Capitulo 7

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Entre risas ambas entramos al departamento.

Prácticamente, pasamos toda la fiesta besándonos. Pero se siente muy bien dejar el autocontrol a un lado un rato.

Entramos a nuestra habitación, y tras cerrar, lo primero que Calle hizo fue abalanzarce de nuevo a mis labios.  No tardé en corresponder, tomando su cintura y acercando su cuerpo al mío.

De un momento a otro, Calle se separó de mi — siéntate — exigió apuntando a la cama levemente con la cabeza. Hice caso y fui hacia esta, sentándome en el borde y deshaciéndome de mis zapatos.

Ella se sentó encima de mi y tomó mi rostro para unirnos en un beso rápido. Al separarnos, juntó nuestras frentes.

Ella volvió a hablar — Poche, quiero que sepas una sola cosa aunque mañana no recuerdes — suspiró —. Esto jamás fue solo algo para molestarte. Siempre quise acostarme contigo. ¿Quién no querría? — empezó un lento vaivén con sus caderas contra mi —. Me atraes mucho. Y quisiera aunque sea cumplir una sola noche de sexo de las muchas que he fantaseado. — siguió hablando. Yo no le ponía tanta importancia. Solo pensaba en mis ganas de penetrarla.

— Hagamos esto y ya, ¿bien? Ya hablaremos mañana — dije y uní mis labios con los suyos.

Ella correspondió el beso aumentando la velocidad de sus caderas, tomé estas e hice que se acercara más a mi cuerpo, creando una deliciosa fricción entre ambas.

Pasó su lengua por mi labio inferior mientras quitaba lentamente la chaqueta que cargaba por mis brazos. Sin pensarlo más la ayudé con mi boca, haciendo un delicioso y profundo beso francés.

La presión en mi abdomen me alertó de mi erección, Calle lo notó y aumentó la velocidad de sus caderas.

Finalmente, ambas nos separamos del delicioso beso, un hilo de saliva separando nuestras bocas.

Sus manos fueron al borde de mi camisa para quitarla por encima de mi cabeza, dejando mi sujetador al aire. Como respuesta, metí mis manos en su vestido para subirlo hasta su cintura, dejando sus bragas al descubierto.

Ella siguió frotándose contra mi, sacándonos varios jadeos y volvió a juntar sus labios con los míos.

Sus manos fueron a mi espalda para desabrochar la prenda que cubría mis pechos. Sin separar nuestras bocas, tomé las tiras de este para pasarlas por mis brazos y terminar lanzando la prenda por cualquier sitio.

Ambas nos separamos. Me eché levemente hacia atrás, quedando más hacia el centro de la cama, Calle retrocedió conmigo para empezar a dar besos húmedos por mi cuello que dejaban mi piel de gallina y enviaban escalofríos por mi cuerpo. Dios, el maldito pantalón hacía que mi erección doliera demasiado.

Para mi fortuna, las manos de Calle fueron a rescatar mi pene, desabrochando y bajando levemente mi pantalón mientras sus besos bajaban por mi clavícula.

Su boca atrapó mi pezón izquierdo y el tan solo sentir la humedad contra la piel de este me hizo gemir.

Su mano empezó a acariciar mi miembro por encima de mi bóxer mientras su lengua se movía en círculos alrededor de mi pezón.

— Ca-Calle — empujé su cabeza contra mi seno para que continuara chupando, lo cual hizo pero rápidamente fue a endurecer mi otro pezón.

Las caricias en mi entrepierna y su cálida lengua recorriendo mi pezón fue lo que me hizo entender que a este punto ya no hay vuelta atrás. Y menos mal.

Los movimientos de Calle se detuvieron bruscamente, dejándome con ganas de que siga con esas excitantes caricias.

— Calle… sigue, por favor — rogué. Ella alzó una ceja.

— Eres tan sumisa, Poche.

— Solo espérate a que te folle sin control — solté. Ella me dio una mirada sorprendida pero terminó sonriendo mientras bajaba a la altura de mi dolorosa entrepierna. Yo recosté mi torso en la cama.

Tomó los bordes de mi bóxer y lo bajó de un tirón, dejando al fin mi erecto miembro al aire, haciéndome soltar un suspiro de alivio.

— Joder, si que es grande — comentó recorriendo el costado de mi pene con la yema de su dedo índice, haciéndome estremecer. A decir verdad, su comentario había aumentado mi ego —. ¿Cuánto mide? — cuestionó. Le di una mala mirada.

— ¿P-Por qué debería de saber eso? — dije. Su dedo recorrió desde la base hasta la punta, donde empezó a dar pequeños círculos, sacándome leves jadeos y poniéndome más ansiosa.

— Porque es tu propio pene, María José. Deberías saberlo. O al menos alguna aproximación — dijo y sentí como la punta de su lengua rozaba la punta de mi miembro, saboreando el líquido pre-seminal que salía de ahí, pero no duró mucho. Mierda, necesitaba que hiciera algo ya —. Si no me dices, probablemente tendrías que deshacerte de esto sola.

— Veintiséis centímetros — solté casi inmediatamente —. Aproximadamente — aclaré. Ella sonrió satisfecha y sentí como tomó la base de mi miembro para dar una larga, lenta y deliciosa lamida desde ahí hasta la punta, haciéndome estremecer por completo al sentir su húmeda y cálida lengua recorrer una de mis partes más sensibles.

Chupó la punta y empezó a dejar besos por el lateral. Yo solo me dedicaba a gemir. Se sentía jodidamente bien.

— Estás muy dura. ¿Siempre te dejo así? — no pude responder ya que la húmeda cavidad de la boca de Calle atrapando la mitad de mi miembro me sacó un gran gemido que resonó en la habitación. Lamentablemente, tampoco duró mucho.

— J-Joder Calle. Haz algo ya, maldita sea — dije. De verdad que estaba empezando a doler el que me torturara tanto.

Sin decir nada, empezó a mover su mano de arriba abajo. Solté un suspiro mientras cerraba los ojos.

— No quiero hacerte venir todavía — dijo mientras no detenía el movimiento de su mano —. Pero a la vez quiero saborear tu pene hasta tu orgasmo — agregó. No podía hacer nada aparte de gemir debido a la velocidad de su caricia —. Me iré por la primera opción.

Detuvo sus acciones mientras yo soltaba una maldición. Me apoyé sobre mis antebrazos para verla quitarse el vestido que cargaba puesto, quedando con únicamente la parte inferior de su ropa interior. Mierda, no es la primera vez que veo sus pechos, pero son jodidamente hermosos. Tomó los bordes de la única prenda que usaba y con sumo cuidado la quitó.

Aún con sus piernas a los lados de mis muslos, apoyó sus manos a los lados de mi cabeza para poner su rostro a la altura de esta y besarme mientras rozaba su húmedo centro con el lateral de mi miembro.

Su humedad chocando contra mí solo me hace perder aún más el control. Quería follarla ya.

Cansada ya de tanto juego, tomé sus caderas y con mi fuerza la volteé para así yo quedar encima de ella. Me separé de su boca para empezar a dejar besos por todo su cuello mientras rozaba la punta de mi pene con su entrada. Ella soltó un leve risa.

— Poche, sin gorro no hay fiesta — recordó con un tono burlon. Chupé con fuerza en su cuello, haciéndola estremecer y dejándole una muy notaría marca.

Desenterré mi rostro de su cuello — Pero solo se usa en fiestas para niños —. Dije antes de besarla lujuriosamente. Ella abrazó de mi cuello.

Mi miembro fue entrando poco a poco en ella. Soltó un pequeño gemido retenido por mis labios. Su apretado, húmedo y caliente interior era el mismísimo paraíso ahora mismo. Paré cuando llegué a la mitad y empecé a moverme levemente, ella se separó del beso.

— Poche… — gimió —, mételo todo, por Dios — pidió. Hice caso y seguí entrando en ella poco a poco.

Una vez estuve por completo dentro de ella, Calle movió un poco sus caderas y tomé esto como una señal para moverme, lo cual gustosa hice.

Sus paredes vaginales apretaban mi miembro con fuerza mientras yo aumentaba más la velocidad. Sus gemidos resonaban en la habitación al igual que mis quejidos.

Inconscientemente aumente más la velocidad mientras me encargaba de entrar en lo más profundo que alcanzaba. Con cada estocada Calle soltaba un gemido agudo que era lo más satisfactorio para mi audición.

— Más… duro, Poche… — escuchar mi nombre mientras jadeaba solo hizo que hiciera caso a lo que me pidió. Dando estocadas profundas, fuertes y rápidas. Incluso más rápido de lo que pretendía —. Joder… Es t-tan grande — siguió gimiendo.

Junté mis labios con los suyos mientras sacaba más de la mitad de mi miembro para introducirlo de golpe en ella. Su agudo gemido que la hizo obligarse a separarse de mis labios, me hizo saber que había tocado uno de sus puntos débiles.

Seguí tocando con fuerza ese punto mientras ella soltaba hermosos y fuertes gemidos agudos. Sus paredes vaginales apretaron mi pene, anunciando que faltaba poco para su orgasmo.

— Um… Calle… — sin duda su interior era la cosa más deliciosa que he podido sentir.

— Po-Poche, me vengo… ¡Ah! — escuchar esas palabras solo hizo que la penetrara con más fuerza mientras sentía que faltaba poco para llegar a mi orgasmo.

No paré ni bajé la velocidad, hice todo lo contrario cuando sentí los tibios líquidos de Calle alrededor de mi pene. Sus gemidos eran demasiado altos.

— Calle… joder, me ven-go — las ganas de venirme solo hicieron que la penetrara con más fuerza hasta que sentí que no podía más con la presión en mi abdomen —. ¡Calle!

— Adentro… por favor, a-adentro… — logró decir antes de soltar otro gran gemido.

La besé con desesperación mientras seguía penetrandola hasta sentir como mi esperma se libera dentro de ella, sacándole un gemido retenido por mis labios y haciendo que siga penetrandola hasta que finalmente mi orgasmo culminó.

Metí mi lengua en su boca y nos sumergimos en una guerra entre ambas mientras yo aún seguía dentro de ella. Joder, es demasiado deliciosa.

La unión de nuestros labios cesó y nos quedamos mirándonos mientras regulábamos nuestras respiraciones.

— Otra vez, por favor — pidió.

— Como digas.

¿Solo Sexo? (cache gip) +18 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora