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Salí del hotel, subí a mi camioneta, le pedí al chófer que me llevará a casa.

Eche mi cabeza hacia atrás, pensé en meter una píldora a mi boca pero eso me haría confundirme aún más.

Cerré mis ojos y todo volvió a mi en cámara rápida, abrí los ojos rápidamente, me lleve las manos al rostro.

—¿Dónde estabas?— cuestionó mi amigo cuando ingresé a la sala, el bebía— me preocupe por tí, te fuiste del club y no volviste, te perdiste dos malditos días.

Tome asiento en el sillón que se encontraba frente a él.

—Yo tenía asuntos pendientes.

—Vaya, pues debiste enviar un texto o algo, tus amigos de Noruega llamaron, tampoco les respondiste a ellos, al parecer lograron ingresar a la clínica, ellos dijeron que tardarán un par de días en sacar a Indra, pensaron que habías muerto por qué usualmente tus negocios con ellos siempre los atiendes y más si se trata de tu hermano....hey espera ¿Adónde vas?

—Estoy cansado, ire a dormir un poco.

Él dijo algo, no entendí, no me intereso, subí las escaleras, fuí directo a mi habitación, ingresé al baño, abrí el grifo de agua, las gotas caían sobre el azulejo, me quite la ropa, me mire al espejo, golpee el espejo, se quebró en pedazos, mi mano comenzó a sangrar.

Alejate de mi.

Estás drogado.

Mírame, Ashura mírame.

¿Por qué haces esto?

Te odio.

No es amor, es una enferma codependencia, lo asfixias, se están matando.

Me queje de dolor cuando las gotas de agua cayeron sobre mi espalda, sobre mi pecho y mis brazos, las heridas eran recientes tanto como los recuerdos.

Y aunque las heridas en mi cuerpo duelen y sangran se que estás tarde o temprano serán solo una cicatriz, el tiempo las borrará pero no será lo mismo con las heridas en mi corazón.

—¿Que mierda hiciste Ashura?

Hacia tanto que no me permitía llorar que no pude contenerme más, de rodillas con el agua empapando mi cuerpo, mis manos cubriendo mi rostro, quejidos de dolor se escapaban de mis labios.

Estás enfermo, tan dañado que ya no puedes distinguir entre lo real y las jodidas fantasías.

Después de colocarme un pantalón de chandal yo salí al balcón, la gusta del par y la arena, el atardecer, las gaviotas volcando en busca de alimento.

El dolor en mi pecho, el vacío en mi estómago, necesitaba una pildora, necesitaba una docena de estás para escapar, necesitaba volver al pasado, necesitaba ser feliz pero por primera vez en mi vida tuve miedo a drogarme, tuve miedo a la irrealidad.

Entre a mi habitación, busque mi teléfono celular, tenía decenas de llamadas perdidas de mi padre.

Respire profundamente, me senté sobre la silla de exterior, eche mi cabeza hacia atrás, cerré mis ojos y recordé.

— Él te mostró su verdadera cara, quería que te quedarás, quería que lo amarás tal cual era, él quería dejar de mentir, él te necesitaba y tú solo te fuiste.— me acerque a ella, estaba alterado, estábamos en el baño del club en un momento y de pronto nos encontrábamos discutiendo en la habitación de un hotel.

Estaba tan jodido en drogas que ya no podía entender como es que pasaban las cosas, mi labio sangraba, ella lo había hecho, mi mejilla ardía, ella me había golpeado con su plana abierta, ella estaba despeinada, su respiración era acelerada, el odio que reflejaba su mirada era.muy diferente a ocasiones anteriores dónde no había otro sentimiento más que miedo.

—¿Por qué te fuiste?

Ella comenzó a reír pero no era por qué estuviera feliz pues ella lloraba, reía y lloraba, la tomé de los brazos, podía sentir mis propias lágrimas mojando mis mejillas.

—¿En verdad me estás preguntando eso?

— Él te amaba.

Ella volvió a golpearme, ella golpeó una y otra vez mi rostro, mi pecho, me grito, intenté acercarme, se alejo, cayó de rodillas al suelo, envuelta en llanto. Pequeña y fragil.

Abrí los ojos cuando el dolor se volvió insoportable, me puse de pie y camine hasta el buró, del cajón tome una pequeña caja metálica, mis manos temblaban.

El llanto no paraba, me sentí patético, tome más de tres píldoras, las lleve a mi boca, tragué estás sin problema, salí de mi habitación, baje las escaleras. La música a alto volumen, las pocas personas que se encontraban en mi casa continuaban divirtiéndose, mi amigo me llamo por mi nombre cuando me acerque a la cava, tome una botella de whisky, sali de la casa dando pequeños tragos a la botella.

La chica a la había pagado para entretenerme aquel día se acercó cuando me vio, ella estaba nadando en la orilla del mar con sus amigas.

—Te fuiste sin mi, me pediste que bailará para ti y cuando lo hice tu ya te habías ido, pase los días aquí esperándote y...

— Largate de una puta vez.— la empuje, ella cayó sobre la arena, ingresé al mal, el agua cubrió mis pies, mis pantorrillas, mis rodillas, mis piernas.

Cada vez me cubría más y más, bebi de la botella como si fuera agua, escuche a mi amigo gritar mi nombre desde la orilla, seguí adentrándome hasta que deje de sentir la arena bajo mis pies, el agua me arrastró hasta lo más profundo, no hice ningún intento por emerger a la superficie.

El agua ingreso por mi nariz, por mi garganta, dolía como mil infiernos, cerré mis ojos y me deje ir.

Ella vino a mi en un recuerdo.

—Te odio.—susurro al tiempo que si mano hizo un suave contacto con mi mejilla, ambos estábamos llorando.—En verdad te odio tanto.

—Te mataré.— susurre sin dejar de mirarla, ella sonrió.

—No lo harás, no puedes hacerlo, no fue Indra el que hizo todas esas cosas lindas por mi, las palabras, los regalos, los bellos y magicos momentos...— ella nuevamente comenzó a llorar, cubrió su boca con sus manos para tratar de acallar el llanto, lo hizo— no fue Indra...eras tú, siempre fuiste tú, mirando todo desde el rincón...

—Te odio...

Te amo.

Puccalovelin


Ashura ColorsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora