Un año sin ti. Se dice pronto, se dice rápido. Nunca tan pocas palabras han dicho tanto. Doce meses llenos de recuerdos, de sonrisas y lágrimas. Todo lo que intento contarte se queda corto, las palabras nunca son suficientes y para alguien que sueña en letras, es algo frustrante. Mas luego recuerdo que las grandes cosas de la vida no necesitan ser explicadas, si no vividas. Sentidas.
Los humanos somos racionales – o irracionales- pero sobre todo, emocionales. Tenemos el privilegio del gran don de la palabra y nos creemos reyes del mundo por ello. No somos conscientes de que el verdadero poder reside en un par de cafés, o en unas cuentas cervezas frías en una terraza con amigos.
El verdadero poder reside en los actos. Nos sobran las palabras y nos falta vida, Pablete. Joder, sí nos falta vida.
Siempre te decía que yo soy de letras, que odio los números. Ni te imaginas cuanto odio este doce que representa tu ausencia. Porque han sido más los meses en que te he extrañado –y te seguiré extrañando- que los meses que tuvimos el honor de que nos regalases tu presencia.
Pero he aprendido que la vida no se mide por cantidad, si no por calidad. Y ni te imaginas la marca que dejaste, compañero. Tendrían que inventar una palabra solo para ti, ninguna te hace justicia y lo sabes.
Sé que hoy no es primero de mes pero necesitaba unos días para asimilar que este va a ser mi adiós definitivo. Que aquí concluye mi pequeño homenaje. Cada persona lleva el duelo y el trascurso del tiempo a su manera. Nunca serás olvidado pero hoy te dejo marchar en paz y sin lágrimas.
Esta vida no puede ser la única que exista. Maldita sea, que esta no puede ser la única en la que podamos disfrutar de tu compañía. Así que te prometo que nos vemos en la siguiente, todos juntos nos volveremos a encontrar. Tú pon la música, que las cervezas corren por mi cuenta.
Hasta siempre, amigo.
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Melancolía ©
Non-FictionCartas póstumas a la memoria de un amigo muy querido. Cada persona lleva el duelo a su manera.