¡¿Renací como una Haitani?! (PAUSADA)

Capitulo 11

Nyoko al encontrarse fuera de la habitación de su amiga se comenzó a acobardar e intentó reunir todo el coraje que podía. Sin embargo cuando estaba levantando su mano la puerta se abrió sorprendiendo a las dos chicas y un "hola" fue lo único que llegó a salir de la boca de la pelinegra.

Ambas niñas ya se encontraban en la habitación de la rubia, solo que ninguna decía una palabra hasta el momento en que ambas se miraron y comenzaron a llorar. Ninguna decía palabra alguna, solo se abrazaron hasta quedar dormidas.

Ya habían pasado horas desde que el trío había entrado a la habitación de su capitán, quien se encontraba durmiendo abrazado de su manta, e intentaban despertarlo, cosa que intentaron dos veces más antes de tomar un descanso e ir a buscar al abuelo de este para que los ayudara.

Cuando por fin habían logrado despertar al más bajo, luego de varios intentos por parte de los 3 jóvenes y el mayor al ver a su nieto despierto fue a buscar a las otras dos chicas. Ayudaron a su capitán a alistarse para así irse los 4 a la casa de Baji. Ya que este último debía encontrar una forma para volver al colegio para recuperar el año perdido y así hacer feliz a su madre.

En la casa de los Sano, Nyoko despertó cuando escuchó al señor Sano llamandola para que hablaran, ante esto la joven se intentó levantar de la manera más silenciosa posible para así no despertar a la chica rubia a su lado. Luego de lograr levantarse se dirigió donde la esperaba el Sano mayor.

-Hola abuelo -fue lo primero que dijo la joven al encontrarse con el señor pues luego de los 3 años en los que estuvo con ellos, el mayor le permitió llamarlo de esa forma.

-Ven toma asiento que tenemos que hablar -comentó mientras palmeaba el cojín que se encontraba al lado suyo- primero déjame contarte lo que paso en estos dos meses en los que no estuviste- la pequeña solo asintió antes de que él comenzara a hablar-

El señor le contó que hace un mes que Shinichiro había fallecido, que él no culpaba a los niños pero aun así estaba dolido, también le dijo que él fue quien pidió que no le contaran nada a Nyoko pues ya se había enterado que sus hermanos salieron de la correccional y ella necesitaba pasar tiempo con ellos.

Nyoko solo se sorprendió ante lo que escuchaba, si bien la joven sabía que el mayor tenía claro los problemas y las libertades que los tres Haitani's tenían, no pensaba que él estaba informado de todo. El mayor solo sonrió al ver el rostro de la niña para luego seguir contándole los demás sucesos durante los dos meses en los que estuvo ausente.

-Sabes abuelo, no te enojes con las personas que me contaron lo de Shin, ellos sabían que yo igual necesitaba saberlo -dijo la pelinegra para luego levantarse de su lugar y abrazar al señor- creo que ahora es mi turno de contarte como llegue aqui y por cuanto tiempo estare -suspiro antes de comenzar a hablar ya que tenía claro que iba a recibir un reto de parte del mayor.

Nyoko solo le contó que apenas sus hermanos la dejaron sola ella tomó algunas cosas y se vino al distrito donde viven los Sanó. También le dijo que solo estaría por tres días ya que eso fue lo que anotó en su nota y por lo mismo dudaba que después pudiera volver. Ante esto la joven comenzó a llorar mientras decía entre sollozos que no creía poder venir en un tiempo y por eso le quería pedir permiso para quedarse esa noche donde la señora Baji, ya que ella había invitado a la chica a su casa la última vez, claro que la niña iba a dormir con ella.

El hombre apenas la terminó de escuchar solo se rio antes de decirle que siempre será bienvenida en la casa Sano, que ese ya era su hogar y que si deseaba quedarse con la señora Baji lo tenía permitido, aún más si ella quería despedirse de su amigo pelinegro.

La joven apenas lo escucho sonrío y salto para abrazarlo, sin embargo, ambos terminaron cayendo al suelo, lo bueno era que el señor rebosaba de salud y tenía muy buena condición física, por lo que no le llegó a suceder nada pero eso no evitó que la pelinegra se preocupara y terminara disculpándose por ser tan bruta.