Capitulo 18

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CALLE POV

Soy de esas personas que cree que todo puede salir como pasa en los clichés de películas y libros. Siempre creí que me podía pasar mi propio cliché.

Pero aquí me ven, preguntándome que hice mal. ¿Por qué salió todo así

¿Dónde está mi cliché?

Se supone que a través del sexo, María José se daría cuenta de que no me odia, que de verdad me quiere y necesita. Básicamente, estaríamos juntas. Pero no, llegó Laura y ahora tengo que aguantarme ver a Poche babear por ella todo el tiempo.

Unos meses habían pasado ya, Poche y Laura llevan un buen noviazgo por más que me duela admitirlo. Pero eso fue lo que le pedí, que le pidiera ser su novia y que ella fuera feliz, sin mi, pero es feliz. Es lo único que me importa.

Si amas a alguien, déjalo ir’, eso dicen, ¿No?

He dejado de provocar a Poche y, obviamente, ya no ha habido ningún acercamiento subido de tono. Podría hacerlo, claro, pero eso sería caer muy bajo.

Poche tiene novia, y no soy yo.

Extraño estar con ella, dormir abrazadas, amanecer desnudas, saborearla y ella a mi. Extraño todo eso, pero para ella nada de eso significó algo.

Pero la única responsable aquí soy yo, ¿No? Fue mi culpa, yo fui la que le dijo que solo era atracción física y sexual, yo fui la que le dijo ‘Solo sexo’. Fue mi culpa. Fui yo la que no fue honesta con lo que sentía.

Pero ahí seguí, detrás de ella, buscando su atención, intentando demostrarle en la cama que soy mucho mejor que esa idiota, que debería estar conmigo, follando con ella cada que volvía con una cita que tenía con Laura para intentar mostrarle que no debe estar con ella, pero solo me veía como una desesperada de sexo que no se valora y se deja follar como pasatiempo de alguien que está enamorada de otra persona, intentándole demostrar lo que sentía por ella a través de besos que ella tomó como simple lujuria e intentando pasar tiempo con ella fuera de nuestra vivienda, intentando crear algún lazo entre nosotras.

Pero consiguió una nueva vagina y ahí se acabó todo.

Fuera de la habitación, no somos nada.

Tampoco tenía pensado decírselo todo, todo mi plan. Todo lo que quería que sucediera.

Todo estaba fríamente calculado, pero Laura lo cagó todo.

A veces pareciera que María José piensa con la cabeza del pene.

Si no le hubiera hecho caso a Paisa en aquella fiesta, nada de esto hubiera pasado.

“Si de verdad la quieres a tus pies, Calle. Ve más allá. Montarte encima no es suficiente, no sé… bésala o algo así.”

Sino le hubiera oído y no hubiera besado a María José aquella noche, yo no habría caído más perdidamente enamorada de ella. Aún recuerdo lo maravilloso que se sintió besarla y lo feliz que me sentí al ver que correspondió.

Pero al día siguiente, ella solo actuó como si no fuera hecho nada, y es normal, ella cree que yo no lo recuerdo.

Desde que empezó a estar con Laura, rompió su promesa. Estaba con ella todo el día, desayunaba con ella, pasaba la mañana, todo, todo con ella.

No creí que esos dos días en los que pude tener a Poche solo para mi, fueron la despedida.

Lo bueno, es que hoy tengo una muy buena excusa para estar todo el día con ella, de estar todo el día con Poche sin verme desesperada.

Hoy cumplimos un año compartiendo habitación.

Si, tal vez sea algo estúpido, pero si ambas estuvimos bien al cumplir los seis meses, debe ser mejor ahora que llevamos un año.

Nuevamente, estaba sola en la habitación, Poche otra vez se había ido sin despertarme y tampoco podía sentirla irse ya que, prácticamente, dormíamos en esquinas opuestas desde que empezó a salir con Laura.

Con una presión en mi pecho, esa que he estado sintiendo todos estos días, me levanté de la cama, ella debe de estar en la sala.

Salí de la habitación y me encaminé a la sala, la vi en el sofá como esperaba, sonreí y me acerqué, dispuesta a saludarla.

— Buenos días, Po…che… — mi sonrisa desapareció al igual que mi poco buen humor al ver a Laura a su lado con su cabeza recostada en su hombro. Mi pecho dolió. Ya había visto esta escena varías veces, pero aún duele, y mucho.

— Oh, Daniela. Justo tenía que decirte algo — sonreí levemente, sentía una extraña felicidad siempre que ella se me acercaba así, Dios, me tiene muy mal. Ella se levantó del sofá para caminar hacia mi.

Sonreí — Poche, hoy-…

— Espera, déjame hablar primero, ¿Si? — asentí, deshaciendo mi sonrisa. Ni siquiera un ‘buenos días’ —. Daniela, tengo una novia, y la quiero mucho — miró a Laura con una sonrisa boba. Fruncí el ceño. Volvió a mirarme —. Y sabes que es raro y poco convincente que viva con otra chica — fruncí aún más el ceño.

— ¿Qué quieres decir? — cuestioné, intentando tragarme el nudo de mi garganta y esperando que no sea lo que me estoy imaginando.

— Daniela, Laura dejó a Juan solo por mi, así que creo que es hora de que me mude.

La presión en mi pecho aumentó y un cosquilleo se hizo presente en mis ojos. No entiendo.

— ¿Qué…? — formulé con un hilo de voz.

Ella suspiró — Daniela — ¿Cuándo dejó de llamarme ‘Calle o Cosita’? —, hemos estado ahorrando un tiempo, puedes quedártelo todo, te podrás mantener — negué levemente con la cabeza. No, no se puede ir —. Iré con Laura, es más apropiado. Gracias por todo — sonrió pero no pude perderme en esa hermosa sonrisa ya que estaba aguantando lo más que podía las ganas de llorar.

¿Se va? ¿Con Laura?

¿Ya no voy a ser su compañera?

Un par de lágrimas se escaparon de mis ojos y, al notarlas, corrí rápidamente de vuelta a la habitación.

Entré y cerré la puerta con seguro. Recosté mi espalda en esta y un sollozo salió de mi.

Ahora si, ¿Qué salió mal?

Eres una idiota, Calle. Nada sale como en las películas.

Otro sollozo salió de mi mientras me deslizaba y caía sentada en el suelo, con las rodillas pegadas a mi pecho.

Sabes que estás jodida cuando todas tus lágrimas han estado presente en estos últimos meses, gracias a una sola persona.

Un par de toques en la puerta hacen que calle un poco mi llanto — ¿Daniela? — Dios, vuélveme a decir Cosita, por favor. Por favor… el sonido de la perilla me indica que intentó abrir la puerta, fallando, obviamente —. ¿Qué sucede? Abre por favor.

— Vete, solo vete, María José — murmuré aunque creo que si logró escuchar.

— ¿Daniela? En serio, ¿Qué sucede? Déjame entrar — me levanté del suelo intentando limpiar mis lágrimas y abrí la puerta —. ¿Daniela?

— ¿Sabes? Pudiste decírmelo en cualquier momento. Mañana, ayer, cuando sea, y eliges justo hoy para hacerlo — solté con voz rota.

Ella frunció el ceño — ¿De que hablas?

Solté una risa sin gracia — Hoy cumplimos un año viviendo juntas, María José — mi vista se nubló. Ella abrió los ojos en grande, al parecer recordando.

Se golpeó la frente — Dios, Daniela. Cuanto lo siento, de verdad. Lo había olvidado yo-…

— No importa — dije secamente —. Estabas ocupada con tu novia. Es muchísimo más importante que esto. Lo sé, solo cumples un año de vivir con una idiota e insoportable por la que nunca llegaste a sentir una pizca de cariño y que nunca llegaste a soportar — dije con ira y el nudo en mi garganta —. Recoge tus cosas. No te quiero ver aquí — ella frunció el ceño.

— Daniela…

— ¡Carajo, vete! — le grité. No la quería ver. No le quería mostrar lo mal que me trae.

— Dani-…

— Me gustas — dije, ella abrió los ojos —. ¿Entiendes? Te mentí, si me gustas, ¡Me gustas, Joder! Pero todo lo que yo no logré causar en ti, lo hizo ella — solté. Las lágrimas amenazaban con salir —. Eres tan ciega, María José. Tenía la esperanza de que llegaras a sentir algo por mi. Pero no — suspiré, intentando contener mi llanto —. Intenté una y otra vez, demostrártelo, que te dieras cuenta. Yo quería que tú me miraras como la miras a ella — mi voz se empezó a quebrar —, que hablaras de mi como lo haces de ella, que me dedicarás las sonrisas que le dabas a ella… — tragué, mi vista estaba nublada —… que me amaras como a ella.

— Daniela…

— Dime Calle… por favor dime así — rogué en voz baja y mirando al suelo para ocultar las dos lagrimas que cayeron por mis ojos. Pocas veces ruego en serio —. ¿De verdad no lo sientes? ¿Qué tu corazón se sale de tu pecho cuando me ves como me sucede a mi contigo? ¿Qué siempre quieres estar conmigo como me sucede contigo? ¿Qué te molesta y quieres alejar a cualquiera que se me acerque como me sucede contigo? ¿Qué te duele el pecho y lloras cuando me ves sonriente y feliz con alguien más como me sucede contigo? ¿Qué quieres estar todo el día besándome y haciendo el amor conmigo en lugar de tener solo sexo como me sucede contigo? ¿Qué siempre quisiste que te viera como algo más que una compañera de habitación o la chica con la que te acuestas de vez en cuando como me sucede contigo? ¿Qué velas por mi felicidad así no sea contigo, como me sucede a mi contigo? — cuestioné con las lágrimas cayendo por mis mejillas y lo siguiente salió casi como un susurro —. ¿Qué me amas como me sucede contigo…?

Sentí como me rodeó con sus brazos, tomando la parte trasera de mi cabeza para que entierre mi rostro en su cuello, rodeando y abrazando con fuerza mi torso con su otro brazo. Empecé a sollozar.

— Lo siento… — dijo, yo seguí llorando —, lo siento tanto, Cosita — repitió y yo sollocé más fuerte mientras hundía más mi rostro en su pecho —… pero no te puedo corresponder.

Siempre creí que cuando dicen ese sentimiento de que sientes que se te rompe tu corazón, como si de verdad lo estuvieran haciendo, era falso. En este momento me doy cuenta de que no es ninguna exageración.

Sentí como si mi corazón fuera estrujado, pellizcado y luego pisoteado para sacarlo de su lugar, dando paso al dolor más horrible que he sentido en mi vida en el lugar de mi pecho.

— ¿D-De verdad no sientes nada…? ¿De verdad? ¿E-En serio? Poche, ¿No te gusto…? ¿Ni un poco…? ¿No me quieres…? ¿La eliges a ella? — murmuré en un tono casi inaudible —. ¿De verdad solo fui un pasatiempo para ti…? — solté en un hilo de voz que ni yo pude oír bien, pero estoy segura de que ella si. Poche me apretó más, mis brazos en ningún momento la rodearon pero ella seguía insistiendo y odio eso, odio que siga haciéndolo porque me hace ver lo tierna que es y solo hace que me duela más. Solo hace que mi pecho se hunda más. Solo me lastima más.

— Lo siento… — dijo casi en un susurro y fue suficiente.

Me alejé de ella empujándola. Las lágrimas caían una tras otra sin siquiera dejar que una llegara a la mitad de mi mejilla. El semblante de Poche al verme fue uno de arrepentimiento.

— Cosita-…

— Olvídalo — dije con la voz algo inestable —. No debí haber dicho nada, no debías saber eso, has de cuenta que no dije nada, por favor — hablé y levanté la mirada —. Recoge tus cosas y ve con tu novia — dije suavemente y forcé una sonrisa —. Espero que ella de verdad te haga feliz, Poche… — dije.

— Calle-…

Hice un gesto con mi mano para que se callara y caminé hacia ella. Tomé sus hombros y me agaché levemente para plantar un beso en su mejilla. Me resistí lo más que pude de dejarlo en sus labios.

— Te amo — susurré y salí de la habitación, dejándola sola.

...

¿Solo Sexo? (cache gip) +18 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora