WHY RU- (Mii2)

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—¿Que hizo qué? —le preguntó HwaHwa a Zon a la mañana siguiente en la pequeña oficina de Erran Unlimi.

El despacho sólo tenía espacio para dos escritorios, un ordenador, dos archivadores, tres sillas y media docena de helechos, la pasión de HwaHwa. La única ventana daba al oeste y el sol entraba de lleno por ella, lo que era una bendición en invierno y una maldición en verano.

—Que echó a patadas a los de la limpieza —repitió Zon.

—No, me refiero a antes de eso. Juraría que me has dicho que Karn SaiFah te besó.

—Así es. — admitió Zon tratando de actuar normal.

—muy cerdo. —Escupió HwaHwa indignada.

HwaHwa y Zon eran amigos desde los seis años; de pequeños, vivían puerta con puerta. Había sido idea de HwaHwa que Zon se asociara con ella en esa aventura empresarial. Las dos habían invertido el mismo capital y su trabajo empezaba a dar beneficios ese año por primera vez.

—¿Cómo se ha atrevido a aprovecharse de ti de esa manera? — cuestionó aún más molesta apretando los puños.

—HwaHwa, SaiFah tiene una pierna rota, no estaba en situación de aprovecharse de nadie. —respondió Zon, la culpa no era enteramente de SaiFah y sería injusto que HwaHwa solo lo condenase a él.

—Oh. Eso significa que te ha gustado. —hablo HwaHwa de apoco comprendiendo la situación—. Dios mío, Zon, ¿sabes lo que eso significa?

—¿Que tengo problemas? —pregunto con una tierna sonrisa tímida.

—Es el primer hombre, desde tu divorcio, que te ha gustado que te besara. Oh, Zon, me alegro mucho. Quiero que seas tan feliz como lo soy yo con Day.

—Imposible. Ustedes dos están hechos el uno para el otro.

—¿Y qué hay de ese SaiFah? —pregunto HwaHwa mirándolo fijamente—. ¿Cómo es?

—Es completamente lo opuesto a mí. Encanta a las mujeres, prácticamente las tiene que espantar como a las moscas. Tiene la casa hecha una leonera en estos momentos. Y su madre es la dueña de la guardería a la que va Zol ¿puedes creerlo?

—Entonces, a SaiFah se le deben dar bien los niños. —comento ella—. ¿no?

—No —admitió Zon a pesar suyo—. Digamos que a Zol no le ha impresionado favorablemente.

—Ah, ya, acabo de acordarme que los atacó con una muleta. — dijo aguantando la risa.

—Sí. —admitió Zon con pena.

—Ay, Zon ¿quieres que me haga yo cargo de este cliente? —preguntó HwaHwa

—No, no es necesario, puedo arreglármelas solo —respondió Zon con firmeza—. Tengo un plan.

—¿Sí? — abrió los ojos y sonrió de forma macabra—. Cuéntamelo ahora mismo.

—Voy a ser muy agradable y simpático con él, nada más de discusiones o de besos. — conto Zon con entusiasmo—. Voy a mantener las distancias.

—Me parece un buen plan. Ya veremos si funciona. — levanto los pulgares en señal de apoyo y luego ambos se pusieron reír.

El plan de Zon funciono. Durante los ocho días siguientes, los contaba, no tuvo una sola discusión con SaiFah. Y tampoco besos, lo cual fue muy favorable para su desempeño laboral

Aunque muchas veces SaiFah le lanzaba esas largas y apasionadas miradas capaces de derretir el acero y Zon se dijo a sí mismo que debería sentirse insultado, pero no era así. Por el contrario, SaiFah lo hacía soñar despierto con cosas que no podía tener pero que no dejaba de desear.