WHY RU- (Mii2)

7

Los ojos de SaiFah mostraron dolor.

—No he querido insinuar que seas un peligro para mi hija SaiFah —se apresuró Zon a explicar—. No, no he querido decir eso en absoluto. Lo que he querido decir es que, si empezara a tener relaciones contigo, eso ayudaría a mi ex esposo a ganar la custodia de Zol.

—¿Quiere la custodia? — preguntó SaiFah mirándolo escéptico.

—Últimamente habla de ello. Acaban de enterarse de que su esposa no puede tener hijos. — murmuro Zon angustiado de perder a su niña.

—¿Y por eso ahora quiere a tu hija? ¿Te está amenazando tu ex marido?

—Insinúa cosas. —admitió Zon.

—¿Qué te ha dicho tu abogado? Estoy seguro de que ningún tribunal le daría la custodia a un hombre que ha abandonado a su esposo y a su hija. Zol debía ser muy pequeña cuando él los dejó.

Zon asintió.

—Sólo tenía unos meses. No, sé. No sé qué es lo que quiere Fighter —dijo Zon débilmente—. Lo único que sé es que, en estos momentos, no puedo tener relaciones con nadie.

—¿Y qué es lo que piensas hacer? ¿Ignorar tu sexualidad hasta que Zol cumpla los dieciocho?

eres una persona apasionada Zon, necesitas un hombre un compañero...

Enfadado Zon y le interrumpió.

—Si necesitara un hombre, sería uno dispuesto a...

—Vamos, continúa. ¿Dispuesto a qué? — reto SaiFah.

—A comprometerse conmigo, a asumir responsabilidades. Un hombre que quisiera algo más que una aventurilla. Un hombre que tuviera en mente algo estable y permanente. ¿Es eso lo que tú quieres acaso? —le retó Zon a SaiFah.

Obtuvo la respuesta en los ojos y en el silencio de SaiFah.

—Eso pensaba. —dijo Zon con molestia.

—No creo en nada permanente. — admitió SaiFah—. Pero si creyera en ello...

No importaba. Zon ya se había dado media vuelta para ir a la cama con su hija.

Sin él.

A la mañana siguiente, SaiFah se despertó con la extraña sensación de que alguien lo observaba...no eso no, ¡De que había alguien sentado encima de él!

Abrió los ojos y encontró a Zol a su lado. Bueno, por lo menos no se le había sentado encima.

—Quería saber que no estabas muerto —le informó ella antes de señalarle el pecho con un dedo—. Tienes pelo, igual que Hugs.

Desconcertado, SaiFah se subió la sábana hasta la garganta.

—Hugs tiene hambre, quiere chocolate. — demando Zol haciendo un puchero.

—No tengo chocolate. — hablo amablemente SaiFah.

—Ooooh. — murmuró Zol asustada.

—¿Oooooh, ¿qué? —cuestiono SaiFah.

—Oooooh, mi papi viene —dijo Zol antes de acercársele más a SaiFah en busca de protección—. Se va a enfadar.

—¿Por qué? —cuestionó SaiFah sonriendo por como Zol se posicionaba a su lado, por un momento su cerebro imagino que zol era su hija y que buscaba que lo cubriera de la furia de su otro padre.

—Porque me ha dicho que no te despierte. —susurro alarmada—. Pero te he despertado. —se apresuró a escusarse—. Hugs te ha despertado. ¡Hola, papi!