TW: mención de violencia de género y abuso doméstico.
ALEX
Después de dos horas, me saqué los cascos de las orejas y me los dejé reposando en el cuello. Llevaba tiempo sin escuchar ruidos, aunque en realidad poco podía escuchar con la música puesta, y más teniéndola al máximo volumen.
Con cuidado, y descalzo para no hacer ruido y ser lo más sigiloso posible, me asomé por la barandilla de las escaleras después de salir de mi habitación. Me asusté al no ver a nadie, como si la casa se hubiera quedado desierta, hasta que escuché pequeños sollozos desde el final del pasillo. Desde el baño. Caminé hacía allí con el mismo sigilo y me encontré a mamá sentada en la taza del baño con un trapo en una de sus mejillas. Estaban amoratadas. Tanto la mejilla como el brazo con el que sujetaba aquel trapo de cocina. No fue complicado llegar a la conclusión que dentro de ese trapo había una bolsa con hielo.
Con la idea de no asustarla y no hacerle daño, acaricié su brazo con suavidad. Ella se dio cuenta de mi presencia en ese momento, y me miró con esos ojos tristes a lo que me estaba empezando a acostumbrar.
Me senté en la banqueta que yo usaba para subirme y llegar al lavabo cuando era pequeño y sujeté ese paño con hielo en su mejilla para que su brazo pudiera descansar.
—¿Se ha ido? —pregunté susurrando, como si alguien más pudiera escucharnos. Mamá asintió con la cabeza intentando reprimir las lágrimas que estaban al borde de salirse por sus ojos—. Espero que no te moleste que deje de preguntarte cómo estás.
—Ya se pasará —esa maldita excusa. Era la excusa que había estado usando todo el maldito verano desde que papá empezó a pegarle.
Según él, lo hacía para concienciarla de sus malas decisiones de vez en cuando.
Malas decisiones mis cojones.
—No puedes seguir así, mamá —noté como mi voz empezaba a romperse. Desde que había empezado el instituto y no estaba en casa por la mañana, para él esto se había rutina. Lo odiaba con todo mi ser—. No puedo verte así y no hacer nada, mamá. Necesito hacer algo.
Miré al suelo empezando a llorar. Ella era quien tenía la cara amoratada, pero yo era quien estaba llorando mirando al suelo.
—Mírame —hice caso omiso al llamamiento de mamá. Ella, con su otra mano, cogió mi barbilla y obligándome a mirarla a los ojos—. Mírame, y estate atento a lo que te voy a decir.
Cambié el trapo frío de su mejilla a su brazo, dejándome ver en su totalidad el golpe que tenía en la cara. Si no fuera porque ella me estaba mirando a los ojos, rompería a llorar aún más fuerte en este momento.
—Tú no vas a hacer nada, ¿me entiendes? —dijo con tono firme—. No vas a meterte en esto, Alex. Aun no sé cómo, pero mamá va a arreglar esto. ¿Sí? Te lo prometo, cariño.
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Es nuestra chica #MooreVerse2
Teen FictionINICIO: 30 de Abril de 2021 Segundo libro de la saga MooreVerse. Precuela de Son Mis Hermanos. ATENCIÓN: Esta historia se entrelaza de forma directa con "Son mis hermanos", pero no es necesario seguir un orden concreto para leerlas. Al igual que los...