Capítulo 4

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N/A:  Ally en multimedia. 

Capítulo 4

"Ningún amor pasado fue un error, solo es un peldaño más para llegar al verdadero."

Elizabeth Santillan

15 de abril, presente.

— ¿Ally?

Un segundo.

Lentamente me giro, y siento que la vida me regresa de un golpe. Frente a mi tengo a un espécimen con cabello arenoso y alborotado que irónicamente lo hacía ver atractivo. Claro, si te van los chicos problemáticos, caóticos y con sonrisas perversas. Retira sus gafas oscuras con cierta gracia y un par de brillantes ojos azules me dirigen la mirada. Las comisuras de sus labios se alzan y tras evaluarme, me guiña un ojo e intenta sonar casual cuando arroja un "Pero si es la mujer más hermosa que he visto hoy".

— Hola Will. — Él aludido se acerca a mí, envolviendome en sus brazos.

Lo aparto. La diversión se mantiene en su rostro al hablar. — Es bueno verte. Adivino. Vienes por el tormento. — Asiento. Él se sacude como si la mera idea de tener a Lola cerca lo pusiera nervioso. — Ella me la tiene jurada. Estoy seguro que me odia. Es una versión canina de su dueña. Me maltrata y es un caos destructor. Ni idea de cómo tu hermano la soporta.

— ¿A Lola?

— Aja. —Me deja la impresión de que no. — Hablando del demonio.

Kyle trae a Lola atada de una correa. Su abundante pelaje ayuda a simular que ella va flotando en el aire. Es una hermosa cocker spaniel color dorado. Y a veces me da la impresión de que es muy consciente de cómo luce. A Fernando, la mofeta, lo trae en una cesta de transporte. — Ella no quiso entrar. — explica Kyle. Al verme comienza a mover su rabito; Es tan tierna. Sin embargo, cuando detecta a Will, comienza a gruñir. Como si se tratara de alguna señal, él se colocó detrás de mí. Dejándome como una especie de escudo.

—Descuida. Se viene conmigo así. — Me giro hacia Will y palmeo su hombro. — Asumo que te veré... ¿pronto? Suerte con Fernando.

Tomo la correa de la mano de Kyle. Me despido con la idea de desaparecer del radar lo antes posible, pero me detiene. — ¿No te llevaras tú a Fernando?

— Um no. — señalo a Will. — Es él quien se lo llevara. ¡Adiós!

Doy un paso.

— ¿Tu eres Dylan A. Shephard?

—Joder no.

Juro que puedo sentir un horrible dolor de estómago. Estoy expuesta a demasiada tensión. Lo importante, para mi salud, es regresar a casa y poner una película Disney. ¡Oh y unas palomitas acarameladas!

—Entonces no puedo entregártelo.

—Pero ibas a entregármelo a mí— Intervengo.

—Sí, porque tú tienes la autorización para Lola.

—Bien. Entonces firmaré y...

—Lo siento. No puedo permitirlo. — ¿Y ahora qué? — Puede que se lo entregues a él y no a Dylan A. Shephard. Va en contra de las políticas del establecimiento.

— ¿Qué mierda? — Will ha decidido abrir la boca. — ¿Te escuchas? Suena como si fueras un idiota. ¿Eres idiota?

—Will por favor. — ruego. Lo que menos necesito es que armemos un escándalo. — ¿Y si llamas a sus dueños? Ellos nos darán la autorización.

Amor en EmergenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora