Jeon Jungkook es un omega de alta sociedad, tiene una vida estable y llena de alegría junto a su esposo Park Jimin, ambos disfrutaban de su amor después de 6 años cómo pareja pero esta felicidad se irá desvaneciendo luego del deseo que Park tenía de...
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Al llegar a casa Jungkook fue directamente hasta el botiquín para tomar un medidor de temperatura para asegurarse de que era fiebre y darle la medicina indicada. En ese momento Taehyung se sentó en la cama observando a su chico acercándose para así ponerle el termómetro en su frente viendo que efectivamente tenía fiebre pero no entendía el por qué de aquello pues él no se había expuesto al frío ni nada de eso.
— Es muy raro pero... es mejor medicarte para que así puedas... — sintió cómo el adverso rodeaba su cintura para luego atraerlo más a él y así marcarlo exageradamente con su aroma el cual era incluso muy fuerte para su pareja — Cariño, ahora estaré contigo, ¿si? Sólo iré por algunas pastillas — avisó un poco tímido separándose del alfa para así ir hasta aquella pequeña caja y así buscar entre las pastillas, fue ahí cuando lo más lógico le vino a su mente, el celo del alfa.
Recordó la última vez que habían ido a una farmacia y Taehyung había comprado supresores, pero, si los había tomado, ¿por qué estaba así? Siguió buscando entre toda la medicina y efectivamente, ahí estaban las dos pastillas, eso quería decir que podía pararlo aún. Las tomó y al querer ir por un vaso de agua sólo sintió la mano del mayor tomar la suya para así atraerlo más a él de una forma un tanto fuerte lo cual provocó que las pastillas cayeran.
— T-taehyung... debes tomar tus supre...
Fue interrumpido al sentir cómo los labios del susodicho se posicionaban sobre los suyos comenzando un beso bastante apasionado. Tomó de los muslos al menor y sin esperar tanto lo cargó para así llevarlo a la cama y comenzar a besarlo mucho más, bajó de sus labios hasta su cuello y luego hasta sus clavículas. Jungkook de alguna manera no quería que este se detuviera, y sabía el por qué. El aroma de su alfa era tan delicioso que lo hacía querer quitarle la ropa para así estar más juntos sin ninguna tela de por medio.
Se dejó llevar y sólo acariciaba a su alfa sintiendo las caricias, los roces y los besos sobre su piel. Su rostro se tornó de un rojo carmesí hermoso al ver cómo el castaño desabotonaba su camisa dejando ver sus amplios hombros y su abdomen un tanto marcado. Cerró los ojos al sentir la mirada de éste sobre él y esperó aquel beso pero, no llegó.
— Jungkookie... — musitó en aquel tono ronco. — Lo siento... — suspiró apretando levemente la mano que tenía entrelazada con la de su omega — y-yo me estoy dejando llevar, pero, no quiero hacerte daño. No sé... si estás listo — habló haciendo contacto visual con el menor quien al ver que había frenado sus instintos sólo sonrió, le mostraba una vez más que era un alfa inigualable.
El omega llevó su mano libre hasta la mejilla del castaño dando unas cuantas caricias sin borrar su sonrisa. Notaba en sus ojos el deseo de querer hacer lo que todo alfa hacía con un omega pero se había resistido al pensar en que él seguramente no estaba listo, pero esta ocasión, no fue así.
