Capítulo 41. Lúcido

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ღ𝐒𝐞𝐫𝐞𝐧𝐚ღ

Recargué mi cabeza en la ventanilla.

A veces pienso que la vida tiende a ponerte límites en las cosas buenas e incluso la misma vida aparenta ser lo que en realidad no es.

Mi papá está mañana decidió llevarme a la universidad, aunque el simple hecho de mirar las calles adornadas de luces navideñas o la casi agua nieve cayendo en Japón, fue algo inevitable der observar. Empiezo a creer que mi espíritu navideño está muriendo, el mimo gusto que tenía por la navidad desaparece y es que creo que las épocas van cambiando a una perspectiva rara e inaudita.

-¡Vaya! Todavía recuerdo cuando traje a tu madre al baile de invierno, creo que en ese entonces era otoño, es que las cosas han cambiado tanto desde la última vez -. Pronunció con cautela -. Sabes, tu madre también fue una cosa difícil de conquistar, pero el baile funcionó para volverla a reconquistar y la realidad basta con que el luchar por una persona solo porque la quieres, todo se puede. Conquistar a una Down es una tarea complicada -sonrió.

Correspondí su sonrisa.

Mis padres a veces fingen ser el estereotipo de pareja perfecta, pero, en realidad solo son una pareja imperfecta que a mí me gusta admirar, me refiero en el sentido de que a pesar de cada pelea siguen luchando por estar juntos.

-Ya casi es navidad y últimamente te has distanciado ¿Qué sucede? -indagó.

-Todo bien -sonreí exageradamente mientras ponía mis pulgares arriba.

-Si necesitas algo llámame.

Asentí levemente.

-Am, espera -mencionó cuando me vio tomar la manija -. Antes de que te retires, quiero darte esto, tu abuela me encargó que te lo hiciera llegar -me extendió un sobre delgado y largo de color amarillo, lo miré a los ojos -. Sé que te has de estar preguntando qué es. Bien mira, me dijo que lo usarás para cosas de la universidad o para obsequiarte tú misma lo que quieras, digamos que es un regalo de navidad por adelantado -dijo.

-Gracias... -sonreí.

-Ve con cuidado, y avísame si saldrás.

-Sip.

Al salir del auto pude sentir una enorme punzada en la boca del estómago y una gran ola de viento de otoño finalista golpearme.

Agité mi mano en son de adiós para despedirme. La verdad es que todo está pareciendo ser un sueño.

El nudo en la garganta me invadió, tuve que tragarme mi llanto. Simplemente es estrés, me siento ofuscada por la última temporada de exámenes y no solo eso, el tío de mi Absolem no ha parado de contactarme por via correos.

🍂

Estando en clases la falta de aire fue terrible, tenía tremendas ganas de llorar, pero solo disimule con ver mi libro. Ayato en el viaje de Songpa Naru se dedicó adornarlo, y no me dejó mirar lo que hacía, eso fue en la mañana del mismo sábado.

Recargué mi rostro en mi mano y miré a la profesora, quien parecía estar contenta por contarnos su vida privada y no por darnos clase.

- Recuerdo la ves que tuve que hacer un prorrateo de un cliente... -dijo ella.

Mi teléfono se encendió mostrando un mensaje de un número desconocido.

Desconocida: Te veo abajo de las gradas...

Fruncí el ceño, apagué el móvil y no le tomé importancia.

- Perdón que la interrumpa, puedo ir al sanitario -anuncié con la mano levantada.

Mi Chico MillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora