Capítulo 38. Busan Seúl

132 23 13
                                    

ღ𝐒𝐞𝐫𝐞𝐧𝐚ღ.

Mi mamá es estricta, demasiado, y le aumento lo estricto con papá... aunque en realidad mi mamá ha tenido que soltarme un poco más a mis dieciocho, bueno en realidad a los diecisiete un poco, pero ojo, mucho ojo:

Cuando me refiero que mi padres son estrictos es por que no quieren que cometa los mismos errores que ellos ¿típico no? Alcohol, drogas, sexo o embarazos no deseados a como son vistos en la actualidad, aunque perdí amistades gracias al Bullying créanme que prefiero estar más en casa que convivir con una persona de manera física, pero Absolem se ha vuelto como mi amigo novio, suena raro y loco.

La verdad es que, no entiendo por que empezó a soltarme ahora que Absolem y yo hemos tenido más cercanía, a veces siento que piensa que es bueno que por fin haya hecho amigos o quizás un novio que no llega a la declaración, en fin.

Como dicen ellos la etapa en la que debería ser madura para comenzar a salir a fiestas a equis evento o novioa es a los veinte o veintitrés años de edad.

—¿Entonces? —cuestionó Absolem al sujetarme de la mano, estamos dentro de su coche —. ¿Estamos bien? La verdad es que me pondré las pilas, lo prometo.

Hay algo mal con él, lo hay y puedo sentirlo.

—Estamos bien —respondí con una sonrisa, me dispuse a salir de su vehículo cuando me dio una apretón suave.

—Mi peculiar, quédate conmigo hasta el final ¿Sí?—sonrió discreto, se escucha con la voz apagada, sus ojos están llorosos.

Antes de salir me doy una vueltecilla estando aún en el asiento del copiloto, extiendo mis brazos y lo abrazó. 

—Prometo quedarme —dije dando leves caricias en su espalda.

No soy fan de dar abrazos a personas que no son mis familiares, pero, cuando tengo confianza en alguien y veo que está mal le regalo un abrazo, por que sé que esa persona lo necesita, necesita el consuelo.

Como mi padre me llama desde pequeña es que soy tan susceptible en ese aspecto. Hice básicamente lo mismo que ahora con Absolem que con mi papá cuando la mamá de mi mamá falleció de cáncer, y me sigue doliendo.

—¿Todo bien? —le preguntó aún sin soltarlo de esté abrazo.

—Sí —respondió con la voz entre cortada —. Solo que... quédate un rato más así.

Obedecí. 

Soy difícil lo sé, sé que Absolem en cualquier momento se va aburrir de mí por no ser una chica fácil que se deja llevar rápido, pero en realidad, lo hago por que no quiero ser tan abierta abruptamente, no quiero salir lastimada como siempre o quizás no quiero que no pueda entender que aún no estoy lista para cierto tipo de cosas.

Pase lo que pase siempre saldré dañada, y estoy acostumbrada a ello, tanto que a veces me parece tan insólito tener el mismo cuento repetido.

¿Y qué si quiero algo con Absolem?

Sí, si quiero. Pero a su tiempo, ya me tarde lo sé.

—Hueles delicioso —me susurró.

—¿A qué? —pregunté teniendo mi barbilla recargada en su espalda, casi hombro.

—A vainilla —respondió.

Sonreí sin decir algo más. 

Me separé de él.

Estando sentada todavía entré  que la oscuridad inundaba el coche, solo pude distinguir una pequeña lágrima caer de su rostro. Acerqué mi mano y la limpié.

Mi Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora