Norfolk's House, en Londres, estaba espléndidamente iluminada. ¡Ah, era maravillosa la temporada social! La casa estaba llena de criados que corrían de un extremo a otro para complacer a los invitados. La comida se repartía en fastuosas bandejas y grandes platos y la música hacía palpitar el corazón de lady Esmeralda Peyton, la hija pequeña de los anfitriones y condes de Norfolk.
Esmeralda estaba contenta. Y transmitía su felicidad a los demás. Ella era vital, alegre y una inspiración. Era tan única como su nombre. Y estaba de pie en un rincón, rodeada por la flor y la nata de la sociedad londinense.
—Lady Esmeralda, mañana tomaremos el té en casa de la duquesa de Hampshire. ¿Haría el honor de acompañarnos? —le preguntó una de las mujeres más ilustres del evento, la organizadora del comité de Almack's.
El salón de baile estaba atestado de gente y muchas parejas estaban bailando en el centro de la pista. Ella, en cambio, estaba esperando a que su padre llegara para terminar de rellenar su tarjeta de baile.
—Miladi, me encantaría poder acompañarlas... Pero mi padre requiere de mi presencia para visitar a un familiar —sinceró ella, y se abanicó.
Iba vestida con un primoroso vestido verde y su pelo rojo resplandecía bajo la luz de las velas. Era el centro de atención, la favorita del evento y, dicho de paso, de Londres.
—¿Un familiar? —insistió la anciana mujer—. ¿No será alguna de sus hermanas mayores? ¿Las trillizas? ¡Las echamos tanto de menos en Londres!
—Oh, no... Mis hermanas están en Bristol junto a sus esposos y mis adorables sobrinos —explicó ella—. Se trata de...
—Adam Colligan —Esmeralda oyó la voz del conde de Norfolk, su querido padre, a sus espaldas.
—¡Papá! ¡Al fin!—Lo abrazó—. Te estaba esperando —Le extendió su tarjeta de baile a medio llenar y su padre la aceptó.
—Oh, sí... el Barón de Bristol —comprendió la mujer en voz alta, incapaz de ocultar el desagrado que sentía por Adam. El joven Colligan era un paria, un calavera—. El hermano menor de los Colligan y el último caballero de Bristol soltero —La anciana la miró significativamente, sin necesidad de más palabras, y ella se mordió la lengua antes de soltar una impertinencia. ¡Qué bochorno! ¿Cómo podía pensar esa mujer que ella estaba interesada en alguien como Adam?
¡Por Dios! Su padre estaba obsesionado con la idea de que se casara con Adam. Y era vergonzoso. Todas sus hermanas vivían en Bristol y el conde quería que ella también lo hiciera. Las Joyas de Norfolk convertidas en las Joyas de Bristol. ¡Cuatro hermanas casadas con cuatro hermanos! ¿Había algo más cómico? Si los planes del conde salían bien, se convertiría en el hazmerreir de la alta sociedad inglesa. Por más inri, ¡Adam era detestable! El joven había vivido gran parte de su vida en España y había estado prometido con una delincuente española. No solo eso, se jactaba de su desagrado hacia las mujeres inglesas y solía burlarse de ellas con frecuencia. Actitud que lo había convertido en uno de los hombres más odiados de Londres y que, por supuesto, lo posicionaba en contra de los planes del conde de Norfolk. Ni ella ni él estaban dispuestos a unirse en matrimonio.
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Lady Esmeralda y el Barón de Bristol
Ficción históricaRetirada para su venta. Lady Esmeralda Peyton es la favorita de Londres. Todo el mundo la ama por su jovialidad, alegría y sinceridad. Su belleza y su fama la han convertido en un trofeo para los caballeros. Pero la situación se vuelve peligrosa cua...