1 de Marzo

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Aún recuerdo el día en que me dijeron que era terminal. Que te estabas muriendo. Que el contador ya había comenzado su cuenta atrás.

Yo no entendía nada. "Es un cortar y coser y listo", eso me decías y yo te creí. Fue una vil mentira aunque por ese tiempo, tú aún no lo sabías. O sí lo sabías y querías quitarle hierro al asunto.

Porque tú eras así, siempre preocupado por los demás pero nunca dejabas que los demás se preocuparan por ti. Qué bueno eras. No es un cumplido, es la pura verdad. Bueno de los de verdad, de los que ya escasean.

Siento rabia, mucha rabia mezclada con pena. Yo estaba dispuesta a librar batalla junto a ti el tiempo que hiciera falta, pero el cáncer ya tenía la guerra ganada de antemano. Fue una herida mortal desde el principio.

Es la primera vez que veo tan de cerca esta maldita enfermedad y siento que ha arrasado conmigo. Si la muerte de un amigo me afecta tanto, no puedo ni imaginarme cómo debe de estar tu familia. Maldita, maldita enfermedad.

Siempre me dijiste que tengo un don para la palabra escrita pero ahora no consigo expresar todo lo que siento en mi interior. Las lágrimas emborronan las letras. No puedo, hoy no puedo. Y no sé si algún día podré.

Capitán de la eterna sonrisa... hasta siempre.

Melancolía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora