Abrí los ojos, mi teléfono celular no paraba de sonar, empuje a la chica que se aferraba a mi cintura, estaba desnuda, pero no era la única mujer desnuda en mi cama, el ruido de la regadera me indico que Indra se estaba bañando.
Busque mi celular en el bolsillo de mi pantalón que yace sobre el piso, desvíe la llamada al ver que se trataba de mi padre, el teléfono de Indra comenzó a sonar.
Mire en dirección a la cama, tres mujeres se encontraban durmiendo, no recordaba mucho de la noche anterior, solo que estaba afuera, después en el Valhalla, salimos lo suficientemente ebrios y drogados como para recurrir a scorts, pagamos por sexo, pagamos por una fantasía.
Pero siempre hacíamos eso.
Ellas aceptaban y nosotros simplemente disfrutábamos de la irrealidad.
-Deberias darte un baño, no he respondido las llamadas de papá, estoy seguro de que vendrá a la casa.- dijo Indra una vez que salió del baño, estaba desnudo, sin una toalla amarrada a su cadera.- ¿Por qué siguen aquí?- cuestionó refiriense a las prostitutas.
Sonreí.
-Ni si quiera se por que están aqui, creo que últimamente estamos perdiendo el control de lo que hacemos, le pediré a las chicas que se muden otra vez a la casa, no podemos seguir pagando por sexo, eso es arriesgado, no podemos permitir que alguien más se entere de...
-¿Lo enfermos que estamos?
-Asi es, nadie lo entendería.
Indra soltó una carcajada, se cerco a mi. Desnudos uno frente al otro.
-Ni yo lo entiendo.
-Hay cosas que no es necesario entender.
Nuestros labios se unieron, es amor, debe serlo pues aleja la soledad, la mierda, es algo extraño y loco pero bueno, solo somos el y yo, y que sentido tendría la vida si no es así.
Conozco todo de él, conoce todo de mí.
-Les pedí una cosa, una maldita cosa y no fueron capaces de hacerla.- papá tomo lugar frente a nosotros, las sirvientas se retiraron después de que colocaron las tazas de café frente a nosotros, una para cada quien.
-Estaba aburrido.- dijo Indra, mi padre lo miro molesto, Indra permaneció tranquilo.
-Estas diciendo que me dejaste en ridículo solo por qué te sentías aburrido, tú muchacho impertinente y arrogante no tienes idea de lo que tú estúpido comportamiento ocasionó.
-Lo tendria si fueras claro, no soy un jodió adivino, dijiste que fueramos a ese estúpido evento, lo hicimos, tomaron fotos, respondimos preguntas y después nos fuimos, cumplimos con lo que pediste.- Indra se puso de pie, fue hasta la cava, se sirvió un trago- Me encargó de mis asuntos en la empresa, mantengo mi imagen intacta y si comento algún error me encargo de pagar para que nadie más lo noté, toda la puta vida he hecho justo lo que haz querido que haga, no digas que soy impertinente, no digas que soy arrogante, por qué con una mierda que tú nos sabes quién soy realmente.
Mire a mi padre, él parecía sorprendido, Indra nunca le había hablado así.
-Eres mi hijo...tu y tu hermano son mis hijos y no actúan como deberían hacerlo, no crean que ignoro sus fiestas contantes, pagan por la compañía de mujeres, su vida es un caos, hasta ahora lo había permitido por qué creí que eso les daba diversión, gastar el dinero en aquello que les cause placer no es problema, el problema viene cuando no hay más que esa vida llena de excesos, tienes razón no eres ninguno adivino, debí contarte cuál era el verdadero propósito de ese evento, la caridad es una farsa, lo que quería es que te encuentres con la hija de un socio, estoy interesado en el litio, sus padres son dueños de una mina en China, necesito que seas parte de esa familia.
-No lo haré.- tome mi taza de café, bebí un trago, tal vez dos, debía ocuparme de ese asunto sin tener a papá jodiendo, insistiendo, sabía de las fiestas, sabía del sexo...no podía permitir que supiera más allá de eso, si Indra se negaba papá insistiria, si Indra aceptaba papá se enfocaría en otro negocio confiado en que Indra se encargaría.
Experimentar con Sakura había Sido de ayuda, ahora sabía que debía hacer y que no, además era seguro que esta vez sería más fácil pues no había trauma alguno en la cabeza de la chica, sería casi como entrenar a un perro.
-Creo que debes hacerlo.- dije al tiempo que coloque la taza nuevamente sobre la mesa de centro.- sal con ella, han pasado tres años, necesitas distraerte, dale una oportunidad.
Indra me miro confundido, yo sonreí, negó levemente con la cabeza.
-Escucha a tu hermano Indra, además no es como que tengas que estar siempre con ella, puedes llevarla a China, compra una casa para ella ahí, llenala de sirvientes, dale un hijo eso las mantiene ocupadas, ven a Japón, tu vida no tiene que cambiar si tanto te gusta, es solo una formalidad.
Mi sonrisa se esfumó, Indra permaneció inmóvil, supongo que aquel consejo le trajo recuerdos, desagradables recuerdos.
Mi padre se marcho después de que indra accedió a su petición, Indra se mantuvo tranquilo, subió a su habitación, pidió tiempo a solas, yo permanecí en el sillón, recordé a mi madre, nuestra casa en Madrid.
-¿Que negocio logro con ella?
La música resonaba en mis oídos, el Valhalla estaba a tope, las luces neon iluminaban el vip, las chicas bailaban para Indra, él estaba ebrio, jodidamente ebrio, su primera cita con aquella chica había Sido un éxito, Indra fingía ser un principe y ellas lo creían.
Se enamoraban de la mentira, supongo que ahora era más fácil pues el guión ya estaba escrito, las mismas palabras, los mismos cumplidos, los mismos regalos...Sakura realmente había Sido una excelente práctica aún que no debió ser así.
Metí una píldora a mi boca, me relaje en mi asiento, una de las chicas se acercó a mi, la hice que se sentará sobre mis piernas, la bese, no fui lindo, nunca lo he Sido.
Con rudeza la tomé de las mejillas, ella se quejo, intento alejarse, miedo fue lo que ví en sus ojos, el estómago dolió cuando estos dejaron de ser color azul...y de pronto se tornaron de otro color, la droga hacia su efecto.
-Debiste obedecer, debiste quedarte callada, debiste ser tú.
Susurre y después la bese.
Envuelto en una estúpida fantasía.
Puccalovelin.