Once meses. Es irreal cómo el trascurso del tiempo no se detiene. Cómo se pasan las horas, los días, las semanas y los meses sin que seamos conscientes de todo lo que perdemos en cada segundo vivido.
Lo paralizante y aterrador que puede llegar a convertirse la rutina al darte cuenta que extrañar a alguien se ha convertido en una constante en tu vida. El tiempo, la vida no espera por nadie. Es un camino de sentido único en el que no podemos dar marcha atrás y desandar lo andado.
Ni siquiera el duelo se salva de esta ley de la naturaleza. Seguimos viviendo, seguimos avanzando y cuando nos queremos dar cuenta, ya ha pasado casi un año desde que te fuiste.
El mes pasado fue mi cumpleaños y recordé que ésa fue la última vez que estuvimos todos juntos por un motivo alegre. Once jodidos meses, Pablete. Sigue habiendo lágrimas mas sonrío al recordarte.
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Melancolía ©
Phi Hư CấuCartas póstumas a la memoria de un amigo muy querido. Cada persona lleva el duelo a su manera.