º Solo en esta noche º

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Ambos saben en donde acabara sus acciones, sin embargo es lo que quieren, es lo que sus cuerpos demanda recibir con tanto anhelo. El albino fue deslizando la remera del contario por arriba, para ya así eliminarla de su vista y manos proyectado ese cuerpo fornido y característico, sin dejar aquel beso ambos se apegaron más. Rubén coloco una de sus manos en la pared y la otra la poso en la cadera del mayor, Ramón con sus dos manos acariciando dicho cuello del contrario intensificando cada movimiento que da a ese beso, levantando su cabeza debido a la altura del menor. Sus ojos parecen radiar un farol, con ese brillo tan inexplicable y espléndido, las palabras no bastan para narrar esa sensación que se infringe en ambos individuos, con aquel afán en sus miradas. El superior llevo a cabo unos empujoncitos hacia el menor, haciendo retroceder hasta el borde de la cama donde se implanto con cuidado, Ramón sonrío poniendo en manifiesto sus dientes formulando una mueca descarada, ubico la palma de su mano en el pecho del contario y fue descendiendo al contradictorio al tiempo que se va subiendo arriba de el. Juntaron sus rostros, con el mínimo movimiento sus labios se juntarían.

-Te amo...- Susurro Rubén subsiguientemente rompió el espacio que quedaba entre sus bocas, sometiéndose ambos a un beso sin fin.

«...»

El cielo tan oscuro, sin aquella luz de la ciudad que antes penetraba las hermosas noche, sin dejar ver la magnitud de las miles y miles de estrellas esparcidas por el cielo y la luna...antes era tan tenue y deficiente. No obstante acá en esta granja, en esta zona rural las noches son esplendidas, más en esta. Las manos atadas del albino contra el cabecero de madera, su espalda se encorvo y su cuello fue arqueado serrando sus ojos desvinculando unas leves lagrimas, paralelamente a una sonrisa de gozo ante aquel acto. La luz de dicha luna se poso en ambos individuos, traspasando la ventana y dejando ver partes de sus cuerpos, siendo testigo de aquello. Los gemidos de Ramón estan en encarcelamiento entre sus labios y dientes, si bien en la noche no pueden hacer mucho ruido en vista que algos duerme. El albino suplico el ser más amable pero dicha petición fue negada por su receptor, desestimando las suplicas del mayor que poco a poco se van desvaneciendo. Tal acontecimiento no tiene palabras para los dos jóvenes, esa sensación no se compara a ninguna, su manera de razonar y actuar no se ajusta a otras, nada de lo que sienten se equivale a algo más...simplemente perfecto.

-Es-espera Timba...to-tomemos un-un descanso...ah~- Dijo Ramón ya cansado expulsando una bocanada de aire, Rubén hizo caso esta vez y dio por terminadas las embestidas. Simultáneamente se miraron a los ojos, privando sus palabras para solamente escuchar humildes jadeos y suspiros.

-Eres lo mejor que me a pasado en toda la vida...aún no puedo creérmelo, tengo el presentimiento de que despertare y todo volverá a como era anteriormente- Expreso Rubén con tonada de burla, preciando una insignificante sonrisa. -¿Me prometes que nunca me despertaras de este sueño?- Pregunto con afectuosidad y al mismo tiempo acaricio la mejilla del mayor, esperando con ansias la respuesta de su duda.

-Te lo prometo...- Declaro el albino, al mismo instante elevo un poco su cuerpo llegando hasta los labios del contrario, rio escasamente. -Gracias por aparecer en mi vida...Rubén~- Su voz tan susurrante y melosa, finalizo su frase con un beso delicado que conllevo a que fuese subido a las piernas del de cabello azul grisáceo. Se retomo devuelta el entrar dentro de Ramón, presenciando un leve gemido por parte del mayor mientras arquea su cuello y oprime sus dientes, expresando ese rostro sumamente erótico.

-Ramón~- Planteo sin más Rubén, susurrándole aquello en el oído erizando la emblanquecida piel del albino. Emprendieron nuevamente ese acto de amor, convirtiendo esta hermosa noche en una maliciosa y atrevida...sellando su cariño en esas cuatro paredes.

«---»

En otro sitio donde también carece de luz, donde solo persiste la luminosidad de la luna dejándonos ver a dos jóvenes. Uno en frente del otro, emprendiendo un ambiente silencioso luchando con la respuesta que tanto anhela uno. El más alto trago en seco y bajo la cabeza, su rostro se ruborizo por completo junto a sus orejas, sin poder manifestar o otorgarle una miserable palabra al menor.

⁑Entre Guerras⁑ (Los compas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora