Fijé la mirada en la pista de baile, le di un trago a mi copa, escuché un querido se dolor, volví la mirada a Indra, la chica que había contratado para divertirse esa noche se encontraba en el suelo.Indra la había empujado y ella lloraba.
—No huele a ella.— dijo para después ponerse de pie y abandonar el vip del Valhalla, tome mi abrigo y salí detrás de él.
La casa de Indra fue nuestro destino, una fiesta como de costumbre, falsos amigos llenado cada rincón de la casa, mujeres desnudas desfilando aquí y allá, la mesa de centro frente a nosotros se encontraba llena de droga, botellas de vino y ron, encendí un cigarro, le di una calada, la mirada la tenía fija en la piscina, las luces neon la iluminaban desde el fondo.
Azul.
Rojo.
Naraja.
Verde.
Rosa.
Ese maldito color, eche la cabeza hacia atrás al tiempo que mi espalda quedó apoyada completamente sobre el respaldar del sillón, metí una píldora a mi boca, mire el dirección a donde se encontraba Indra, una chica estaba sobre él, las manos de mi hermano recorrían su cuerpo desnudo, ella se movía sobre él, parecía estar disfrutando de la atenciones de mi hermano.
Sonreí.
Bien por ella, cerré los ojos, la música alta jodia mis sentidos, la droga comenzó a hacer efecto, mi cuerpo dejo de sentirse mío, mi mente floto, lo malo se fue.
Bailar, beber y drogarme basta perder el maldito sentido, hasta ser parte de eso que tanto anhele.
Pagar por sexo, pagar por un juego perverso.
Ellas disfrutaban, mentian tal cual les pedía, había un guión, siempre la misma escena.
Siempre la misma fantasía.
Tome asiento frente a la isla de la cocina, la sirvienta coloco el plato frente a mi, carne y papas al horno, llene mi copa con vino y me dispuse a comer.
Corte un pedazo de carne, lo metí a mi boca, bebi de mi copa, bebi de la botella.
Después de comer salí al jardín, tome lugar en un camastro frente al jacuzzi al aire libre, tantos jodidos recuerdos y últimamente todos tienen que ver con ella.
—¿Haz hablado con ella?— cuestione después de ingresar al Jacuzzi, Indra permaneció con los ojos cerrados, la cabeza apoyada en la almohadilla.
—Muy poco, no es una dulce princesa, tiene problemas al igual que nosotros, ha hecho cosas malas, está confundida, está enamorada.