ALEX
Estuve hablando con Brooke todo el fin de semana, pero no pudimos vernos. Estuvo diciéndome que estaba enferma y que no quería contagiarme, así que nos veríamos y me lo explicaría todo el martes en clase, ya que hoy lunes no había clase por festivo. Pero yo tenía planeado, junto con su madre, sorprenderla.
Cuando me levanté de la cama y salí del baño después de ducharme y mandarle un mensaje a Brooke preguntando como estaba, un olor a chocolate caliente me inundó las fosas nasales y sonreí de forma inconsciente. Al llegar a la cocina para desayunar esperaba encontrarme a mi madre, pero fue a mi padre al que vi.
Llevaba días muy tranquilo. Sin levantar la voz. Sin discutir.
Sin pegar a mamá.
Mamá me decía que por fin estábamos teniendo una segunda oportunidad. Que todo lo malo se estaba acabando y que lo que habíamos vivido había sido un simple mal episodio pasajero. No sabía si les creía a los dos porque lo necesitaba por él, por ella o por mí mismo. Porque me gustaba la idea de volver a tener a mi padre y sentir que éramos una familia normal.
—Buenos días —saludé para llamar su atención. Papá me miró con una sonrisa, poniendo el chocolate en tres tazas diferentes—. ¿Aún no se ha levantado mamá?
—Buenos días —me contestó—. Iba a ir a despertarla ahora. Si quieres puedes ir tú.
—No, no. No hace falta —me apresuré a decir—. Despiértala tú. Yo puedo acabar de poner la mesa para desayunar.
Papá me sonrió y al pasar por mi lado para ir a su habitación y la de mi madre me revolvió el pelo como cuando era pequeño y acababa de hacer la cosa más sencilla del mundo. Como aprender los colores o marcar un gol en un partido de extraescolar en el colegio.
Una sensación de familiaridad me inundó el pecho. Suspiré profundamente dejando salir mi sonrisa y me dispuse a poner lo que faltaba en la mesa para el desayuno. Fruta, cereales, pastas... Papá volvió a entrar en la cocina unos minutos después, con la mesa ya puesta, y con mamá despierta y sonriente. Ambos iban cogidos de la mano. Lo que hizo que se achantara mi sonrisa.
—Buenos días —saludé de forma más cálida que cuando se lo había dicho a papá, mirando exclusivamente a mamá esta vez. Ella me miró a los ojos y pude jurar que relucían.
—Buenos días, tesoro —se acercó a mí con una sonrisa, me tomó la cara entre sus manos y plantó un beso cariñoso en mi frente. Cuando se separó me miró por unos segundos acariciando mis mejillas con sus pulgares antes de separarse del todo y sentarse en su lugar correspondiente en la mesa.
No recordaba un desayuno así hace meses.
—¿Qué hacías despierto tan temprano? —preguntó papá mirando en mi dirección— Eran las ocho cuando has entrado por la puerta de la cocina.
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Es nuestra chica #MooreVerse2
Teen FictionINICIO: 30 de Abril de 2021 Segundo libro de la saga MooreVerse. Precuela de Son Mis Hermanos. ATENCIÓN: Esta historia se entrelaza de forma directa con "Son mis hermanos", pero no es necesario seguir un orden concreto para leerlas. Al igual que los...