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Del antes al después.

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Despertó con molestia ante los suaves rayos de la luz solar que se colaban por la ventana, abrió sus ojos con pesadez observando el techo blanco que no era para nada el techo azul con estrellas fosforescentes que Izana había puesto cuando tenían doce años en su habitación.

A su lado un embriagante aroma varonil que llamó su atención, abrió sus ojos con sorpresa sintiendo como sus mejillas se calentaban.

Había dormido abrazando el abrigo de Haruchiyo, aquel abrigo en color beige de tela suave y que desprendía la colonia que usaba el albino, el mismo abrigo que le presto el día de ayer mientras lo protegía de su ex marido. Y entonces recordó que no estaba en su habitación, estaba en la habitación de Sanzu.

Se sentó en la cama notando que las sábanas donde había dormido el dueño del apartamento estaban muy bien dobladas y ordenadas en uno de los cajones semi abiertos.

- ¿Sanzu? - preguntó con un tono de voz moderado, se quitó las sábanas de encima sin dejar de buscar con la mirada al ojiverde. Se sentó en el colchón y sus pies descalzos tocaron el frío suelo de la habitación - ¿Haru...?

Tapó su boca con sus manos al darse cuenta de lo que estaba a punto de decir.

La puerta del baño se había abierto dejando ver la figura del joven Akashi. Vestía unos pantalones negros pegados, una camisa blanca de mangas largas  que tenía los dos primeros botones sin abrochar y su cabello antes albino ahora rubio largo, bien peinado y húmedo. La mascarilla negra se encontraba en una de sus manos, el golpe en su mejilla desinflamado y un poco rojo.

- ¿Mikey? - su mirada verdosa lo observó con curiosidad, cerró la puerta del baño tras de si, sin dejar de verle. Mikey tenía el pijama un poco torcido y el cabello desordenado. Ambas manos en su boca y las mejillas teñidas de rosado - Creí que despertarías más tarde, llamé a mi trabajo para avisar que llegare un poco retrasado.

Retiro lentamente ambas manos de su boca obligándo a que sus mejillas retiraran ese color que delataba su vergüenza. Que él recordará la única persona que llamaba de esa manera tan íntima a Sanzu era la propia Senju.

Y él no era nadie para llamarle de esa forma.

- ¿Ocurre algo? - la preocupación se plasmó en aquellas gemas verdes que veían al rubio - ¿Te sientes mal?.

Negó en repetidas veces, hizo gestos con sus manos de manera negativa sintiéndose aún más avergonzado. Se estaba comportando como un niño pequeño.

- N-No... Es solo que... - quería que la tierra se abriera y lo tragara vivo, que lo escupiera en otra parte. Se regaño por ser tan infantil, hacía mucho que no se comportaba de esa manera.

¿La razón?, Draken le había dicho que madurara, que ya no era un adolescente y que ahora necesitaba sentar cabeza como el adulto que era.

𝐒𝐢 𝐦𝐞 𝐚𝐦𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐬𝐨𝐲 - 𝐒𝐚𝐧𝐳𝐮 𝐱 𝐌𝐢𝐤𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora