Pleasure - [Christopher Morgan] ⚠️CANCELADA⚠️

【 CUATRO 】

════ ⋆Capítulo Cuatro⋆ ════

LA CENA.

Vanessa.

Mis límites de paciencia están al borde del colapso. Los ojos me duelen, al igual que la cabeza, el cansancio y el estrés me tiene considerando la idea de alistar mis maletas y huir a Moscú, aunque me gane una sanción por insubordinación.

Tomo asiento junto a Alice, quien lee uno de sus libros preferidos. Una charola llena de galletas glaseadas con chocolate blanco y maní reposa en el centro del comedor. Se me hace agua la boca con tan solo verlas, no he comido nada desde esta mañana, el trabajo acumulado no me ha dado abasto, ni siquiera he tenido tiempo de descansar, aunque sea por cinco minutos.

—Come, las prepare especialmente para ti, sé que te gustan —Alice me sonríe con amabilidad, luego vuelve a enfocarse en las páginas de su libro. Me atiborro de galletas, hasta que quedo satisfecha y el hambre desaparece.

Evelyn sale de su cuarto luciendo un hermoso vestido color blanco que se ajusta a su cintura, la falda holgada le da una apariencia más ancha a sus caderas. Su cabello dorado está perfectamente recogido en una coleta alta, la cual resalta sus facciones femeninas. Alice también esta arreglada, a diferencia de su hermana, ella opto por un pantalón de paño negro holgado, una blusa cuello tortuga blanca y un gabán a juego. Ambas se ven radiantes, incluso Evelyn quien tiene una expresión de pocos amigos estampada en el rostro.

— ¿Tienen planeado salir a cenar? —Les preguntó.

— ¿Olvidaste la cena de integración qué organizo el general Peñalver?

— ¿Cena? —Cuestionó con el entrecejo fruncido. El exceso de trabajo me tiene distraída.

—Peñalver organizo una cena para que conozcamos los oficiales de las tropas que vamos a dirigir, va a ir el general y el coronel Morgan —Se me amarga la existencia con tan solo escuchar ese apellido, y automáticamente se me quitan las ganas de ir.

Los Morgan, no los conozco, pero tengo presente su reputación.

Aun así, mis primeras impresiones no han sido las más agradables, en especial la del coronel Christopher, quien se ha convertido en un verdadero dolor de ovarios. Todos los putos días me manda correos, saturándome de trabajo e insiste en que debo asistir a la central lo antes posible para iniciar mis labores como comandante.

—Llamaré a Peñalver y le diré que no podré asistir.

Me levanto por mi teléfono, tengo varios mensajes sin leer. La mayoría son del coronel «Puto loco, de seguro está obsesionado conmigo», por lo que ni me molesto en responder.

Vuelvo al living, faltan cuarenta minutos para las siete. Si mal no estoy, la cena es a las ocho, así que rápidamente marcó el número de Peñalver.

—Yo de ti, lo consideraría —Interviene Alice, antes de que presione el botón de llamar—. Estos días has estado bastante estresada, salir de estas cuatro paredes te vendría bien.