Capítulo 30

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El sonido de una puerta cerrarse hizo que pudiera despertarme. Aunque no pude abrir los ojos inmediatamente, comencé a moverme sobre la incómoda cama en la que me encontraba para poder sentir mi cuerpo ahí. Sentía una sensación rara de inmovilidad.

Cuando pude abrir los ojos un poco, no reconocí lo que veía y mi cabeza dolió de pronto, como si tuviera muchas agujas en ella.

Miré mis manos y tenía unos cables que apretaban mis dedos. Me levanté para poder sentarme y ya con la vista más clara, me di cuenta de que estaba en un hospital y que no estaba sobre una cama, sino una camilla.

¿Por qué estaba en el hospital?

Me quité los cables que tenía en el dedo y me bajé de la camilla. Al pisar el suelo vino ese dolor a la cabeza nuevamente. Tuve que cerrar los ojos para poder soportarlo.

Cuando el dolor pasó o más bien se hizo soportable, me acerqué a la puerta y antes de que pudiera abrirla una chica con un traje azul me miró sorprendida cuando abrió la puerta por mí.

- ¡¿Qué haces?! Vuelve a la camilla por favor. Gracias a Dios has despertado ¿te ha dolido la cabeza? - la miré con interrogación pero no dijo nada. Solo me tomó por la cintura y me obligó a acostarme nuevamente. - Es muy peligroso lo que ha hecho señorita Sunhee - dijo mientras volvía a poner los cables en mis dedos.

- ¿Por qué estoy aquí? Y sí, me duele la cabeza como... como ni siquiera puedo describir - la chica terminó de poner los cables en su lugar y me miro con media sonrisa.

- No puedo decirle nada aún, llamaré a sus familiares.

- Yo no tengo... - ella salió y me quedé con las palabras en la boca.

Mi pecho comenzó a agitarse cuando me vino un repentino sentimiento de incomodidad y desesperación.

Iba a sacarme todos esos cables nuevamente cuando la puerta apareció un doctor.

- ¿Cómo se siente señorita Park? - preguntó el doctor canoso y algo barrigón.

- Mal - le contesté. - No sé qué hago aquí, pero me siento mal. Me duele la cabeza y quiero irme. También quiero una explicación. Por favor, doctor, dígame qué ocurre.

Él miró las hojas que traía en la mano mientras fruncía el ceño, luego levantó la mirada hacia mí y con una expresión más suave dijo:

- La estamos estudiando aún. Se desmayó hace un par de días.

- ¡¿Hace un par de días?!

- Así es. Acaba de despertar, lo que es normal, no se preocupe. Los dolores que tiene en la cabeza son causa de eso. Veremos si es que tiene algo... malo.

- ¿Algo malo?

- No quiero alarmarla, pero es posible que tenga algún daño... solo tiene que descansar aquí, ¿bueno? Solo es por su bien - miré al suelo ¿iba a morir? - ¿Ha tenido dolores anteriormente? - negué con la cabeza.

- ¿Quién me trajo?

- Su padre. Lo dejaré entrar unos minutos - el doctor salió y recordé cuando estaba con papá y de pronto me sentí mal. Por eso estaba aquí.

Cuando papá entró su cara me lo dijo todo. No había dormido por días.

- ¿Cómo te sientes? - me preguntó llegando a mí rápidamente.

- Confundida, ¿qué me pasó?

- ¿No te lo ha dicho el médico?

- Sí, pero... sigo confundida, ¿voy a morir? - papá soltó una pequeña risa.

- Claro que no. Porque eres fuerte y cualquier cosa que tengas no será más grande que tu fortaleza. Nada malo pasará - asentí no muy segura.

- Deberías dormir un poco... sé que no has dormido - se pasó una mano por el pelo arreglándose las mechas que tenia por todos lados.

- Estaba preocupado, no despertabas y... no podía relajarme. Pensé que no despertaría. No quería perderte después de haberte tenido solo hace días.

- ¿Alguien más sabe que estoy aquí? ¿Jisoo? ¿Haneul? - él negó.

- No sabía cómo contactarme con ellas y no iba a salir de este hospital hasta que despertarás. ¿Quién es Jisoo?

- La chica de la fundación. Tengo un celular. Puedes tomarlo y llamarlas. Las quiero ver - asintió y besó mi frente, algo temeroso.

- Tú... tienes que ir a lo de tu rehabilitación. No puedes dejarla.

- Iré a informarles el por qué de mi ausencia. No te preocupes - asentí.

Minutos después entró una enfermera con pastillas que tenía que tomar. Odiaba las pastillas, no cabían en mi garganta y ugh, eran malas.

- Tienes que tomarlas Sunhee. Iré a hablar con las personas que me pediste. Estaré aquí los más pronto posible. Te quiero hija - lo miré por unos segundos y nos sonreímos.

La enfermera me dio las pastillas y luego de un rato de negarme a tomarlas y que ella dijera que eran por mi bien, me las tomé.

- Estoy algo aburrida. ¿Podría ver televisión?

- No. Tiene que descansar la vista, señorita.

- Por favor. Estoy aburrida y creo que ya dormí lo suficiente, solo un ratito - la enfermera rodó los ojos y se acercó al televisor. - El canal de dramas es mi favorito.

Cuando la television se prendió lo primero que vi fue a Heeseung. Mi corazón se detuvo. Era como si me persiguiera.

- ¡Un momento! Déjela ahí.

Heeseung vestía una camisa color azul y llevaba anteojos de sol. Decenas de micrófonos estaban a su alrededor.

- ¿Entonces nadie ocupa tu corazón?

- No me gusta hablar de mi vida privada. Sin embargo, quiero que sepan que no tengo novia, pero mi corazón está totalmente ocupado. Cuando estás enamorado quieres que todos sepan que lo estás y yo lo estoy.

- ¿Y cómo es eso de que no tienes novia? - preguntó una periodista.

- No, no es mi novia. Vamos... ehm... de a poco. Cuando llegue el momento sabrán quien es mi chica. La única en mi vida.

"La única en mi vida... La única en mi vida... La única en mi vida".

Las palabras empezaron a repetirse en mi cabeza acompañadas por un dolor punzante en mi cráneo.

No otra vez.

Sin mencionar lo que mi corazón había sentido con la palabras de Heeseung.

Tenía el corazón roto. Estaba en el cajón del olvido de Heeseung.

Dios iba a morir.

Beautiful Exception (Enhypen Heeseung) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora