1 de Noviembre

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Ocho meses. El tiempo pasa como las hojas del calendario, sin prisa pero sin pausa. Constante, firme y sin frenos. Pasa sin prisa con la seguridad que le da saber que es eterno. Así como tu recuerdo, Pablete.

Hoy es tu santo. Tu santo y el de todos los que ya no están con nosotros. Los que siempre formarán parte de nuestros corazones pero no de nuestras vidas. Porque así es la vida. Unos se van, otros seguimos y otros llegarán. Un ciclo eterno, aunque a veces injusto.

No hay mes, ni semana ni día que no te recuerde. Ya sea por una anécdota, un comentario, una persona, un chiste o un apodo. Porque es verdad lo que dicen, a quien nunca se olvida nunca muere del todo.

Pero hoy es un día triste, quizás más que otros y aunque no es de ley qué solo se os honre una vez al año, los 364 días restantes jamás pasan en balde. No superamos las pérdidas, tan solo aprendemos a convivir con ellas como unas compañeras de viaje no deseadas y que de las cuales, no podemos deshacernos.

Ley de vida, lo llaman. Injusticia lo proclamo yo.

Abuelos, abuelas, parientes, amigos de la infancia... hay tantas y tantas estrellas en el cielo, quizá demasiadas y he ahí la injusticia antes mencionada. Pero hoy va por ti, Pablete. Siempre va por ti.

Sobra una estrella en el cielo y falta un plato en la mesa. Esa jodida morriña que te acongoja el corazón y te hace desear devolver el tiempo. Pero éste es eterno y no tiene prisa, porque transcurre, y transcurre, y transcurre...

Melancolía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora