Capítulo 12: Una disculpa

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Era de noche y en un pequeño lago ubicado en el bosque se podía ver a Mirajane sentada, abrazando sus piernas mientras miraba como la luna se reflejaba en el agua. Sus ojos parecían aver perdido su brillo.

— Tantos años y aún no sé cómo decirte que te amo... Natsu— decía lo último en un suave susurro— Eh tenido muchas oportunidades de decirtelo... Pero cada vez que me armó de valor... al estar frente a tí, el valor que había agarrado se desvanece y rápidamente los nervios me invaden... ¿Y ahora?, aparecen dos hermosas pequeñas diciendo que son tus hijas, tienes dos hermosas mujeres cómo esposas— sus ojos ahora eran cristalinos. Lentamente las lágrimas caían— ¿realmente no estoy en tu futuro?... ¡Ah!, si tan solo no fuera insegura... Tal vez, sólo tal vez... Yo... Yo estuviera a tú lado— una pequeña sonrisa apreció en su rostro— realmente te amo... En serio quisiera estar a tu lado... Me encantaría que me dijeras "Yo también te amo Mirajane" ... No sabes cuánta envidia tengo de Lucy y Erza.

Parándose del lugar dió un suspiró.

— Quisiera tener el valor para decirte lo que siento antes de que sea tarde.

Tras decir eso se dispuso a dejar aquel lugar. Mirajane caminaba lentamente, no tenía prisa por llegar a casa, ella disfrutaba de las caminatas nocturnas, el agradable silencio de la noche y la refrescante frío que hacía.

Mientras caminaba pudo escuchar otras pisadas, aquella persona parecía tener prisa por algo y sólo por curiosidad decidió voltear a la dirección donde se escuchaba las pisadas logrando ver a su compañera de gremio con la cuál hace relativamente poco había tenido una pequeña discusión. Podía ver cómo Erza corría a cierta dirección, la cual daba a la casa del Dragneel. Preguntándose porqué no había ido cuando le dijo, decidió seguirla.

                             [ ••• ]

Se podía ver a Erza estando frente a la de la casa del Dragneel. Estaba jadeando por correr, estaba tratando de recuperarse. Ya lista se disponía a tocar la puerta, pero unas risas captaron su atención, la curiosidad le había ganado y con sigilo se asomó por la ventana, logrando ver a Layla y Asami viendo un álbum de fotografías que Natsu tenía. Mirando detenidamente la sala de estar, no logro encontrar al pelirosa.

— ¿Acaso salió y dejó solas a las niñas?— pensó enojada con el Dragneel— sabía que no...

— ¿Oka-san?— se escuchó la voz de la pequeña.

Ella al alzar su mirada pudo ver que tanto Layla como Asami la estaban viendo.

¡¿Pero cómo supieron que estaba aquí?!— rápidamente seda una cachetada mental— claro, son dragon slayer, tienen un sentido del olfato que les permite oler mucho mejor que un humano, por ende reconocerían mi olor estando a unos diez a veinte metros. ¿Como pude olvidar eso?.

Lentamente Erza se levantaba estando totalmente a la vista de las pequeñas.

— H-Hola niñas— dijo un poco nerviosa— ¿cómo están?.

— ¿Que haces aquí Oka-san?— preguntó Asami mirando seriamente a su madre.

— B-Bueno, pasaba casualmente por aquí, así que decidí visitar— dijo nerviosa— ¿podrían dejarme pasar?, hace frío aquí afuera jeje.

Asami se dirigió a la puerta dejando pasar a la caballero, quién dió un suspiró de alivio, pesaba que su hija no dejaría que entrara en la casa.

— Les traje unos regalos, tengan— las niñas agarraron y lo pusieron en la mesa donde estaba el álbum que estaban viendo— por cierto y su padre.

Pequeñas DragneelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora