50.- En esta vida

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POV Bora:

El vestido negro que Ada portaba en la fiesta después de la boda, le asentaba perfectamente al cuerpo y el labial rojo que tenía puesto le quedaba a juego.

Toda ella era perfecta, su único defecto es que no estaba conmigo.

Yo estaba observándola desde mi mesa, tomando trago tras trago. Tenía que disimular mis ganas de besarla, pues estábamos en la fiesta de Can y Zeynep.

—¿Enserio no quieres bailar? — preguntó Zeynep, acercándose a mi, con su respiración agitada después de bailar quien sabe cuántas veces.

La miré con una sonrisa y asentí. Me levanté de la mesa, abroché los botones de mi saco y tomé su mano para llevarla a la pista. No había bailado en toda la noche y ella era la festejada.

Comenzamos a bailar juntos sin dejar de mirar a Ada. Dejó de hablar con algunas amigas y cruzó su mirada con la mía. La música se terminó y todos aplaudimos.

Ada sonrió y se escabulló entre la gente hasta perderla de vista. Dejé a Zeynep con Can de nuevo y salí por dónde Ada había ido.

Tenía tantas ganas de estar a solas con Ada y besarla hasta que saliera el sol. La busqué con la mirada y encontré a Ada cruzada de brazos, mirando por el pequeño balcón, me quité el saco y se lo puse.

Ella dió un pequeño salto del susto, pero se tranquilizó al verme.

—¿Qué haces aquí, Ada? — pregunté confundido

— Salí a tomar aire, pero ya me meteré. Está bajando la temperatura— dijo Ada con una sonrisa

Se dió la vuelta y comenzó a caminar a la entrada, la tomé del brazo evitando que avanzara y la acerqué a mi.

Tomé su cintura y la apegué a mi cuerpo, ella me miró confundida y se resistió, pero no se separó. Su respiración estaba agitada y la mía de igual forma.

Quería estar con ella, quería besarla, saborear esos labios rojos que me estaban volviendo loco. Quería hacerla mía y ser suyo.

Nos alejamos de la vista de todos, escondiéndonos en un callejón cerca de la entrada.

—¿Cuánto tiempo más tengo que aguantar las ganas de besarte, Ada? — pregunté en un susurro, acercándome a ella

Ada sonrió de lado.

— El tiempo que sea necesario. Estamos en la fiesta de Can y Zeynep, no robemos su momento, Bora — dijo Ada mirándome a los ojos, mientras rodeaba mi cuello con sus manos.

Mi respiración comenzó a acelerarse con el acercamiento de Ada y con su forma de decir mi nombre. Sus labios dibujaron una sonrisa y eso me volvía loco.

Comenzó a acariciar mi oreja, yo cerré los ojos. Me ponía tenso y nervioso su acercamiento; estaba jugando conmigo y si seguía así, no responderé.

— Te aseguró que todas las parejas están teniendo su momento, aún así, no hay forma de opacar a Zeynep y Can — dije sonriendo

Ada sonrió de lado y se acercó a mi oído. Ella sabe como volverme loco.

— Pero no podemos hacer nada enfrente de los niños. Además, me encanta volverte loco y como te pones rojo — susurró Ada en mi oído, depositando un corto beso en mi oreja.

Miré sus labios, en donde dibujaba una sonrisa pícara. La miré a los ojos y negué con la cabeza, volteé hacía la entrada y no había nadie que nos viera.

Mire de nuevo a Ada y negué.
—¡Ven conmigo! — dije, tomando la mano de Ada

Ella me miró confundida, pero con una sonrisa me siguió el juego. Jalé de su mano y caminamos hasta mi auto y nos subimos en el.

En Otra Vida | Baht OyunuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora