𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 ━━ 𝐷𝑟𝑎𝑐𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑓𝑜𝑦

| 𝐧𝐢𝐧𝐞𝐭𝐞𝐞𝐧

|POV: ELARA WEASLEY

En cuanto los ojos de Draco se posaron en el sobre, vi cómo su expresión cambiaba y su cuerpo se ponía rígido de inmediato. Ahora, lleva más de diez minutos sentado mirándolo. Entiendo que esté asustado ya que podría ser de Lucius o Narcissa sobre algo serio, así que no le presionaré para que lo haga.

—¿Quieres abrirla? —pregunto, viéndolo pasear por la habitación.

—No.

—¿Y eso por qué? —pregunto.

—Porque qué pasa si es de él. —habla mencionando a Lucius.

—Draco. —me levanto y tomo mis manos entre las suyas. —Ya no tienes que tenerle miedo, no te va a hacer daño.

—Lo sé, es que...

Lo interrumpo con un abrazo, —Oye, ahora estás a salvo.

Antes de ayer, Draco no se había abierto mucho conmigo. Aunque eso cambió cuando se había despertado de una pesadilla. Sobre Lucius. Desde ese momento, a las cuatro de la mañana, me contó todo. Por qué hizo lo que hizo en los últimos años, cuándo se convirtió en un mortífago, cómo Lucius le pegaba cada vez que hacía la más mínima cosa mal.

Y el simple hecho de escucharlo y oírlo abrirse a mí, me hizo ver a Draco de una manera totalmente diferente. Ya no lo veo como el chico arrogante y de corazón frío. Lo veo como el chico que fue torturado, herido y lastimado emocionalmente desde pequeño.

El chico al que nunca se le dio una opción en su crianza.

Salgo de mis pensamientos sobre él cuando oigo el rasgado de un papel a mi lado. En cuanto mis ojos se posan en él, me encuentro con un Draco decidido mientras rompe la carta en su mano y saca el papel, leyéndolo. Poniéndome de pie, me acerco a él, tratando de ver bien la carta. Por el aspecto de su cara, puedo decir que la carta contiene información que no es tan buena. Su rostro se ha vuelto pálido y las lágrimas amenazan con salir de sus ojos en cualquier momento.

Sin dudarlo, mis brazos rodean su torso y lo abrazan. No habla, pero sé que lo necesita porque, en cuanto me devuelve el abrazo, le oigo llorar débilmente en mi hombro. Intentando calmarlo mientras su respiración se vuelve inestable y su llanto se hace más fuerte, empiezo a frotarle la espalda con la esperanza de que se calme.

—¿Draco? —pregunto, después de un par de minutos.

—¿Hm? —su voz es apenas un susurro mientras habla moqueando.

—¿Quieres contarme lo que pasó- digo si estás cómodo? —pregunto, pasando mis manos por su cabello.

—Se trata de él. —habla, su respiración se vuelve más pesada de nuevo.

—¿Qué hizo él? —pregunto.

—Está muerto.

Oh. Mi expresión se vuelve triste, pero luego me doy cuenta de que la forma en que Draco dijo eso no fue de forma triste, sino más bien de forma enojada.