26.- Confesiones

552 39 11
                                    

5 Horas más tarde:

POV Zeynep:

Después de la discusión con Can, no quise salir de la habitación. Me encerré y me acosté en la cama, llorando por la deprimente vida que tenía.

Por un momento pensé que Can sentía algo por mí, tanto lo estuve pensando que terminé enamorándome yo.

¡Yo! Quien dijo que no se iba a volver a enamorar de nadie después de lo qué pasó la última vez, no dejaba que mi corazón amara a nadie más.

Aparento ser dura de corazón, pero por dentro soy tan débil, tan frágil, tan sensible.
No es tan fácil curar un corazón que está herido y no es tan fácil endurecer un corazón que espera ser amado.

Aparento ser feliz cuando por dentro, estoy totalmente rota. Soñé encontrar en Can lo que tanto estaba buscando: seguridad, pero le importa más su trabajo que conocer a las personas que lo rodean.

No somos compatibles, no somos el uno para el otro; por lo tanto, no podemos estar juntos.

Mientras lloraba abrazada a mi almohada, acostada en la cama con la pijama puesta, mi teléfono vibro por un mensaje.
Miré el teléfono y el mensaje era de Ada:

"Hoy hay lluvia de estrellas, no te la pierdas...No me dejes sola :)"

Por más triste que estuviera, no podía dejar a Ada cuando me lo pedía. Me levanté de la cama, me puse mis tenis y salí de la cabaña, caminé hasta las mesas cerca del jardín y no había rastro de Ada, pero si una mesa adornada con flores y luces alrededor con una canasta encima.

Miré todo extrañada, saqué mi teléfono y traté de hablarle a Ada pero nunca contestó. Le mandé mensaje y no los veía, hasta que miré a Can acercarse a mi.

— Zeynep...— habló Can nervioso

Lo miré confundida, guardé mi teléfono y rodé los ojos. Me volteé, dándole la espalda y dispuesta a salir por donde entré pero Can corrió hacia a mi, interponiéndose en mi camino.

—¡No te vayas! — dijo Can

— ¡Déjame pasar, no quiero verte! Solo quiero dormir, fue un error venir aquí — dije con fastidio

— Quiero decirte algo, escúchame por favor. Sé que no tengo derecho de pedirte nada pero, déjame hablar — dijo Can con desesperación

Rodé los ojos y me crucé de brazos, asentí con la cabeza y Can sonrió de lado. Tomó mi mano y me llevó a la mesa, me senté de un lado y Can de otro.

— Lo siento, siento mucho por poner mi trabajo primero que todo, por ser un robot sin sentimientos y no disfrutar el viaje, por no darme cuenta...— dijo Can y lo interrumpí

— Está bien, no necesitas pedir perdón por nada. Al final de todo, no somos nada más que amigos, no necesitas darme explicaciones por cómo controlas tu vida o lo qué haces... — dije, desviando la mirada

— Ese es el problema, Zeynep...— dijo Can tomando mis manos y lo miré de inmediato
— No quiero ser tu amigo, no puedo ser tu amigo.

Mis ojos se cristalizaron, me enojé demasiado. Todo esto lo había hecho para humillarme, para romperme el corazón y yo de tonta me quedé.

En Otra Vida | Baht OyunuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora