 20 Knockouts, su pegada era una de las más sólidas en la división, y tenía una base de seguidores gigantesca, el sujeto lo tenía todo, aunque, fuera del ring su vida no iba tan bien.

“Dos Balas”, tuvo el título mundial pero su matrimonio estaba al borde el knock—out, su esposa amenazaba con divorciarse y en varias ocasiones alegó que Alan la golpeaba.
En el año 2012, Tamara Jiménez presentó una demanda de divorcio que dejó a Alan Meléndez en bancarrota, la ex esposa del púgil terminó por divorciarse y quitarle la casa y una gran parte de su dinero.
Alan dejó de entrenar y estuvo más de un año inactivo, por ese entonces varios periódicos empezaron a acecharlo y a publicar fotos en las cuales se le veía en estado de ebriedad.
A finales del año 2013, el Consejo Mundial de Boxeo decidió quitarle el titulo por motivos de inactividad deportiva, la decisión estuvo fundada en lo que supuso no realizar las defensas del título que Meléndez ostentó. 
Finalmente, Alan “Dos Balas” Meléndez tocó fondo y se retiró del boxeo.
“Desde el año 2012, Nueva Paz venia perdiendo interés en el deporte del boxeo, las nuevas disciplinas de combate rentado empezaron a tomar seguidores en el distrito, la Artes Marciales Mixtas (MMA) se adueñaron de los recintos deportivos del distrito y a su vez, desplazaron al pugilismo hasta un segundo plano”.

A mitad del año 2014, una noticia sacudió a Nueva Paz, el promotor de boxeo Yasser “Lourd” Lefranc informó en una entrevista al canal deportivo BGCE—Boxing Global Corporation Entertainment, y a la revista deportiva “Last Round” que Alan Meléndez había firmado un contrato de representación por 3 peleas, y que la primera de las 3 peleas se llevaría a cabo en la Arena de Nueva Paz en ese mismo año.
Las especulaciones comenzaron y los medios de comunicación pidieron declaraciones a Meléndez, quien confirmó que efectivamente si había suscrito un contrato con el manager y promotor de boxeo de dudosa reputación, Yasser Lefranc. 
En octubre de 2014, Lefranc dio el nombre del rival que enfrentaría a Meléndez en el cuadrilátero, y la prensa enloqueció.
La pelea estaba pactada para ser celebrada en peso Welter y sería a 10 rounds, tendría lugar en la Arena de Nueva Paz, en fecha 14 de Febrero de 2015  y marcaria la vuelta del último gran campeón de boxeo de Nueva Paz.
El distrito pasaba por muchas dificultades, que creo que ya conocen, por ende, la noticia del regreso de Meléndez estuvo un poco opacada.
Finalmente, el 14 de Febrero de 2015 llegó y todo estaba preparado para que el multitudinario evento titulado “THE COMEBACK”, fuera un éxito.












14 de Febrero de 2015 (Un mes y Nueve días previos al Atentado)
Día de la pelea.

Alan “Dos Balas” Meléndez  VS  Jacob “No laws” Dachs
23—0—0 20 Ko                               30—5—3 21 Ko   

El 14 de Febrero, inició con una mañana tranquila, Raquel y mi persona desayunamos en la cama, esa era nuestra manera de celebrar el día de los enamorados.
Si no me falla la memoria, puedo decir con seguridad que ese día fue sábado, para ser exacto, tomé el día libre y descansé un poco.
El resto de la mañana transcurrió de manera normal, recuerdo también haber visto las noticias al medio día, NotiCentro hizo énfasis en su sección deportiva, sobre lo que sería el regreso de Alan “Dos Balas” Meléndez, y los periodistas deportivos daban como claro ganador al oriundo de Nueva Paz.
Bueno, es que todo estaba a su favor esa noche, la edad, el record y la condición de local, incluso, la inactividad de Meléndez parecía no ser un problema, ni siquiera para las casas de apuestas, quienes lo tenían 3—1 como favorito en las Planillas de apuestas.
La noche llegó y el combate estaba por iniciar, a las 7:30 Pm, cené junto a mi familia y siendo las 9:00 pm, todos estábamos frente al televisor, con “Todos”, refiero a Raquel y a mi pequeño hijo Harold.
La transmisión inició, y los periodistas deportivos no paraban de vaticinar un Knock—Out en favor del nuestro, los himnos fueron entonados y las peleas “Preliminares” iniciaron.
A las 11:00 Pm, las presentaciones fueron realizadas, la enérgica voz del comentarista deportivo y presentador Rudolph Lyle invadió la televisión, mientras presentaba al orgullo de Nueva Paz, el campeón de la gente, la joya más preciada del residencial Ravené.

Alan “Dos Balas” Meléndez.


Nuestro púgil subió al ring y saludó a las casi 7000 mil almas que llenaban la Arena de Nueva Paz.
Contados minutos después, su rival fue anunciado y también subió al ring, el púgil proveniente de Chicago, trepó el cuadrilátero con una actitud desafiante, entretanto era abucheado por la multitudinaria afición que apoyaba a Meléndez.

Jacob “No Laws” Dachs, estaba listo para la acción.

Rudolph Lyle, introdujo a ambos púgiles y el referí encargado los llamó al centro del cuadrilátero para darle las instrucciones, eso de... “DEFIENDETE TODO EL TIEMPO, NO GOLPES BAJOS Y NO CABEZAZOS”.
Ambos púgiles chocaron guantes y volvieron a sus esquinas, la campana sonó, el primer round inició con un Meléndez rápido que se movía alrededor de su rival, conectando jabs y potentes cruzados de derecha que mantenían a Dachs alerta y con la guardia en alto.
Meléndez lucia fenomenal, conectando por momentos combinaciones hasta de 6 golpes seguidos, 2 minutos transcurrieron del primer round y “Dos Balas” dominaba a su rival con golpes cruzados y ascendentes, la afición enloquecía y todos coreaban su apodo.
Faltando un minuto para el final del primer asalto, “Dos Balas”  conectó un golpe de Uppercut (Gancho) a la zona hepática de Dachs, quien se refugió en las cuerdas.
Parecía que la contienda terminaría allí, y no solo eso, el panorama mostraba que Meléndez estaba a punto de noquear a su rival.
Pero, el nuestro tomó una decisión muy desacertada y mientras castigaba a Dachs en las cuerdas, decidió poner las manos detrás de su espalda y  burlarse de su contrincante.
Haciendo burla de su rival, Meléndez solo marcaba el jab sobre la cara de un dolorido Dachs, quien inesperadamente sacó una combinación letal que hizo retroceder al púgil de Nueva Paz.
Al sentir la potente mano izquierda de Dachs,  “Dos Balas” Meléndez retrocedió e infortunadamente perdió el balance de sus piernas, y tras el resbalón Alan fue alcanzado por un fuerte derechazo del contrincante y terminó en la lona.
Meléndez lucia desconcertado, y sin fuerzas para levantarse.

La gente gritaba su nombre con el fin de animarlo, aunque el púgil no respondía al conteo que el referí hacia frente a su rostro.

5, 6, 7… 8...! Finalmente, Meléndez se puso de pie, aunque no se veía bien.  

Los últimos segundos fueron un infierno para Meléndez, nuestro púgil aguantó un soberbio castigo que le propinó el boxeador de Chicago, al final de round… Dos Balas volvió a su esquina tambaleándose.
El segundo round inició con un Meléndez lento, confundido y aturdido, pasado un minuto del round, Meléndez y Dachs tomaron el centro del cuadrilátero e intercambiaron solidos golpes cruzados y gachos al estómago y la cabeza,  faltando treinta segundos, Dachs contragolpeó con un sólido recto al mentón de Alan Meléndez y lo puso en la lona.
La caída del púgil Nueva Pazino fue estrepitosa y escalofriante, estaba claro, era el fin.

4, 5, 6, 7,..8…9... Estas Fuera, Meléndez.

Eso fue lo último que escuchó el Ex Campeón mundial, quien en esa noche cayó frente a un veterano, potente, concentrado y muy aguerrido Dachs.
Los aficionados no lo podían creer, el Ex Campeón invicto perdió en solo 6 minutos. La mayoría de espectadores ni siquiera se quedaron para presenciar la entrevista del Post—Fight.
El show había terminado, y la pregunta que yo me hacía, era: ¿Cómo promoverían las siguientes dos peleas del contrato?

No voy a negar que estuve decepcionado de Meléndez, me molestó demasiado el hecho de que perdiera por solo querer “Payasear” frente a la multitud de aficionados que lo apoyaban, su exceso de confianza fue el factor que le costó una victoria casi segura.
Aunque, también era válido resaltar que fue una movida irresponsable y temeraria de Lefranc, enfrentar a Meléndez contra un boxeador de gran pegada y rankeado como número 5 del Top mundial de los Welterweights, en lo que a mi concernía, la falla radicó en el hecho de que Meléndez venia de casi un año de inactividad, eso sin contar el dudoso y apresurado régimen de entrenamiento físico al cual se sometió, esos factores en mi opinión terminaron por ponerlo sobre una situación a la cual no se podía permitir tentar.
Bueno, pero… al final del día solo era una pelea, vendrían nuevas oportunidades para que el Ex Campeón enmendara su error.
Eso era lo que yo pensaba, lastimosamente, los planes de Alan y de su novia eran diferentes.


- Un momento, Fiscal Cardozo.
¿Qué quiere decir con que los planes de Meléndez eran diferentes?




- Alan pensaba en robarle medio millón de dólares al Crimen Organizado. Marín.
Ese fue su plan desde el principio, todo sin importar si perdía o ganaba.




- ¿De qué habla? Fiscal.
¿A que refiere con eso?
  

Cinco días después de la pelea, Alan “Dos Balas” Meléndez fue asesinado a las afueras de un lujoso hotel en San Victoria.
El boxeador y su novia fueron asesinados brutalmente justo en la puerta de entrada del “Dorado Hills Resort”, un fastuoso hotel al norte del distrito de San Victoria.
Y la pregunta que todos los medios de comunicación se hacían, era: ¿Por qué?
El caso de Alan Meléndez fue la última investigación que hice previo al atentado que casi que quita la vida y si me lo preguntaran, tendría que decir que siempre he pensado que la manera en como llevé la investigación fue el motivo por el cual el crimen organizado intentó asesinarme.


19 de Febrero de 2015 (Un mes y Cuatro días previos al Atentado)
El día inició, y a las 10:00 Am, recibí una llamada en mi teléfono móvil, la llamada provenía de la Oficina de Comunicaciones de la Fiscalía Distrital de San Victoria.
El Funcionario que llamó, me informó que a las afueras del “Dorado Hills Resort” yacía el cuerpo de Alan “Dos Balas” Meléndez y el de su novia, la modelo erótica Valeria Saints. 
Según la información que el funcionario me dio por vía telefónica, pude entender que el motivo del asesinato correspondió supuestamente a un presunto “Hurto”, aunque curiosamente el homicidio fue realizado con cierto estilo “Peculiar” utilizado por entes del crimen organizado, y con lo último que he dicho, refiero a que el funcionario enunció que tanto al boxeador, como a su novia los asesinaron con “Tiros de gracia” en la parte frontal de la cabeza.
Sin perder el tiempo, abordé mi automóvil y me dirigí al distrito de San Victoria, 1 hora con 25 minutos me tomó llegar al distrito vecino, y otros 10 minutos más me tomó desplazarme hasta el lugar de los hechos.
Al llegar, me encontré con una de las escenas más tristes que he presenciado en mi vida, justo a unos metros del elegante y lujoso vestíbulo del hotel, yacían sin vida, los cuerpos de Alan “Dos Balas” Meléndez y el de su novia Valeria Saints.
Mucha gente cree en coincidencias, yo soy uno de esos, pero, la terrible coincidencia mortal que existía entre el apodo del ex campeón y la forma en como fue ejecutado él y su novia, era casi siniestra y muy sospechosa.
Curiosamente a Meléndez se le bautizó con el apodo “Dos Balas”, porque el fallecido campeón Arturo Gatti dijo al verlo pelear que sus manos eran como balas de cañón, lo anterior refiriéndose a su poderosa pegada.
Lo triste de todo el funesto desenlace, es que tanto a Alan como a Valeria, les dispararon una sola vez, justo en medio de la frente, los asesinos solo usaron “Dos Balas” para asesinarlos.
Fue como si detrás del homicidio, existiera un claro y fuerte mensaje.
El cuestionamiento principal de las autoridades de San Victoria y en especial el mío, seguía siendo el mismo.
¿Por qué?


Al principio se me ocurrió pensar que todo el incidente correspondía a un asunto de apuesta clandestinas, para nadie era un secreto que Yasser “Lourd” Lefranc, lavaba dinero y manejaba negocios ilícitos para el crimen organizado, no era difícil creer que Lefranc hubiese tenido interés en eliminar a Meléndez después de la inesperada derrota que sufrió en días anteriores.
Lo primero que hice fue solicitar los documentos referentes al pago de la suite que Meléndez ocupó al interior del “Dorado Hills Resort”, al recibir la información, terminé por encontrarme con que el Ex Campeón del mundo, pagó todas las cuentas con dinero en efectivo, y no solo eso, el registro de ingreso fue hecho por Valeria y no por él.
Muchos empleados de hotel aseguraron que el boxeador se veía feliz junto a su pareja y que cargaba un maletín que cuidaba celosamente, en el que al parecer guardaba grandes cantidades de dólares con los que dio cuantiosas propinas a los miembros del personal del resort.
Tras revisar las cámaras de seguridad de hotel, los funcionarios de la Fiscalía de San Victoria y mi persona, pudimos constatar que efectivamente el boxeador si cargaba consigo un maletín que al parecer contenía una fuerte cantidad de dinero.
Volví a Nueva Paz en la tarde, pero al día siguiente regresé a San Victoria para continuar la investigación.
En los siguientes días, muchos sucesos salieron a luz, entre esos, la información que recibimos de dos testigos del hecho, quienes aseguraron que los hombres que acabaron con la vida de Meléndez y de la señorita Saints, se llevaron un “Maletín” color marrón que al parecer era propiedad del fallecido Ex Campeón del mundo.
Dichas declaraciones, corroboraron lo que el personal del resort nos dijo al principio de la investigación.
El día 23 de Febrero de 2015, solicité una orden judicial para requerir una copia del contrato que suscribió Alan Meléndez con la compañía “Fight Square Bussiness”, esta última perteneciente al promotor de boxeo y empresario Yasser “Lourd” Lefranc.
El juez Carlos Miraglia, emitió la orden desde su juzgado y una vez que la recibí, solicité las copias del contrato del fallecido boxeador.
En el documento, se especificaba que la compañía Fight Square Bussiness pagó la suma de 20.000 dólares a Meléndez por la primera de las tres peleas que el ex campeón del mundo se obligó a efectuar.
Todo parecía estar en orden, aunque, yo no estaba convencido del todo.
Tras revisar el contrato, tuve la idea de emitir una comunicación destinada al banco en el cual se realizó el pago de la bolsa que correspondía a Meléndez.
24 horas le tomó al banco responder a mi solicitud, aunque, cuando obtuve respuesta, quedé asombrado.
Efectivamente, Alan Meléndez recibió un depósito, pero dicho depósito no fue por la suma de 20.000 Dólares, sino por un valor mayor a 480.000 Dólares, lo curioso de la situación es que al momento de su muerte, el dinero había sido sustraído en su totalidad y la cuenta clausurada.
El dinero fue retirado de la cuenta bancaria, a la mañana siguiente de la pelea.
Y yo me preguntaba: ¿Por qué la compañía promotora consignaría un valor diferente al pactado en el contrato?
Después de la muerte del púgil, los medios de comunicación y la prensa escrita de Nueva Paz, desarrollaron múltiples teorías alrededor de su muerte, algunos periodistas aseveraron que el motivo del asesinato correspondía a un asunto pasional.
Otros sostuvieron la teoría de que apostadores descontentos asesinaron al ex campeón.
Finalmente, el entierro se llevó a cabo el día 24 de Febrero de 2015, el acto fúnebre tomó lugar en el Cementerio Anastasia VI, ubicado a las afueras de Nueva Paz.
El cortejo fúnebre contó con la presencia de más de 3000 personas, entre esas, periodistas deportivos, ex compañeros de Meléndez, familiares, aficionados y amigos.
Yo asistí al entierro en compañía de mi esposa, y al terminar la ceremonia aproveché para hablar un par de minutos con la ex esposa del boxeador.
La señora Tamara Jiménez, lucia muy devastada y tras unos minutos de conversación con ella, le pedí el favor de que me recibiera en su hogar para conversar.
La mujer me dijo que podía acercarme al día siguiente y eso hice.
Entre los días 25 y 26 de Febrero de 2015, mantuve conversaciones con la ex esposa del boxeador, Tamara Jiménez me contó un par de cosas que pusieron al interior de mi cabeza como primer sospechoso al promotor de boxeo, Yasser Lefranc.


- ¿Qué le dijo la mujer? Fiscal Cardozo.


- Jiménez, me contó que su ex marido la había llamado después de la pelea y le dijo que tendría que desaparecer un tiempo, pero que le dejaría dinero suficiente para que se encargara de la hija que tenían juntos.
La mujer también me dijo, que aunque le preguntó insistentemente hacia donde iría, Meléndez no se lo dijo, otra cosa que Tamara también me comentó, fue que el día 15 de Febrero en la mañana, Alan fue a su casa muy paranoico y le dejó 2 sobres de papel, cada uno de los sobres contenía 25.000 dólares en efectivo.
Después de entregarle el dinero, Meléndez le dijo que si Yasser Lefranc le preguntaba sobre su paradero, ella tendría que decir que no sabía nada sobre él.




- ¿Solo eso le dijo? Fiscal.




- Si, solo eso me dijo. Marín
Aunque, al escuchar lo que la mujer enunció, supe que Yasser Lefranc fue quien asesinó a su ex marido.
No necesité más datos para armar los sucesos, Lefranc quería lavar dinero y la manera en que lo haría, sería a través de Meléndez, el dinero llegaría a la cuenta de Alan y debía ser devuelto.
480.000 ingresarían y 460.000 debían ser devueltos, Meléndez conservaba sus 20.000 y todo estaba resuelto, el problema fue que Meléndez lo quiso todo y por eso huyó.
Y no me preguntes la razón, porque no la sé.
Tal vez Meléndez tenía deudas muy altas, tal vez él y Valeria Saints tenían una fuerte adicción a la cocaína o simplemente querían apropiarse del dinero, lo que sí puedo decirte es que esa pequeña movida les costó la vida.




- ¿Qué hizo usted con esa información? Fiscal.




- Hubiese podido hacer mucho, Marín.
Eso en el evento de que Tamara Jiménez hubiese tomado la decisión de testificar en contra de Yasser “Lourd”  Lefranc, pero, la mujer no lo hizo.
¿Quién podría culparla? Nadie estaba dispuesto a cargar una cruz tan grande a sus espaldas.
Nadie deseaba tener un enemigo tan poderoso como Lefranc.


- ¿Por qué ha dicho al principio de esta parte del relato que usted cree que esa investigación lo puso en dificultades? Fiscal Cardozo.





- Lo he dicho porque no fui prudente al manejar la información, Agente Marín.





- Explíquese, Fiscal.


Los documentos bancarios que acreditaban los pagos irregulares de la empresa promotora de Lefranc a Meléndez, no eran suficientes para ejercer acciones legales contra el promotor argelino, o mucho menos para acusarlo del homicidio, tampoco para armar un caso sólido contra él y poder acusarlo, para eso necesitaba el testimonio de Tamara Jiménez, ella era la única que podía relacionar a Lefranc con la muerte del púgil, pero la mujer decidió apartarse y no testificar.
Lentamente, vi cómo me quedé sin herramientas para acusar al argelino, y opté por hacer algo que muchos consideraron “Irresponsable” y otros calificaron como “Intrépido”.
El día 27 de Febrero de 2015 cité en mi oficina a varios periodistas y les dije que aunque no podía acusar formalmente a Yasser Lefranc por el asesinato de Alan “Dos Balas” Meléndez, tenía la certeza y seguridad de que era el responsable directo de la muerte del ex campeón mundial y no solo eso, también aporté información a los principales periódicos de la ciudad sobre los pagos irregulares que “Fight Square Bussiness”  efectuó a la cuenta bancaria del fallecido boxeador.



- Ciertamente fue algo muy irresponsable, Fiscal Cardozo.
¿Cómo evolucionó todo el asunto después de sus declaraciones?





- Muy mal, Marín.
Yasser Lefranc me denunció por difamación y el Gobernador Rogelio Quintana me recomendó tomar vacaciones.




- ¿Y las tomó? Fiscal.




- ¿Qué cosa? Marín.




- Las vacaciones. Fiscal Cardozo.
¿Las tomó?




- Si, las tomé. Marín
Estuve fuera casi un mes.
Volví al servicio el 25 de marzo de 2015.




- ¿El día del atentado? Fiscal.




- Si, ese día. Marín
Ese día reingresé al servicio.




- ¿Podría contarme sobre eso? Señor.

….

25 de Marzo de 2015. (Día del Atentado)
6:00 Am.
Desperté muy temprano esa mañana, debía ponerme al día con el trabajo que me esperaba en la oficina, el 1 de Marzo tomé vacaciones y aproveché para celebrar una segunda “Luna de Miel” junto a Raquel.
Desde el día 2 de Marzo hasta el 24 Marzo de 2015,   Raquel y yo estuvimos de viaje en la Capital de Bahamas, Nasáu.
Mientras mi esposa y yo estuvimos fuera, dejamos a nuestro hijo al cuidado de mi madre.
El miércoles 25 de marzo de 2015, fue el día en que volví al servicio.
Raquel y yo, desayunamos juntos en esa mañana y vimos las noticias, para ese entonces, el pequeño Harold aún se encontraba en casa de su abuela, quien hasta ese día tenía el deber de llevarlo hasta la escuela. 
A las 7:10 Am, subí hasta el segundo piso para tomar una ducha y vestirme, y pasadas las 7:30 Am bajé hasta el primer piso y fui al patio para fumar un par de Fiammas.
Siendo las 7:45 Am, me despedí de Raquel y abordé mi automóvil.
Encendí el vehículo, pisé el fierro del acelerador e inicié el recorrido que hacia cada mañana, me desvié por la calle principal de mi residencial, giré  y avancé un par de metros hasta el semáforo de la calle Pastore.
Mientras esperaba el cambio de luces, encendí el estéreo de mi automóvil y sin prestar mucho cuidado di “Play” a una lista de reproducción de esas que Raquel siempre dejaba al interior de mi estéreo.
Avancé varios metros por la calle Pastore y aceleré para cruzar el puente de Lourdes.
Me sorprendió mucho el hecho de que el flujo de tráfico era casi nulo en esa mañana, aunque no pensé que nada malo ocurriría, puesto que esa es una zona con pocas escuelas alrededor y eran casi las 8:00 Am.
Continué cruzando el puente y pasados unos segundos, sentí como si las ruedas de mi automóvil temblaran, seguido del inusual movimiento, escuché un extraño sonido.
El sonido fue similar a cuando una pistola de clavos es disparada sobre una superficie metálica, y lo que sucedió después, creo que ya lo saben.
El automóvil voló por los aires, sentí que mi cráneo rebotó contra el techo del vehículo, también sentí un doloroso y horrible tirón en mi pecho, el cinturón de seguridad oprimió mi abdomen y torso.
Y cuando abrí mis ojos estaba en esta cama de hospital sin saber cuánto tiempo había transcurrido.



- ¿Qué es lo último que recuerda de esa mañana? Fiscal.
Algo que no nos haya dicho, tal vez una rueda averiada, o un olor extraño al interior del automóvil.
¿No recuerda nada más?





- “Be aware of pretty face the one that calls your name, Be aware of the german race they can leave a stain”.





- ¿De qué habla? Fiscal




- Es lo único que recuerdo antes de la explosión, Marín.
Era parte de la canción que escuchaba en el estéreo.




Entretanto el agente Marín conversaba conmigo, su compañero, Marco Antonio Guerra nos interrumpió y dijo:

- The Hives.
Yo observé al agente Guerra y sonriendo, repliqué:

- ¿Qué has dicho? Guerra.





- Lo que usted escuchó en su estéreo, es una canción muy famosa de la banda The Hives.




- Oh, no lo sabía.
Son canciones que escucha Raquel.




- Su esposa tiene un buen gusto musical, Fiscal Cardozo.




- Lo sé, Guerra.


Gabriel Marín, tomó la palabra nuevamente y cruzando sus brazos, exclamó:
- Creo que el motivo por el cual usted está vivo es porque los explosivos fueron puestos sobre la estructura del puente y no al interior de su automóvil.
Si la bomba hubiese sido colocada en su vehículo, usted hubiese fallecido de inmediato, también creo que algo que jugó a su favor fue el peso de la estructura de su automotor.




- Es eso o es solo que tal vez aún no es mi tiempo, Agente Marín.
¿No lo cree?

- Puede ser, Fiscal Cardozo.
Bien, señor.
Creo que es tiempo de que el Agente Guerra y yo nos retiremos, tenemos información suficiente para iniciar las gestiones correspondientes en la investigación.
Remitiremos todo el material a nuestros superiores jerárquicos y lo seguiremos visitando para informarle sobre la evolución del proceso investigativo.
Hoy es viernes, creemos que es justo que descanse en los próximos dos días, así que lo más probable es que nos veamos nuevamente el día lunes.
¿De acuerdo?




- Me parece bien, Agente.
Tengan una buena noch..





Justo antes de terminar la conversación con el Agente Marín, escuché la voz de la enfermera Ana Torres.



- Disculpen que los interrumpa, Caballeros.
Pero, es hora de que se marchen.
Les he permitido más del tiempo posible.
El señor Cardozo debe descansar.





El Agente Gabriel Marín observó a la enfermera Torres y replicó:



- Ya nos vamos, Señorita Torres.
Justo nos estábamos despidiendo del Fiscal Cardozo.
Con su permiso, nos retiramos. Tengan una buena noche.



Segundos después, los Agentes Guerra y Marín dejaron mi habitación, y la enfermera Torres se ofreció a acompañarlos hasta las escaleras y pasados dos o tres minutos, nuevamente estuvo de vuelta.
Aunque, para ser sincero, esa noche la enfermera se notaba muy nerviosa.


Al volver, Ana me sonrió y preguntó:

- ¿Puedo sentarme junto a usted en su cama? Señor.





Sin dudarlo, le respondí afirmativamente y ella se sentó a un lado de mi cama.



- ¿Cómo se siente? Señor Cardozo.





- Me siento un poco mejor, Anita.
Gracias por preguntarlo.
Es tarde, pensé que ya te habías ido.




- Si, son casi las 9:00 Pm.
Pero, no podría irme sin dejarle su cena. Señor
¿Puedo preguntarle algo?




- Claro que sí, Ana.



- ¿Realmente ama usted a su fa…



Antes de que Ana terminara su pregunta, el Agente Guerra volvió a mi habitación.

- FISCAL CAR….


Al escuchar la voz de Guerra, la enfermera Torres se puso pálida y gritó:

- MALDITA SEA… GUERRA
ME ASUSTÓ.
¿QUE QUIERE?


Marco Antonio Guerra levantó sus manos y rápidamente replicó:


- Lo siento, Enfermera.
Volví porque debo preguntarle algo al fiscal Cardozo.


Casi carcajeándome por lo chistoso del momento, contesté:

- ¿Qué necesita? Agente Guerra.


- Discúlpeme, Fiscal.
Es que me ha quedado una duda, usted habló sobre muchas cosas pero jamás dijo quien ganó la final del Torneo de la Liga de Baloncesto.





- ¿En serio has vuelto por eso? Amigo.





- Si, tenía la duda. Fiscal




- Los Búfalos Blancos perdieron la final por más de 20 puntos de diferencia, la perdieron contra los Tiburones Blancos de Mar de Sal.
¿He respondido a tu duda? Guerra.




- Sí, Fiscal.
Pensé que los Búfalos habían ganado, bueno… no siendo más, me retiro.
Nos vemos el lunes, Fiscal.




- Cuídate, Guerra.


Tras recibir respuesta a la pregunta, el Agente Guerra se despidió y se marchó, tiempo después, yo observé a la enfermera torres y le dije:

- ¿Qué era lo que deseabas preguntarme? Ana.

La enfermera bajó la mirada y respondió:

- Lo he olvidado, Señor.
Iré abajo y traeré su cena.
Espéreme.




- Bien, Ana.
Te espero.


Cinco o seis minutos transcurrieron antes de que la enfermera Torres volviera, Ana regreso con lo que sería mi cena esa noche.
Sonriendo nerviosamente, la enfermera colocó el plato y el vaso a un lado de mi cama y dijo: 


- ¿No crees que sería una buena idea bañarte antes de cenar? Damián.




- ¿lo crees? Anita.




- Si, lo creo. Damián
De hecho, yo debería ayudarte.
¿No te parece?



Ana realizó esa última pregunta con una mirada muy sugestiva, para ser exacto era como si me estuviera coqueteando, todo eso sumado al hecho de que me llamó por mi nombre, algo que ella nunca hacía.

Estaba un poco nervioso y confundido al escucharla, tímidamente le contesté:

- No, no te preocupes. Anita.
Puedo bañarme solo.


Nuevamente, Ana me miró de la misma forma, aunque esa vez lo hizo mordiendo su labio inferior y tocando levemente uno de sus pechos, seguido de esas sugestivas acciones, la mujer susurró:


- Sé que puedes bañarte solo, Damián.
Pero, no creo que sea malo un poco de compañía.
¿No te parece?


Había muchos pensamientos en mi mente, ¿Acaso era una insinuación sexual? , no quería pensar lo peor, pues ella sabía que yo era casado.
¿Era una especie de coquetería con fines sexuales?

Finalmente, me decidí a aceptar su propuesta… ¿Qué era lo peor que podía pasar? , yo conocía mis límites y estaba seguro de que no le seria infiel a mi esposa.


- Bueno, Anita.
Dame un espacio para levantarme de la cama y acompáñame al baño.



- Con gusto, Damián.

  …

Tras levantarme de la cama, me desplacé hasta el baño de mi habitación, y entretanto yo ingresaba al pequeño lugar, Ana se acercó a la puerta de entrada de la habitación y la cerró.
Segundos después, la enfermera también ingresó en el baño, abrió la regadera y cerró la puerta.
Una vez dentro, los ojos de Ana empezaron a aguarse, todo empezó a tornarse confuso y en cuanto quise hablarle, ella puso su dedo índice en medio de mi boca.

Rápidamente, la enfermera Torres se aproximó a mí y me abrazó y casi llorando, susurró a mi oído:

- No digas nada, solo escúchame.
No tenemos mucho tiempo.





Yo asentí con mi cabeza y susurré a su oído:


- ¿Qué pasa? Ana.
¿Por qué lloras?




Con lágrimas en sus ojos, Ana volvió a susurrar:


- Perdóname, Damián.
Escucha.
Lo que quería preguntarte era que si amabas realmente a tu familia.
Deseaba preguntártelo porque al cooperar con la OCVN, los has puesto en peligro.
Te hemos mentido, Damián.
En especial yo, no soy quien crees… no me llamo Ana Torres y tampoco soy enfermera.
La OCVN no investiga tu atentado, nosotros investigamos actividad criminal extraordinaria, somos una Organización Extraoficial que investiga a criminales extremadamente peligrosos.
No vinimos por lo que te ocurrió, vinimos por lo que tú sabes sobre John Aldana y sobre Moloch.

Muy impresionado y casi sin palabras, contesté:



- Espera, ¿De qué hablas? Ana.




- Escucha, Damián.
La OCVN persigue a Moloch desde hace varios años, no pudimos llegar a John Aldana porque está en prisión, pero sabemos que tú eres el último que tuvo cercanía a él previo a su encarcelamiento, por eso la OCVN te escondió después del atentado.
Nosotros armamos todo esto sin ayuda de la Fiscalía o el Ministerio Publico, todo ha sido ejecutado como parte de la investigación, pues, creemos que Moloch fue quien intentó asesinarte.
¿Nunca te has preguntado porque les has dicho tantas cosas personales a dos hombres que ni siquiera conoces?
Lo has hecho, porque Alvarado, quien es mi superior y yo te hemos estado sedando todo este tiempo, en cada comida que has consumido, en cada vaso de jugo que has tomado, cada cosa que has comido en este lugar ha estado cargada de sedantes y drogas para flexibilizar tu voluntad y hacer más fácil tu cooperación. Damián 




- No no, Ana.
No hagas estas bromas, no las hagas por favor.
Déjame salir de este baño.
Y ya deja de bromear, con estas cosas no se juega.




- No estoy jugando, Damián.
Escúchame.
Alvarado no es médico, y yo no soy enfermera.
Ambos somos agentes de la OCVN, al igual que los guardias que custodiaban tu habitación al principio de tu ingreso y de la misma manera que Marín y Guerra también lo son.
Todo es una mentira, Damián.
Ni siquiera estas en un hospital real, esto es una bodega que la OCVN ha usado para hacer creer a tu familia y a ti que estas en recuperación.
Mi verdadero nombre es Amanda Simonet Berasteguí, y ni siquiera soy católica, este prendedor que ves en el uniforme solo fue una coincidencia al momento en que lo entregaron, tampoco tengo un hijo y mi madre murió hace 10 años, solo mi padre está vivo.
- En serio, Ana.
Ya ha sido suficiente, no es divertido.
Maldita sea




- Silencio.
Créeme, Damián.
Estas en peligro.
Si no me crees, te haré tres preguntas.
¿Por qué crees que después de cada comida o tomar las píldoras que te daba sentías náuseas y dolores de cabeza?
¿Si este es un hospital tan grande como se supone, cómo es que nunca viste a más nadie que no fuera Alvarado, Marín, Guerra o yo?
Y por último...
No se te hace extraño que Marín base toda su investigación en tus últimos seis meses de servicio, los mismos meses en los cuales arrestaste a John Aldana y te enteraste sobre la existencia de Moloch?
Piénsalo, Damián.
Te digo todo esto, porque siento que no mereces todo lo que hemos hecho, eres un gran ser humano y realmente no te mereces esto, debes escapar de aquí antes de que sea demasiado tarde y tu salud se deteriore.
Entonces ¿Me crees?


Al escuchar lo que la “Enfermera” me dijo, mi piel se erizó y experimenté una horrible sensación de vacío en el estómago.
Mi mandíbula empezó a temblar y mis ojos empezaron a aguarse.
En ese momento entendí que “Ana”, “Amanda”, como quiera que se llamase esa mujer, no mentía, la OCVN me estuvo usando para llegar a un criminal del cual yo solo conocía el Alias, y que según lo que la “Enfermera” aseveraba era el verdadero culpable de mis desgracias.
Aunque, jamás he sido un cobarde y en ese momento, justo allí casi abrazado con una de las personas que más daño me hizo, fue donde recapacité y entendí que debía salir de ese lugar, por esa razón, puse mi cabeza en orden y susurré al oído de la enfermera:

- ¿Cómo salgo de este lugar? Ana.

La enfermera me observó fijamente a los ojos y sin perder tiempo, contestó:

- Debes subir hasta el tercer piso, Damián.
Pero, primero debes apagar la luz de la habitación, pues el monitor que se encuentra dentro de la habitación tiene una cámara de video integrada.




- Pero... ¿Acaso no está ubicado un Pabellón de cirugía en el tercer piso? Ana.




- Es mentira, Damián.
No hay nada de eso.
Escúchame.
Hoy no puedes salir, hay 4 hombres que custodian el lugar, hacen rondas cada 30 minutos, para salir debes hacerlo por la parte trasera, tienes que subir hasta el tercer piso y dirigirte hasta una ventana al final del pasillo, esa ventana tiene una escalera metálica empotrada que da hasta este piso y de allí tendrás que saltar hasta una placa en concreto que está ubicada en el primer piso, después debes caminar por una cornisa en dirección a un jardín que conecta esta bodega con la carretera y estarás fuera.
Los hombres que custodian el lugar toman un descanso diariamente a las 9:30 pm, en ese momento debes irte, yo puedo ayudarte a escapar el día domingo.
¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde que ingresaste a este lugar?




- No, no lo sé. Ana.. Amanda, como te llames.




- Casi 3 semanas. Damián.
Ingresaste el 25 de marzo de 2015 y la fecha de hoy es 10 de abril.




- No lo sabía.
¿Pasó tanto tiempo?
¿Entonces? ¿Me ayudarás a salir de aquí el domingo?

La mujer asintió con su cabeza y dijo:



- Nunca subestimes el poder de los fármacos hipnotizantes.
Y Si, te ayudaré. Damián.
Pero al irte, debes poner a salvo a tu familia.
¿Prometido?




- Si, Enfermera.
Creo que ya debemos salir de este baño.
Suéltame, por favor.
Y te pido que por favor te marches y me dejes solo.




- Entiendo, Damián.
Quiero pedirte que me perdones.
Y antes de irme quiero decirte que tú cena de esta noche está limpia.




- Largarte, Ana.


La conversación terminó y la enfermera Torres salió del baño y dejó la habitación, en cuanto a mí, aproveché para tomar una ducha y mientras lo hacía, no dejaba de pensar en lo que la mujer me dijo contados instantes atrás.
Tanta información y pensamientos al interior de mi cabeza, me hicieron colapsar y terminé llorando al interior de la ducha.
¿Cómo pudieron usarme de esa manera?
Jugaron con mi vida, salud y con la seguridad de mi familia.  Dentro de mi mente solo había una pregunta
¿Por qué me hicieron todo eso?

Al salir de la ducha, me vestí, apagué las luces y me acosté sin cenar en la fría cama de mi habitación.
Por más que lo deseé, no pude apartar el miedo, la ira e impotencia que me causó saber que la OCVN estuvo jugando conmigo y me tuvo cautivo con mentiras.
El viernes terminó y el día sábado transcurrió muy lentamente, durante la mañana y tarde de ese día, entendí muchas cosas.
Por ejemplo, el hecho de que decidieran alejarme de mi familia, o la decisión de Alvarado de no permitirme salir del recinto para caminar a las afueras del “Hospital”, comprendí que ese hijo de puta no quería que yo saliera porque sabía que me daría cuenta de que ese lugar no era un recinto médico.
Finalmente, el sábado terminó y el domingo 12 de abril  llegó.















12 de Abril de 2015
El domingo 12 de abril de 2015, sería el día en que con la ayuda de Ana, yo escaparía del “Hospital”.
Aquella mañana fue una muy lluviosa, a través de la pequeña ventana de mi habitación podía observar las pequeñas gotas de agua lluvia que descendían desde un muy oscuro cielo.
A las 9:00 Am, la enfermera “Ana Torres”, trajo mi desayuno hasta mi habitación y con un gesto en sus ojos, me dio a entender que la comida estaba “Limpia”, después de desayunar, decidí dormir nuevamente hasta las 5:00 pm.
Pasadas las 5:00 Pm, me levanté de mi cama y tomé una ducha, al salir del baño, la enfermera Torres me sorprendió con una tardía ración de almuerzo.
Tuve que comerla para no despertar sospechas, el tiempo siguió transcurriendo y a las 8:00 Pm, yo veía todo más cerca.

A las 9:10 Pm, la enfermera ingresó a mi habitación y justo frente a mi cama, dijo:

- En 20 minutos me iré, señor Cardozo.
Traeré su cena y lo ayudaré a bañarse.
¿Le parece?



Sonriendo nerviosamente, contesté:


- Está bien, Ana.



La enfermera bajó hasta el primer piso y subió con mi cena, yo la comí y luego me desplacé hasta el baño para “Ducharme” nuevamente, Ana me acompañó y una vez dentro me susurró al oído:


- En 10 minutos, apagarás la luz y harás lo que hemos acordado.
Recuerda, subes hasta el tercer piso, vas a la ventana del final de pasillo, desciendes por la escalera hasta el techo de concreto del primer piso, te diriges a la cornisa y una vez abajo caminas por el jardín y sales.
Yo dejaré abierta la puerta de tu habitación.
¿Entendido? Damián.
Yo asentí con mi cabeza y la enfermera me dio un beso en la mejilla.



- Perdóname, Damián.
Cuídate mucho.




Creo que nunca me acostumbraría a llamarle por su verdadero nombre “Amanda”, finalmente, la enfermera salió del baño y de la habitación.
Todo estaba listo, solo era cuestión de salir de baño, secarme, vestirme, esperar un par de minutos, apagar las luces y ejecutar el plan.
Lo que nunca esperé, fue lo que sucedió esa noche.

Mientras me encontraba al interior del baño, sentí que Ana dejó la habitación, aunque segundos después… escuché varios gritos, simultáneo a los gritos escuché unos horribles estruendos.
En ese momento, una escalofriante sensación se adueñó de mi cuerpo solo para decirme que algo no estaba bien, los estruendosos sonidos se hacían más notorios segundo tras segundo.
Salí del baño, tome mis prendas de vestir y me las puse.
Los sonidos seguían haciendo eco en el lugar y al acercarme a la puerta de mi habitación, terminé por darme cuenta de que dichos sonidos, eran exactamente iguales al de los fogonazos de las armas disparando balas.
Tras asomar mi cabeza por la puerta de la habitación, vi algo terrible.
La enfermera Torres estaba tendida en el suelo y a unos metros de ella estaba un hombre desconocido en la misma situación.
Al ver la confusa escena, sentí miedo, no sabía que estaba sucediendo…
Dejé la habitación y me acerqué a Ana, quien se encontraba tumbada en el suelo, con dos heridas de bala en el torso, la enfermera respiraba con dificultad y en su mano derecha sostenía un revolver Smith and Wesson calibre 38.

Ana estaba muriendo y yo no sabía qué hacer, en ese momento, la sostuve por la parte trasera del cuello y le pregunté:


- ¿Qué ha pasado? Ana.
¿Qué sucede?


Con los dientes ensangrentados y la mandíbula sobresaltando, la enfermera respondió: 


- Me disparó, pero…
Pero… lo… lo. l.. lo maté.
Debes irte ahora, Damián



Ana perdía mucha sangre, pero, yo no podía hacer nada…
Mi mente estaba nublada, sin perder tiempo, tomé el arma que Ana sostenía en su mano y me levanté, y tras observar el lugar, vi la escalera de ascenso al final del pasillo y corrí hacia ella.
Entretanto cruzaba el pasillo del piso, sentí un disparo que cruzó cerca de mí, y al girar mi cabeza vi a un hombre enmascarado que disparaba un arma Remington 870.
Con mucho miedo, hice caso omiso al disparo y subí las escaleras,  al llegar al tercer piso, pude darme cuenta de que Ana estaba en lo cierto.
EL SUPUESTO PABELLÓN DE CIRUGIA NO EXISTIA.
En el tercer piso solo había cajas vacías y un sin número de altavoces conectados a un tomacorriente industrial, una vez arriba, me escondí detrás de una puerta y estando allí, escuché los pasos del hombre que me perseguía.
En cuestión de segundos, el sujeto ascendió al lugar y desde la penumbra salí y le disparé en tres ocasiones, el hombre cayó al suelo y yo me dirigí hasta la ventana que Ana me  señaló.
Mientras salí por la ventana, la fría brisa de la noche y la distancia entre el tercer y primer piso, me jugaron una mala pasada.
Sentía miedo y vértigo, al ver la escalerilla metálica que Ana dijo, la sujeté y puse mis pies sobre la estructura.
Bajé hasta un sólido techo de cemento ubicado en el primer piso y caminé por una estrecha cornisa que conectaba techo del piso primero con un gran árbol, estaba asustado pero intentaba no hacer ruido.
Mi libertad estaba a menos de 4 metros de distancia, seguí caminando a través de la cornisa metálica y justo antes de llegar al árbol por el cual se suponía que descendería, escuché un estruendo y sentí un dolor horrible en mi pierna derecha.
Una bala me alcanzó y lastimosamente perdí el equilibrio y caí al suelo. Un sujeto me disparó y me derribó.
Al caer, mi cabeza rebotó con el asfalto del suelo y perdí el conocimiento por un instante, mi rostro estaba ensangrentado por el fuerte golpe que recibí al impactar el concreto del asfalto, y en cuanto a mi pierna, esta empezó destilar mucha sangre.

Lo más terrorífico fue que a cuatro o cinco metros de distancia, escuché risas y una extraña voz que dijo:

• LE DI, MUCHACHOS.
TUMBÉ AL PUERCO…
VENGAN.



Tendido en el suelo, intenté arrastrarme hasta la salida, pero los sujetos que me dispararon, me alcanzaron, me tomaron por los brazos y me pusieron de rodillas.



Aquellos hombres no dejaron que viera sus rostros, uno de los sujetos puso una pistola en mi nuca y dijo:

• DE SEGURO NO SABES NI QUE PASA, MALDITO MARICA.
NUNCA HAS SABIDO NADA EN TU JODIDA VIDA.
¿CREISTE QUE NO TE ENCONTRARIAMOS?
TE METISTE CON LA GENTE EQUIVOCADA, CARDOZO.
PODIAS IRTE DEL PAIS Y SALVARTE, PERO NO… TU TENIAS QUE SEGUIR ABRIENDO LA MALDITA BOCA, INCLUSO, DESPUES DE MUERTO.
NOS GUSTARIA LLEVARTE VIVO PARA QUE NOS DIERAN MAS DINERO, PERO… EL DIA DEL CAMIÓN, TU Y ESE MALDITO POLICIA MATARON AL HERMANO DE ROBERT.
POR ESO, ÉL TE MATARÁ, TE LLEVAREMOS MUERTO.
QUE IRONIA… GONZAGA OFRECE 80.000 DOLARES POR ESTE MALNACIDO VIVO Y 50.000 MUERTO, CARAJO… ME DOLERÁ NO RECIBIR ESOS 30.000 ADICIONALES.
BIEN, BASTA DE MIERDA… ESPERO QUE PUEDAS FORNICAR A LA PERRA DE MUJER EN EL INFIERNO.
ROBERT, ES TODO TUYO.
DESPIDETE, MALNACIDO.


Ese era mi fin, o al menos eso parecía…
El final de mi vida era inminente, mi hijo quedaría huérfano a la corta edad de 8 años, y ni hablar de Raquel… todo lo que un día vaticinó, estaba a punto de cumplirse.
Aquel hombre gritaba a mi oído la frase “Despídete, Malnacido”, y el estruendo de un disparo se hizo notorio, seguido de dos o tres disparo más. Pero, todo se redujo a una sola cosa…  Yo seguía vivo
Al escuchar los ensordecedores estruendos, cerré mis ojos y al cabo de unos segundos, sentí un silencio sepulcral.
Contados segundos después, giré mi cabeza y terminé por darme cuenta que estaba allí solo, rodeado por 4 cadáveres.
Los sujetos que me asesinarían, fueron asesinados, pero… ¿Por quién?
Con la respiración muy densa, tomé un tiempo para observar detenidamente la zona, y vi algo impresionante.
A unos metros, estaba un sujeto vestido con una túnica color blanco y una gran mascara de cabra de color negro y con ojos rojos como la sangre.
El extraño hombre sostenía en su mano derecha un arma Sig Sauer 9 Milímetros, al verlo quedé asombrado y en cuestión de segundos, el sujeto se acercó a mí y me habló, lo anterior extendiendo su mano izquierda.


- Levántese. 
Debemos irnos.




Al levantarme del suelo, observé al sujeto y repliqué:


- No puedo irme...
La enfermera…




El hombre respondió:


- Ya está muerta.
He llamado al número de asistencia médica.
Usted no puede hacer nada por ella.
Vámonos.


El enmascarado me ayudó a levantarme y nos dirigimos hasta la salida del “Hospital”, a las afueras del lugar estaba aparcado un vehículo Century serie 2 color negro, ambos abordamos el automóvil y el hombre se quitó la máscara y aceleró.
Puedo asegurar que el sujeto no tenía más 27 o 28 años, lucia muy joven.




- ¿En qué parte de la ciudad está ubicada su casa? – Preguntó el hombre.



Al escuchar su pregunta, respondí:

- Es en el Movado, en la tercera.
¿Sabe dónde es?





- Si, sé dónde es.




10 minutos nos tomó llegar a mi residencial, no hubo mucha conversación mientras íbamos en el vehículo, una cuadra antes de mi casa, el hombre detuvo el automóvil y dijo:

- Sé que el Movado no es muy grande, serán pocos metros a pie.
Le deseo suerte, Fiscal.


Al bajar del automóvil, empecé a sentir un dolor terrible en mi pierna y apoyándome en la puerta del vehículo, contesté:

- ¿Por qué me has salvado?
Ni siquiera te conozco.
¿Quién demonios eres?
Aquel hombre, respondió:

- TODO A SU TIEMPO, FISCAL.
PUEDE LLAMARME “WILL”.
SUERTE.
...

Después de que el hombre se fue, yo emprendí el camino hacia mi casa, me desplacé lentamente y con mucho dolor.
Avancé un par de metros y finalmente llegué a la calle en la cual está ubicada mi casa, aunque para ese momento, la poca felicidad que suponía el ver a mi familia, terminó por convertirse en un extraño y horrible designio.
La puerta de la entrada de mi casa parecía estar abierta…
Por esa razón, aceleré la velocidad de mis pasos y al llegar a mi hogar, noté que la puerta de la entrada había sido forzada, sin perder tiempo ingresé al interior del inmueble y al fondo, en el estéreo sonaba una vieja canción de Robert Palmer.
Di un par de pasos a través de la sala y vi el suelo impregnado con lo que parecía ser sangre, me desplacé hasta la cocina y en ese momento mi corazón dejó de latir.

Raquel estaba tendida en el suelo de la cocina, se encontraba agonizando y de su boca salía mucha sangre.
Mis manos temblaban de la impresión y sentía helado todo el cuerpo, rápidamente me acerqué a ella e intenté levantarla, pero, ella respondió con mucho esfuerzo y lágrimas en sus ojos.

- NO… DAMI
NO ME MUEVAS.






Llorando y muy nervioso, toqué su cara y dije con desesperación:


- NO NO NO, POR DIOS,  RAQUE.
ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO.
¿QUÉ HA SUCEDIDO? MI AMOR.
¿QUIÉN TE HA HECHO ESTO?
POR FAVOR, NO TE MUERAS... RESISTE, RAQUEL.




Mi esposa estaba muriendo allí frente a mis ojos, Raquel presionaba su ensangrentado abdomen con sus manos, con mucho esfuerzo habló y me dijo:

- Dos … ho..
Dos hombres...
Escuchaba música y cocinaba, dos hombres entraron y me dispararon y también le dispararon a Brunson.
El n.. Ni… el niño está arriba.
Creo que está vivo.


Tras escucharla, me levanté con mucho desespero y miedo y fui hasta el comedor, tomé el teléfono y marqué a la línea de ayuda inmediata para pedir una ambulancia, después de realizar la llamada, quité el cubre mesa y lo llevé de vuelta a la cocina, lo puse en el abdomen de Raquel e hice fuerte presión sobre sus heridas.
Los hombres que le dispararon, le asestaron 3 disparos.
Intenté mantenerla tranquila, pero no fue suficiente, con cada minuto que pasaba, ella perdía grandes cantidades de sangre.



Finalmente, Raquel me abrazó, y con el rostro pálido y haciendo un gran esfuerzo para hablar, me susurró al oído:

- No te sientas mal por esto, Dami.
No ha sido tu c… cul..  Culpa
Recuerda siempre que te amo y que fuiste el único hombre que amé, te amé desde que era una adolescente.
Cuida mucho al niño.
Nos veremos en la próxima vida, mi amor. 

  …

Así fue como perdí a la única mujer que amé, a mi compañera, a la madre de mi hijo, a mi esposa…
No la perdí, me la quitaron.
Y a pesar de todo lo que ocurrió, no puedo evitar sentirme culpable por su muerte, porque a mi modo de ver el único responsable, fui yo y mi maldita ambición. 
Raquel falleció el 12 de Abril de 2015, a las 10:05 Pm.
Después de su deceso, subí al segundo piso de mi casa y encontré a Harold llorando al interior del guardarropa de su madre, no me atreví a decirle lo que había pasado, solo lo abracé y le mentí diciéndole que “Todo estaría bien”.
Una ambulancia llegó 15 minutos después de mi llamada y trasladaron a Raquel y Brunson hasta un centro de servicios médicos, pero solo Brunson sobrevivió.
En esa noche mi vida dio un giro de 180 grados, y puedo decir que nada jamás volvió a ser igual para mí, esa noche perdí lo único que realmente me importaba en el mundo.

El Fiscal -  Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora