Capitulo 21

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Valentina de un momento a otro enrolló sus mangas de modo que absolutamente todo su brazo se quedara a la vista.

— Mira, me vale tres kilos de mierda el que sea mi hermana, necesito pegarle. Tengo derecho, soy la mayor — antes de que se levantara del sofá, tomé su mano y la jalé para que se volviera a sentar en este.

Le había contado absolutamente todo, desde mi plan, cuando me acosté con ella, que la amaba y lo que había sucedido cuando ella se fue.

Como esperaba y anhelaba, no me juzgó, es más, solo me abrazó mientras le contaba como me sentía al respecto y el como odio mis sentimientos. Solo me abrazó mientras yo lloraba.

Sonreí sin mostrar mis dientes — No es necesario, Vale.

— ¡Por dios, fue una estúpida idiota! ¿En serio te dijo que lo hacías para que se quede? — asentí —. ¡Ella no es mi hermana!

— Valentina, Vale… — llamé intentando hacer que se calmara —. No digas estupideces. Si, María José fue una idiota, pero eres su familia. No la puedes dejar así — le dije suavemente. Ella me miró con su ceño fruncido pero luego se relajó —. Estoy bien — mentí.

— No, no lo estás — aseguró —. En cuanto la vea, la castro.

— Estoy bien — insistí.

— Calle, no has salido más que para trabajar. Has estado tanto tiempo aquí que ni te diste cuenta de que ya pasó casi un mes desde eso. Por Dios, ¡Mírate! Tienes horribles ojeras, ya pareciera que tu color de ojos es rojo, al igual que tu rostro y estás muy pálida. Si antes lo eras, ahora pareces un puto fantasma — me dijo y me abrazó con fuerza —. No decaigas, ¿Si? Ella no te merece.

Solo cerré los ojos y sumergí mi rostro en su cuello, aspirando su olor tan parecido a la de María José. Las lágrimas ya habían empezado a caer por mi ojos, pero por lo menos me sentía protegida y querida finalmente.

— Calle, eres tierna, hermosa, humilde, amable y cariñosa. Encontrarás a alguien mejor, te lo prometo.

— ¿Y sino es así?

— Siempre habrá alguien, a veces hasta es quien menos esperamos — aseguró y empezó a acariciar mi cabello.

— Pero, ¿Y si consigo a alguien pero no la olvido? ¿Y si la sigo queriendo? ¿Por qué me tuvo que gustar ella, Vale? — ella solo me abrazó con más fuerza.

— ¿Sabes qué? Vamos a ir a una fiesta — fruncí el ceño.

— ¿Qué? Tu nunca vas a fiestas — le recordé.

— Lo sé, pero habrá una excepción, Paisa hará una fiesta mañana en la noche y vas a ir — soltó. Me separé de ella y la miré.

— Estamos entre semana, Vale.

— ¿Ni siquiera la fecha del celular miras o qué? Es viernes, mañana es sábado — me di una cachetada mentalmente. Si que estaba perdida —. Irás, conseguirás a alguien y te lo follaras para olvidarte de ella. Fácil. Debe haber alguien que la tenga más grande — rodé los ojos divertida ante lo último.

— Igual, no tengo ánimos — dije.

— Vas a ir. Iré a buscar el vestido más corto y sexy que tengas por ahí — dijo levantándose del sofá —. Sino te acuestas con nadie, te acuestas conmigo, pero mañana en la noche tendrás sexo si o si, Daniela — negué divertida.

— Ni loca me acuesto contigo.

— Pero ebria si — me guiñó. Yo solo me limité a reír.



— ¡Llegamos! — exclamó Valentina una vez estuvimos ambas entrando a la ruidosa fiesta tras ser recibidas por Paisa —. Vamos a la barra.

El resto del día se basó básicamente en Vale insultando a su hermana mientras yo hacía lo posible por no oírla. Se quedó a dormir conmigo y hoy en la mañana nos la pasamos riendo y hablando de distintas cosas hasta que se hizo la hora.

Tomó mi mano y me arrastró al lugar mencionado. Ambas nos sentamos mirando hacia la pista.

— ¿Algo que servirles? — cuestionó uno de los guardaespaldas de Paisa que supongo que ahora mismo, está haciendo de Barman en el mini bar.

Ambas nos volteamos y Valentina sonrió — Si, pero ¿Cuál es tu nombre?

El chico alzó una ceja pero terminó hablando — Johan. ¿Qué desean?

— Un Whisky y otro de Vodka, por favor. Los mejores que tenga — Johan asintió y se fue.

— Espero que el mío sea el Vodka.

— No, el tuyo es el Whisky, vas a embriagarte hasta que puedas acostarte con alguien. Y ese chico — apuntó a Johan —, Se ve como un buen pretendiente — hice una mueca.
— No me agrada el Whisky.

Valentina explotó en carcajadas sin razón — Ca-Calle — otra carcajada —, Paisa m-me dijo — empezó a recuperar la compostura —. Paisa me dijo que a una de las fiestas a las que fuiste, bebiste Whisky hasta vomitar, ¿Entiendes? ¡Vomitar! Tu nunca vomitas.

— No pasaba por buen momento — dije recordando que ese día fue el que nunca pude pedirle a María José que desayunara conmigo y terminó diciéndome que tenía a Paisa. Una presión se hizo presente en mi pecho. Mierda, deja de pensar en ella, Calle —. ¿Sabes qué? ¡Johan! ¡Que Sean dos vasos de Whisky! — grité. Valentina abrió los ojos, mirándome.

— Así se hace — golpeó juguetonamente mi hombro.



— Eres linda — reí ante las palabras del chico. Ya ni siquiera recuerdo su nombre, pero es lindo.

— Eso ya lo sé — reí.

Habían pasado unas cuatro horas desde que estaba en la barra junto a Valentina, no tengo ni idea de donde se había ido aquella idiota pero estoy segura de que debe de estar por aquí. En algún lado.

Solo he tomado esos dos vasos de Whisky, luego no pude más, no me afectó mucho por lo que estoy actuando con casi toda mi consciencia.

¿Ahora? Pues me encontraba acorralada contra la pared por un chico, me dijo su nombre pero sinceramente no lo recuerdo ya.

A pesar de que es lindo, no es mi tipo, por lo que solamente lo dejo ilusionarse.

— ¿No quieres…? No sé, ¿Ir a un lugar más privado? — habló, sonreí.

— ¿Por qué no? — dije. El chico acarició la parte exterior de uno de mis muslos antes de acercar su rostro al mío. Alcohol y cigarro es lo que logro oler de su respiración. Algo desagradable, si. Pero no es lo que me importa.

Se acercó peligrosamente a mis labios mientras yo solo me mantenía con una sonrisa hasta cerrar los ojos, esperando su, seguramente, desagradable tacto.

Al sentir como la presencia del chico se aleja de mi repentinamente, abrí los ojos, encontrándome con una escena algo rara.

María José había tomado al chico, alejándolo de mi.

— Aléjate de ella — masculló. Fruncí el ceño.

— ¡Ja! Tu pequeña novia fue la que se ofreció — le respondió.

— Ella no es mi novia — interferí. Dándole una mirada a María José, quien me la devolvió pero la volvió a poner en el chico.

— Es una pequeña zorra, solo me le acerque y ella-… — Un fuerte golpe en seco fue lo que recibió aquel chico en su rostro por parte de María José. Se incorporó poniendo su mano en el lugar previamente golpeado —. ¡¿Qué mierda te sucede?! ¡No es mi culpa que ella sea una pequeña pu-…

— ¡Cierra la puta boca!

— ¿Y sino me da la gana?

María José estuvo apunto de abalanzarse al tipo, pero la detuve, tomando su brazo, no quería armar un pequeño show en medio de la fiesta, ya varias personas tenían sus miradas en nosotros.

María José me miró, aún con su expresión de molestia. Repentinamente, tomó con fuerza mi mano y me arrastró con ella.

— ¡María José! Suelta-me — dije mientras forcejeaba para que me soltara, cosa que no hizo para nada.

— Tengo que hablar contigo si o si, Calle — entramos a los baños y, tras asegurarse de que no había nadie, me hizo adentrarme junto a ella y cerró la puerta, colocándole seguro.

— Mierda, ¿Qué no entiendes que me quiero alejar de ti? — solté bruscamente. No quería verla, mi noche iba de maravilla —. ¿Qué mierda haces aquí? Tu y yo en fiestas no damos — agregué.

— ¿Ibas a acostarte con él? — su pregunta me enfureció.

— ¡Si! ¡Si iba a acostarme con él! ¡¿Cuál es el puto problema?! — grité —. ¡Te conseguí ver mil veces en esas escenas con Laura! ¡Nunca te dije nada!

— Calle, esto es diferente.

— ¡¿Diferente por qué?! ¡¿Por qué tu no gustas de mi pero yo sí de ti?! ¡¿Eso lo hace diferente?! — seguí gritando, sentía como el cosquilleo en mis ojos se hacía presente —. ¡Joder! ¡Déjame hacer mi vida lejos de ti! ¡No te quiero cerca! — ella solo me miraba fijamente, no podía leer su mirada —. ¡Te odio carajo! ¡Lo sabes y aún así te apareces! ¡¿A que vienes?! ¡¿A aprovechar que estoy ebria para acostarte conmigo para luego irte con Laura?! ¡¿Para eso?! — las lágrimas ya habían empezado a caer por mis mejillas.

— Calle, no vengo a lastimarte más.

— ¡Pero lo estás haciendo! — le apunté con mi dedo de manera acusatoria —. ¡Me estás lastimando de nuevo con tu presencia! — caminó hacia mi y tomó mis manos para presionarlas contra la pared, acorralándome. Forcejeé pero su agarre era muy fuerte —. ¡No te quiero cer-…!

Fui callada por sus labios.

¿Solo Sexo? (cache gip) +18 [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora