INFERTIL | ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ +21

CAPÍTULO 68

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eoduun bam, hotel, Itaewon.
2:00 p.m.

Yoongi al bajar del auto observó aquel lugar, no se veía cómo pensaba, es decir, las calles eran un poco solitarias a lo que tenía en mente, pero, se le hacía lindo.

Ayudó al alfa a llevar todo adentro para así obtener una habitación, al tenerla lista se detuvo al notar lo frío que era y no se veía cómo el folleto que anteriormente habían visto.

— Lamento que sea aquí, pero... los demás son muy caros y...

— No te preocupes — sonrió — no estaremos tanto aquí de todas formas. ¿Ya hablaste con tu amigo?

— Oh, aún no, pero quedamos en un club a unos minutos de aquí. — explicó mientras se acomodaba en aquel lugar. 

Yoongi solamente asintió e hizo lo mismo que el adverso, estaba cansado, tenía sueño y además no habían comido nada aún. Al desviar su mirada hasta Hoseok pudo notar cómo sacaba una bolsa negra de su maleta para así esconderla en uno de los bolsillos de su chaqueta por lo que frunció su entrecejo teniendo curiosidad por lo que aquella bolsa contenía.

— ¿Q-quieres ir a comer? — habló Hoseok al darse cuenta de que el adverso se había dado cuenta de lo que estaba haciendo — vamos al restaurante que vimos hace unos minutos — sonrió — luego, si quieres, puedes descansar un poco, porque estos días... — se acercó para así tomar de la cintura al rubio — vamos a disfrutarlo muy bien — susurró rozando sus labios un poco, algo que hizo a Min enrojecer.

— Bien, sólo me pondré algo más cómodo, ¿si? Y-ya vuelvo — sonrió para así separarse, tomar sus cosas y encerrarse en el baño.

Estando ahí dejó su ropa sobre el lavabo para luego sentarse sobre la tapa del baño. Sacó su teléfono viendo los mensajes de su padre por lo que sonrió, a cada minuto le preguntaba qué hacía y si estaba bien, pero se dio cuenta que en aquel lugar no había la suficiente señal ni siquiera para mandar un mensaje, todo estaba siendo un caos pero... tenía la esperanza de que luego todo cambiaría y su viaje sería divertido.

Al ya estar listo salió y ahí pudo ver a Hoseok tocando mucho su nariz, suponía que se estaba sacando los mocos por lo que sólo rió, algo que hizo al castaño girarse, ahí notó que sus pupilas estaban más dilatadas que antes y era bastante extraño.

— ¿Qué... estabas haciendo? ¿Estás bien?

— ¿Hm? ¡claro que si! — sonrió bastante feliz — ya tengo mucha hambre, vamonos ya, nos encontraremos con mis amigos en el restaurante también, quiero que los conozcas pronto — tomó la mano del omega.

— Hoseok... tus ojos... — musitó llevando una mano hasta la mejilla de este pero sólo sintió cómo se alejó un poco.

— Vamos, no hay que perder el tiempo, hay que disfrutar todo aquí — respondió sin borrar su sonrisa para luego salir de aquella habitación e ir caminando hasta el lugar antes mencionado.

En el camino Yoongi sonreía al ver los locales que llamaban su atención, incluso había pasado a comprar algunas pequeñas cosas antes de llegar al restaurante pero... Hoseok estaba muy distraído, últimamente había estado raro y esta vez no era la excepción.

Al llegar se quedó unos pasos atrás del alfa viendo cómo éste abrazaba a sus amigos, en ese momento sólo sentía incomodidad, no era para nada sociable y siempre les caía mal a las personas así que podía entender si ahora era así, pero no, aquellos alfas lo habían saludado cómo si fuese un amigo más, algo que hizo que su incomodidad disminuyera. 

— Sirvenos a los tres, cumple tu rol de omega — musitó uno de aquellos.

— ¿Disculpa? — frunció su entrecejo sintiendo su mandíbula tensarse.

— ¿No me escuchaste bien? Sirveme mi comida — habló de nuevo.

Fue ahí cuando se levantó de la mesa tomando de la camisa a aquel alfa pero Hoseok también lo detuvo.

— Ya, tranquilos, no hagan escándalo aquí — suspiró — Yoongi, discúlpate con él.

— ¿¡Estás loco!? Éste imbecil me esta faltando al respeto, ¿por qué debo disculparme yo? — alegó.

Hoseok tragó saliva observando a los dos y sólo se sentó ante la mirada de su Sunbae. Yoongi sintió el enojo invadirlo un poco más y sin haber probado algo tomó su bebida y la tiró encima de aquel alfa escuchando cómo éste lo insultaba y se quejaba. Se dio la vuelta y comenzó a salir pero sólo sintió la mano de éste tomar su muñeca, fue ahí cuando ya no pudo contenerse y dio un fuerte puñetazo en el rostro del alfa para luego salir completamente furioso de ahí.

Las personas lo observaban pero sólo las ignoró al igual que a Hoseok quien lo llamaba mientras corría tras él. Yoongi estaba... tan decepcionado, muchas veces él lo había defendido pero ahora no, era un total idiota.

— Yoongi, por favor...

— ¿Qué mierda quieres? — alzó la voz girándose.

— L-lo siento, en serio, perdón... — se acercó un poco más al omega pero sólo recibió un empujón.

— Eres un idiota... — tragó saliva tratando de no mostrar que quería llorar — conmigo... en Seúl... ¿te comportas diferente sólo porque está mi padre?

— ¿Qué? Claro que no, es sólo que... entiéndeme, él es mi sunbae, estuvimos juntos mucho tiempo y debo respetarlo.

— ¿Y sólo por eso dejarás que me trate así? ¿¡Quién crees que soy!? — exclamó — No soy su puta sirvienta y no estoy cumpliendo ningún maldito rol. Desgraciadamente soy un estúpido omega pero no por eso seré sumiso.

— Yoongi... — musitó tomando las manos de éste. 

— Suéltame — ordenó — necesito estar sólo ahora, nos vemos después — acotó.

Hoseok suspiró observándolo irse, su mirada de "arrepentimiento" desapareció y la seriedad se mostró. A los pocos segundos sintió la mano de su otro amigo por lo que desvió la mirada por unos segundos.

— Déjalo, así son las perras — rió — ya sabes muy bien cómo se comportan. Luego volverá rogándote.

— Él no es... — tragó saliva de nuevo.

— ¿Te atreves a contradecirme? — preguntó serio.

— No...

— Ya te dije, Jung Hoseok, una perra cómo esa... volverá a ti, no te humilles por un inútil omega. Vamos, al menos hay más comida — rió pasando su brazo por los hombros del menor para luego sólo volver a caminar de regreso al restaurante.

Por otro lado, Yoongi ya no pudo aguantar más, estaba lejos de casa, sólo y... haber tenido una experiencia así de nuevo lo había hecho sentir muy mal. Sus lágrimas no tardaron en caer y fue ahí cuando quiso llamar a su padre pero la señal era una porquería.

— Mierda... no debí venir.