ɪ ʟɪᴋᴇ ᴜ ☕︎ 𝗞𝗼𝗼𝗸𝗚𝗶

𝖠𝗋𝗋𝖾𝗉𝖾𝗇𝗍𝗂𝗆𝗂𝖾𝗇𝗍𝗈

Nuevamente se encontraba en el hospital, en su cabeza resonaba el doloroso grito de Jeongguk cuándo cayó algo sobre su pie, casi destrozándole el pie.

Estaba sudando, estaba temblando, tenía miedo.

—Debe de odiarme, debe de odiarme. —se repetía así mismo una y otra vez, era un sinfín de cosas negativas hacía sí mismo.

—¿Eres Min YoonGi? —una dulce voz de una mujer hizo que él saliera de sus pensamientos mirándola fijamente.

—Si, ¿quién es usted?

—Soy la madre de Jeongguk. —dijo la mujer haciendo una pequeña reverencia. —me da gusto conocerte, aunque no haya sido el mejor reencuentro. —comentó con una pequeña risa nerviosa.

—Lo siento mucho.

—No debes de disculparte.

—Es que no lo entiende. —ante tal respuesta repentina, la mujer lo miró con un tanto de confusión.

—¿Qué dices?

—Yo provoqué el incendio...—dijo con la voz quebrada. —yo ya no podía más.

A la mujer se le partió el alma al escuchar algo así por parte de un chico como él, gracias a Jeon sabía todo lo que había sufrido.

La mujer solo extendió sus brazos con una amigable sonrisa. —ven aquí, ¿si? —el de tez pálida dudó al principio, pero ya estaba rodeado en los brazos de una madre.

Por primera vez sintió un abrazo de madre.

—Min, todo se resolverá, ¿si? recuerda siempre hablar con alguien de confianza y así evitar esos bajones tan feos, yo no quiero ver a un chico de porcelana y lindo llorando otra vez. —dijo regalandole otra sonrisa, esta vez con leves caricias en su espalda.

Min no evitó en soltar unas cuantas lágrimas ante ese tan sincero y cálido abrazo de una madre.

—Muchas gracias, señorita Jeon.

Era un momento extraño, pero demasiado lindo, tampoco incómodo.

El doctor por fin salió de la habitación para así decir que sucedía con Jeongguk.

—¿Parientes de Jeon Jung Kook?

Ambos asintieron ante la pregunta, estaban muy nerviosos.

—Está en perfecto estado, excepto su pie, estará tres semanas aquí y luego le daremos de alta. —el doctor hizo una pequeña pausa. —después necesitará muletas por un corto tiempo.

—Muchas gracias, señor. —ambos hicieron una reverencia hacia él. —¿podemos verlo?

El ajeno asintió para luego retirarse e ir a otra habitación.

Ahí se encontraba Jeongguk mirando caricaturas igual que un niño pequeño.

—¿Cómo está ese pie? —bromeó la madre del nombrado haciéndolo sonreír.

—¡Min! —con los ojos como platos lo miró. —¿te encuentras bien?

—Si, eso no importa. —dijo este acercándose a él. —Ahora debo ver a dos chicos en el hospital. —dijo riendo haciendo referencia a Hoseok junto a Jeongguk.

—Ven aquí. —Jeon lo atrajo delicadamente hacia su pecho dejando un dulce beso en su cabeza.

—Se ven demasiado lindos. —sonrió la madre de Jeongguk.

Era demasiado lindo todo, excepto por el padre, ahora odiará a YoonGi por lo del pie de su hijo.

Carajo.