Capítulo 8
"La casualidad se puso el disfraz de una mariposa que al vuelo se entregó, soltando su efecto nos acarició"
La oreja de van Gogh
Abril, presente.
Gris.
Si pudiera elegir un color para definir las últimas veintiocho horas, sería gris.
Desde el momento que me levanté por la mañana y me preparé para mí guardia, el día se sentía extraño.
Quizás me había predispuesto a ello.
Quizás estaba siendo paranoica.
pero
No podía evitarlo.
Hay días en los que te esfuerzas mucho para que todo resulte bien. Pero, al contrario, todo se vuelve un caos. En mi trabajo no hay margen de error. No hay tiempo para dudas. No puedes ponerlo todo en pausa y retirarte a respirar. Los problemas llegan a ti, pues eres parte de la solución. No son números. Son vidas.
Repito, no hay cabida para errores.
Hoy especialmente me siento atacada por la ley de Murphy.
No considero que sea mi culpa, simplemente hay situaciones que se me escapan de las manos, y es la impotencia lo que me consume.
Tiendo a guardarme todo, no puedo evitarlo.
Y en días como este, simplemente me supera. Me conozco, estoy bajo mucha presión y tengo toda esta energía acumulada dentro de mí. Pero luego me enfriaré y todo volverá a la normalidad.
Solo es un percance.
Algo ridículo, que se convirtió en un detonante.
¿Realmente quieres saber qué es lo que me tiene tan alterada?
Mi auto.
Leíste bien.
Después del pésimo día, mi precioso auto no enciende. Es prácticamente la cereza del pastel.
La temperatura dentro del auto va en aumento. Lo siento porque las gotas de sudor comienzan a cubrir mi frente. Me giro y recojo el abrigo que suelo llevar conmigo. Hago con él una bola y lo presiono en mi rostro.
Grito.
No estoy orgullosa de mi actitud, pero no se que mas hacer en este momento. Ignoro si los de seguridad han notado que llevo algún tiempo en el auto. Lo que me falta es que crean que algo anda mal conmigo y llamen a alguien del hospital.
Siento las lágrimas acumulándose en mis ojos, pero permanezco inmóvil. Me mantengo dentro de una burbuja. En ese instante no hay problemas, no hay nada. Ni siquiera determinó el ruido del exterior. Solo es mi respiración.
Cuando el calor ya era insoportable, decidí salir del auto. Al abrir la puerta el aire me golpea y alborota mi cabello. Lo llevo suelto y no me molesto en atarlo. Apoyo mi cadera en el lateral del auto y cierro mis ojos. Dejó que ahora una suave brisa me refresque. Luego de unos segundos, que parecen minutos, reacciono.
Ato mi cabello en un moño. Comienzo a evaluar la situación.
El auto no enciende, pero está ardiendo; en plan caliente, porque si fuera "arder" de "en llamas" no estaría para contarlo. Aunque no ha salido humo, por fortuna, me temo que tendré que llamar a una estación de servicio.
No hay mucho que hacer por ese lado.
Miro la hora en mi teléfono. Pasan de las seis de la tarde. A cualquiera que me llame me pedirá una buena suma de dinero. Que no me sobra, y ya invertí en la reparación de mi auto hace un mes.
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Amor en Emergencias
Teen FictionAlly detesta las mentiras, pero es buena en ello. Ally adora los finales felices. Ally finge estar bien, cuando realmente no lo esta. Ally tiene muchos sueños. Ally se rindió. Ally sonrie. Ally olvido lo que es amar. Una relación que salió mal pue...