– ¡Cuidado ahí viene Abel! – por supuesto yo le creo a Lea y me volteo tan rápido que me doy un buen golpe en la cara con la puerta del casillero.
Su risa es tan fuerte y contagiosa que me entran muchas ganas de reírme, pero cuando estoy a punto de hacerlo escucho unos golpecitos como si tocaran una puerta detrás de mi, volteo y quiero que me metan a mi casillero para esconderme dentro.
Abel me regala una sonrisa burlona, noto que él venia en la dirección contraria a la que Lea estaba viendo, y estoy casi segura de que lo vio todo.
No sé qué emoción es la que más me llena, si el hecho de que posiblemente el escucho todo, incluyendo la razón por la que ahora me punza la cabeza, o si son los nervios de tenerlo tan cerca de nuevo, pero el hecho de que sienta que me falta la respiración y que mis ojos estén abiertos como platos no ayuda mucho a la vergüenza que cada vez se acumula más en mi pobre cuerpecillo.
Volteo para ver a Lea quien dejo de reír hace mucho y mi cara no puede expresarle otra cosa más que: ¡ayúdame!
Ella actúa como si esto fuera lo más normal del mundo, camina hacia mí intentando verse despreocupada y me abraza por los hombros. Ambas volteamos a ver a Abel quien mantiene su sonrisa burlona, se ve que está muy divertido con la situación.
Miro a Lea esperando a que rompa el hielo, pero al parecer ella está viendo algo que la dejo embobada, sigo la dirección de sus ojos y es ahí cuando caigo en cuenta que Abel no va solo, recargándose en su hombro esta su amigo, Ismael.
Realmente entiendo porque mi amiga lo mira así, sé que el también forma parte del grupo de los atléticos de la escuela, o sea que tiene un cuerpo que parece salido de un comercial, sin mencionar a sus hipnotizantes ojos azules.
¡Oh no!
Ahora yo lo estoy viendo como una boba.
Muevo mi codo bruscamente y lo entierro sin querer en el estómago de Lea, ella hace un sonido como si le hubiera sacado el aire y se pone roja porque en efecto le saque el aire.
¡¿¡Acaso hoy es el día de hacer el ridículo!?!
Pero milagrosamente llega un salvador...
– ¡Hola, chicos! – saluda Germán – ¿y chicas? – nos mira enarcando una ceja.
Yo muevo mi mano como quitándole importancia a una Lea que se intenta reponer desde el suelo – solo tenemos dificultades técnicas, en un segundo estamos de vuelta – Germán se ríe y se gira hacia Abel e Ismael.
– ¿Están ocupados esta tarde? – les dice amigablemente – veo que conocen a mis funny girls – nos ve de reojo como diciéndonos: ya levántense – planeábamos ir a comer al centro comercial, ¿quieren acompañarnos?
Espero escuchar la dulce voz de Abel por primera vez en el día, pero en vez de eso el sonido grave que me indica que es Ismael él que le contesta, me decepciona un poco – claro ¿por qué no?, además, Abel quería ver a Olivia – espero que Germán no diga nada de eso para burlarse de mí, pero claro, Lea se le adelanta...
– Que casualidad – casi les grita – Olivia se agarró a golpes con el casillero por echarle una miradita a Abel – la fulmino con la mirada y ella solo me dice al oído – la venganza es dulce – se levanta antes de que le responda y como ya no tengo nada que hacer en el piso comienzo a levantarme.
Unos brazos me sostienen y me jalan hacia arriba, ¡se quién es!, ¿oh no?
Cuando levanto la mirada en vez de encontrarme con ese color avellana me encuentro con un azul profundo.
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R, pero no de amor
Fiksi RemajaMuchas veces los miedos e inseguridades se esconden detrás de una barrera que no quiere ser traspasada, pero ¿el amor genuino es un sentimiento mayor a todo esto? Uno no puede negarse a sentir cuando todo indica que está bien, cuando todo parece est...