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—Te digo que me da vergüenza. —se quejó Zee, cuando fue a recoger a Zol para que la niña pasara el fin de semana con él, refiriéndose a su vocabulario—, es humillante. Tengo amigos con niños de la edad de Zol que ya utilizan palabras como «histérica» en sus conversaciones.

¡Zee sí que ponía a Zon histérico! Nada le parecía suficiente, absolutamente nada.

—Y ese oso con el que va a todas partes es un horror. —continuó Zee—. En el único sitio donde estaría bien es en la basura. Zon el dinero que te doy para ayuda de mantenimiento de Zol es suficiente para que le compres algún juguete nuevo. —reprochó.

—Zol si tiene juguetes nuevos. —declaro Zon con cansancio—. pero adora a Hugs. Y no se te ocurra quitárselo. —le advirtió—, le romperías el corazón.

—Estás exagerando, como de costumbre Zon. —acuso Zee—. Oh, ya estás aquí, Zol. Venga, vamos o llegaremos tarde.

—¿Estarás de vuelta con ella mañana a las cuatro de la tarde? —pregunto Zon.

—Sí, naturalmente. —dijo Zee antes de llevar a Zol a su coche de lujo.

Las visitas de Zee siempre le dejaban a Zon mal sabor de boca.

El domingo a primera hora de la tarde Zon estaba preparado para abrazar a su hija de nuevo.

Llegaron las cuatro y pasaron. Pero Zee se había retrasado. Quizá se debiera al tráfico. Pensó y esperó a que dieran las cinco antes de llamarlo. Llamó y nadie contestó, ni en el teléfono de su casa ni en el del coche.

Volvió a llamar una y otra vez. Nada. El pánico se apoderó de Zon. ¿Y si había raptado a Zol? ¿Y si había decidido no llevarla de vuelta con él? Intentó calmarse y llamó a HwaHwa porque necesitaba hablar con una amiga. HwaHwa no estaba en casa, tenía el contestador automático. Ya habían pasado las seis de la tarde. ¿Y si habían tenido un accidente?

Zon acababa de descolgar el auricular para llamar a la policía cuando oyó el coche de Zee.

Abrió la puerta y tuvo que controlarse para no correr a estrechar a su hija en sus brazos.

—Hola, mamá. Mira lo que me ha comprado papá. —anunció la niña con alegría.

—Ahora me lo enseñas, cielo. —hablo Zon calmándose—. Primero, tengo que hablar con tu padre. Vamos, vete a tu habitación, enseguida voy.

En el momento en que se quedó a solas con Zee, Zon se enfrentó a Zee furioso por la situación.

—¿Sabes qué hora es? —cuestiono con enojo Zon—. ¡Llegas con tres horas de retraso Zee! ¿Qué ha pasado? ¿Por qué no me has llamado para decirme que te ibas a retrasar?

—Cálmate Zon. —contestó Zee de malos modos—. No nos hemos dado cuenta del tiempo. Hemos ido con Zol a una tienda nueva de juguetes en Brook y a Tanya le ha apetecido comprarle lo que la niña quería.

—¿Y a ti no se te ha ocurrido llamarme para que no me preocupara? —volvió a cuestionar Zon, sintiendo nuevamente el pánico que sintió cuando no llegaron—. ¿Tienes idea de lo asustado que estaba? Creí que les había pasado algo.

—Sí, desde luego ha pasadoalgo. —respondió Zee—. Tanya y yo hemos estado hablando y hemos decididoemprender los trámites legales necesarios para obtener la custodia de Zol. —puntualizo con una sonrisa—. Así que ya no tendrás que preocuparte poresperarnos.

—¿Qué has dicho? —preguntó Zon tembloroso, deseando haber oído mal.

—Ya me has oído Zon. —respondió Zee con malicia—. Voy a emprender los trámites para quedarme con la custodia de Zol. —añadió—. ¿Por qué me miras así? Creí que te alegrarías, tommy.

WHY RU- (Mii2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora