Capítulo 2. Los caníbales de Texas.

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Era una mañana fría de noviembre, en el departamento de policía de Baytown en Texas, todos estaban al borde del colapso esa mañana; un par de pescadores habían encontrado el cuerpo de un hombre de rasgos latinos y de mediana edad. Lo escalofriante del hecho fue el encontrar el cuerpo faltándole los órganos más importantes: corazón, hígado, pulmones y cerebro. En la escena se noto que el cuerpo había sido abierto desde la base del cuello hasta su vientre, le habían cortado el esternón para poder sacar los órganos con mayor facilidad, pero el cráneo había sido abierto con un objeto de apariencia redondeada; había sangre por todas partes.

Se habían ejecutado todos los protocolos en la escena del crimen, en la búsqueda de indicios, huellas u objetos que les permitiera a los investigadores encontrar al o a los posibles sospechosos de cometer semejante atrocidad. Se interrogó a los pecadores que habían encontrado el cuerpo, pero estaban limpios, solo tuvieron la mala suerte de encontrarse el cuerpo.

Los días pasaron hasta que se presentó una mujer a interponer una denuncia de desaparición.

-Señor oficial, mi nombre es Carmela Calzada. Quiero interponer una denuncia de desaparición- Dijo la señora.

-Si , señora me puede dar sus datos y los datos de la persona desaparecida, por favor- Dijo el oficial Yuen.
-Como le dije mi nombre es Carmela Calzada, vivió en Pruett Estates, mi esposo Miguel Calzada desapareció hace poco más de una semana, él iría a pescar con unos amigos, pero ellos me dijeron que Miguel nunca había llegado. Me preocupa que le haya pasado algo ya que no se ha comunicado conmigo-

-Señora Calzada, ¿Usted tendrá una fotografía de su esposo, que nos pueda servir de ayuda?- Pensando en el desconocido encontrado.

-Claro, aquí esta- Le dijo pasándole la fotografía.

-Llamare al comandante Flynn, para que hable con él- El oficial Yuen toma el teléfono y llama al comandante.

Horas después la señora Calzada reconoció el cuerpo de su esposo en la morgue solicitando su cuerpo para brindarle santa sepultura.
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Había pasado una semana desde que habían encontrado el cuerpo del señor Calzada y no se tenía indicios del posible o posibles asesinos, pero mis veinticinco años de experiencia me decían que esto apenas empezaba, mi teléfono interno sonó.

-Flynn-

-Soy el oficial Carter, acudimos a una emergencia del nueve uno, señor, no lo va a creer, pero hemos encontrado un cuerpo en condiciones similares como el caso de la semana anterior, le faltan los mismos órganos-

-Envíame la dirección-Le dije a Carter, deseaba estar presente en la toma de indicios de este caso y así no perder ningún detalle.

Veinte minutos más tarde estaba en escena del crimen, mismo modus, la diferencia de la victima, hombre caucásico de veinticinco a treinta años, corpulento; parecía del tipo deportista, le faltaban los mismos órganos y el cráneo destruido del mismo modo. Localicé a Carter a lo lejos, necesitaba saber que habían encontrado.

-¡CARTER!-, Lo llame fuerte y claro, al conectar su vista a la mía, se dispuso a encontrarnos el camino.
-Teniente Flynn-

-Dime, Carter ¿Qué has encontrado?-

-¿Ya miró el cuerpo?- Vi sus ojos cuando me hizo la pregunta, reflejaban preocupación, era obvio que nos enfrentábamos a un asesino en serie.

-Si, me preocupa Carter, cuando esto llegue a los medios será un caos y puedo decir sin temor a equivocarme de que se trata de aun asesino serial- Le dije de una manera fría.

-Concuerdo con usted señor-

-¿Que han encontrado?, este es un lugar concurrido, el hombre es corpulento, pude que fuera a algún gimnasio, indaga si hay cámaras de vigilancia, cajeros automáticos, cualquier cosa que nos pueda servir para atraparlos, también averigua si hay algún gimnasio cerca, tal vez ahí alguien haya conocido a nuestra victima-

Horas mas tarde me encontraba reunido con el forense Thiago Lemos, quien tenía a cargo buscar algún tipo de evidencia del cuerpo de la victima.

-Bueno que puedo decirte Flynn, es la misma arma con la que golpearon al señor Calzada, el golpe en la cabeza fue contundente casi lo mató, esta arma pudo ser un bate de béisbol o un tubo metálico, pese a que le rompieron el cráneo continuaba vivo; sin embargo, hay algo diferente en esta victima, algo que no hizo con el señor Calzada-

-¿Cómo?- pregunte.

-Mira sus manos están contraídas eso es signos de que sintió mucho dolor, le extrajeron la masa encefálica, le abrieron el tórax desde la base del cuello hasta la pelvis, debieron cortar las costillas con una herramienta, tal vez una tenaza de cortar cadena, para la poder tomar los órganos y por último cercenaron su pene y testículos desde su base-

El quitarle el pene a la victima le daba un giro al caso, ¿Por que a este y a Calzada no?, ese era el enigma del caso.

-Gracias, Thiago- Me despedí de él para regresar a mi oficina, para continuar la investigación.
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Carter había logrado conseguir los videos de una cámara de un cajero automático a cincuenta metros del lugar de los hechos, en este momento estábamos en la pequeña sala de juntas. En el video se veía a dos perdonas recostadas y a unos vehículos, de pronto aparece nuestra víctima, en efecto es golpeado por la cabeza, dejándolo inconsciente, lo voltean, de repente uno de ellos se levanta, aparecer de nuevo unos minutos después, carga una bolsa, saca de ella las herramientas que usaran, así vimos el video, teniendo claro que son dos perpetradores. Lo lamentable es que la cámara de seguridad no tenía una buena resolución y tampoco tenían audio, como para hacer un reconocimiento.

-Carter, ¿Encontraste información de la victima?-

-En efecto encontramos un gimnasio cerca del lugar, pero sin una foto o algo para mostrarles, que nos permita el reconocimiento es difícil; el lugar es grande y muy concurrido. Como en el caso del señor Calzada no encontramos pertenencias de la victima que nos permita su reconocimiento-

-Por el momento lo único que sabemos de este caso es que son dos- Esto en un avance, Carter estaba haciendo su mayor esfuerzo, el sonido de la puerta abriéndose nos distrae de la conversación.

-Teniente Flynn, tengo la identificación de la victima- La voz exaltada de Lemos nos hace detener la conversación.

-Dime Lemos, ¿Qué tienes?-

-Teniente, Carter, ya tengo el nombre de la victima, se llama Steven Atkins, treinta y dos años, vivía solo Graywood en un apartamento- Dijo Lemos un poco emocionado.

-¿Cómo lo identificaste?- Pregunto Carter.

-Sus huellas dactilares- Dijo Lemos.

Buscando el historial del señor Atkins descubrimos que nadie reclamaría su cuerpo ya que no tenía familiares, por lo que se procedió a entregar el cuerpo de Atkins al departamento forense para que lo dispusieran en pro de la investigación forense.

-Lemos encárgate del papeleo para la entrega del cuerpo al departamento de ciencias forenses-

-Perfecto, haré el papeleo correspondiente teniente- posteriormente a eso Lemos salió de mi oficina con Carter.
-Teniente, si estos asesinatos continúan el FBI intervendrá- Me quede pensando en las palabras de Carter.

-Si lo hacen, tendremos que colaborar, de todos modos, ellos tienen personal capacitado para esos tipos de casos- Estaba más que seguro que lo harían en cualquier momento.

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Mientras la policía investigaba el caso de los caníbales, dos figuras siniestras seguían en las sombras a un joven hombre de treinta años, corpulento, fuerte y trabajador. Lo que el hombre no sabía era que estaba siendo estudiado por sus victimarios.

Mark Hammill, era un joven que trabajaba en un banco cerca de Cedar Port Industrial Park, su rutina correr tres kilómetros antes de ir a su trabajo, después de su hora laboral, asistía al dojo a practicar artes marciales, para luego dedicarse a la rutina domestica con su familia en un complejo de apartamentos a tres kilómetros de su trabajo. Su físico había llamado la atención de sus verdugos.

Eran las ocho de la noche cuando Hammill regresaba de su rutina de entrenamiento, mientras buscaba las llaves del apartamento en su bolso, sintió algo frío en su cabeza.

-No te muevas o te mato- La voz del extraño llego suave pero contundente al oído de Hammill; haciéndolo obedecer.

-Abre la puerta en silencio, si haces alguna estupidez matamos a tu familia- Otra voz igual de aterradora que la primera hizo que se estremeciera del miedo.

-Por favor, no le hagan daño a mi familia- Suplico Hammill.

Hammill abrió la puerta sin imaginar que ese sería el más grande error que habrá de cometer. Como debía ser su esposa estaba en la cocina y sus dos pequeños hijos en su habitación, lo hicieron llamar a su esposa, la cual no tardo más que unos pocos segundos en llegar a la sala y antes que reaccionara a la presencia de los dos extraños fue advertida.

-¡Si gritas los matamos!- Inquirió uno de los sujetos.

Ambos adultos fueron amordazados en los sillones de la sala, sin poderse mover.

-Ve por los niños- Dijo uno de ellos, viendo a sus padres, quienes reflejaban terror en sus ojos.

Los niños fueron llevados a la sala e igualmente fuero amordazados como sus padres y sentados en los sillones, la niña sollozaba, pero el niño no mostraba miedo solo tenía fija la mirada en su padre. De repente unos golpes en la puerta llamaron la atención de todos, nadie respondió, los golpes dejaron de oírse después de unos minutos; posterior a eso se desato el infierno en la casa de los Hammill. Horas después bajo la cobija de la noche oscura los asesinos partieron con su preciada carga sin saber que habían sido observados a cierta distancia por un par de ojos curiosos.

Dos semanas después fue el turno de la familia de Josh Adams, hombre fornido afroamericano, exmilitar y ex miembro del equipo de halterofilia de la marina de Estados Unidos, había luchado en Afganistán, trabajaba como instructor personal de estrellas de cine y cantantes de música country.

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El comandante Flynn estaba desesperado, no sabía que hacer el ochenta porciento de su personal esta dedicado a los asesinatos en serie de los caníbales, pero aun así no había logrado encontrar pistas de los posibles asesinos, solamente contaban con videos de muy mala calidad que no dejaban ver los rostros de los perpetradores. El FBI tendrá que intervenir pensó Flynn.

Flynn fue visitado por el alcalde de Baytown, Stephen Don Carlos; quien se encontraba muy molesto por no haber encontrado a los asesinos que estaban provocando el terror en su ciudad.

-Bueno Flynn, ¿Qué putas esta haciendo la policía para encontrar a los asesinos- Interrumpió el alcalde sin tocar antes de entrar, mientras Flynn estaba al teléfono.

-Si los espero, tendrán toda la colaboración del departamento de policía- Flynn miraba al alcalde mientras colgaba el teléfono.

-¿Vas a responder a mi pregunta?- Inquirió el alcalde sin importar la llamada.

-Tome asiento señor alcalde. Mientras usted hacía sus preguntas hablaba con agentes del FBI. Josh Adams uno de las últimas victimas era un ex marine, la marina contacto con el FBI, para encontrar al culpable o los culpables de los asesinatos de la familia Adams. Ellos se contactaron conmigo y enviarán a sus agentes especializados en asesinos seriales; quienes estarán llegando mañana por la mañana- Flynn le hablo cansadamente al alcalde, había dormido poco los últimos treinta días.

-Entonces tendremos al FBI en la Ciudad- dijo el alcalde.
-Así es- Dijo Flynn.

.....

Al día siguiente a medio día arribó del equipo del FBI, para brindar colaboración al departamento de policía de Baytown.

-Soy el agente Aaron García del FBI y este es mi equipo-

-Soy el comandante Raymond Flynn- se presto ante los agentes del FBI el comandante.
-¿Podemos reunirnos?- Dijo García.

Asesinos SerialesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora