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La mentira duele más que la verdad.

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3 semanas después.

El reloj en la mesita marcaba las 12:30 p.m mientras que el cepillo de cabello se deslizaba por sus hebras rubias largas y suaves.
Veía su reflejo en el espejo que se encontraba en una de las esquinas de su habitación, viéndose con más peso y color en la piel, su mirada oscura con un brillo que parecía el mismo amanecer de cada día.

Podría jurar que se veía más lindo de lo que ya era.

Su recuperación había sido lenta, pero había válido la pena es esfuerzo y el empeño. Tras haber salido de una relación donde, él, quedaba en segundo lugar.
Donde lo había dado todo y había recibido nada.

Ryuguji Ken seguía escribiéndole mensajes donde le repetían lo tan arrepentido y enamorado que se estaba.

Y no pregunten como es que consiguió su nuevo número de teléfono por que incluso, él, desconocía aquella información.

Escuchó las firmes y apresuradas pisadas en el pasillo y luego por las escaleras, la voz de su abuelo y el sonido de un claxon fuera de su casa. Rápidamente se apresuró a colocarse perfume y elegir un abrigo cómodo y ligero para luego salir de su habitación apresuradamente.

Desde que comenzó el cortejo de Haruchiho Akashi las cosas habían cambiado en su vida. Por primera vez se sentía importante y sentía que podía ser él mismo sin necesidad de contenerse.

La presencia de ese hombre en su vida le había traído alegría a su vida pues en cada oportunidad le demostraba lo mucho que lo quería y lo apreciaba.

Y pues cómo diría Ran "son los efectos del amor".

- ¡Escuchame bien!, ¡solo por que es una reunión importante dejaré que nos lleves! - el rubio rodó los ojos mientras negaba con la cabeza y caminaba hasta la puerta de su hogar - Y ni creas que dejaré que Mikey y tu se besuqueen a escondidas otra vez, ¡aprovechado!.

Ese último comentario provocó la vergüenza en Sanzu y en Mikey.

Hace unos cuantos días atrás ambos habían acordado ir de paseo por la ciudad. Una cita simple pero que sería un buen recuerdo para ambos, por lo bien que se la había pasado ese día entero en compañía del otro. No había necesidad de lujos pues el mayor lujo que ambos se daban era la presencia mutua y el sentimiento que los unía.

Al terminar el día, Akashi había propuesto llevar a Sano hasta su hogar y justo cuando creían que nadie los estaba observando decidieron darse una muestra de afecto como despedida, si, ambos se habían besado frente a la casa de los Sano sin pudor alguno. Y sin pensar en las consecuencias.
Por supuesto que el beso no había durado ni 5 segundos cuando Izana abrió la puerta de la entrada escándalosamente y se llevó a arrastras al menor al interior de su hogar como un torbellino blanco.

Los había separado de su momento romántico y mientras Izana moría de celos de hermano mayor Manjiro moría de vergüenza al verse descubierto y Haruchiyo... Haruchiyo solo podia esperar a que anunciarán su funeral.

- No puedes negar que cada día comienzo a agradarte más - y ahí estaba el pelirosa sonriendo con el peliblanco frente a él, como si estuviera buscando su propia muerte - admite que me comienzas a aceptar querido "cuñado".

𝐒𝐢 𝐦𝐞 𝐚𝐦𝐚𝐬 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐬𝐨𝐲 - 𝐒𝐚𝐧𝐳𝐮 𝐱 𝐌𝐢𝐤𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora