Siete meses. Cómo pasa el tiempo. Cómo madura la melancolía con cada día que pasa. De la tristeza incontrolable a la morriña bondadosa. Porque sí. Es bondad que la mente te recuerde a cada inesperado momento, pero que el corazón no se congoja de dolor, si no de alegría. Cuando te recuerdo con más sonrisas que lágrimas, sé que lo estoy consiguiendo y tú lo sabes.
Pero hay pequeños detalles que son imposibles de olvidar y hacen que te vuelva a ver en cada stock, en cada "zaragozano". ¿Recuerdas cuando comprabas caramelos y los compartías con nosotros? ¿Recuerdas cuando comprabas de propio los de capuccino por qué eran mis favoritos?
"—Pero si éstos a ti no te gustan.
—Pero le gustan a mi capitana."
Yo sí lo recuerdo. Y jamás lo olvidaré.
Hay canciones que nos hacen rememorar momentos de nuestra vida, aromas que nos devuelven a la infancia, personas que forman parte de nuestra vida de manera tan constante y firme, como un faro que alumbra las aguas bravas.
Ese detalle de los caramelos, ese gesto tan mundano y, a la vez, tan glorioso, siempre me recordará a ti. Y de nuevo se me escapan las lágrimas. Pero no te preocupes, es mi pequeña licencia y es solo hoy. Y sé que muchos me acompañarán con el pensamiento. Mañana te recordaremos con una sonrisa.
Porque de eso se trata la vida, para eso estamos aquí. Para dejar huella. Que no cicatriz. Y tú has dejado marca, Pablete. Una marca tan jodidamente profunda que es inherente en el corazón de cada persona que tuvimos la suerte de que iluminarás nuestro camino.
Qué marca, pero que gran marca...
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Melancolía ©
Non-FictionCartas póstumas a la memoria de un amigo muy querido. Cada persona lleva el duelo a su manera.