El comité de alumnos nos convocó a una junta en la biblioteca a todos los de último año y ahí, nos dijeron una terrible noticia, deberíamos ofrecer un servicio a la comunidad estudiantil, en pocas palabras, limpiar gran parte de la escuela.
Con muchas protestas en el camino todos nos pusimos a limpiar varias áreas de la escuela, de hecho, ya estaba casi anocheciendo cuando comenzábamos a terminar de pintar los rayones que se habían hecho en las paredes del pasillo principal.
Estaba muy entretenida pintando un insulto hacia el profesor de biología cuando escuche las voces de mis amigos detrás de mí, ellos ya habían terminado su parte y ahora solo nos esperaban a Lea y a mí.
— Hola chicos — escucho la voz de Germán, así que supuse que está saludando a alguien que acababa de llegar.
— Hola — le responde alguien más y yo sonrío hacia la pared, conozco esa voz muy bien.
— ¿Jornada difícil? — Ismael pregunta y Lea se voltea al instante, yo me burlo de ella, pero no me giro.
Todos comenzaron a platicar y a bromear entre ellos, sin embargo, yo estaba a toda costa tratando de terminar la tarea que se me había dado, pues ya estaba cansada y quería irme a mi casa lo más rápido posible.
Calculo que unos dos minutos después por fin termine y me gire con una sonrisa.
Ver a Abel platicando tan animadamente con mis amigos era raro, no me gustaba que se llevara tan bien con ellos y a la vez me gustaba bastante.
Él se adelanta un poco hacia mí, divertido, y me acerca uno de sus dedos al rostro:
— Te diría que tienes un poco de pintura — comienza en tono juguetón, — pero en realidad estas repleta de ella.
— Olivia no es fan de pintar paredes... o de hacer cualquier tarea pesada — Joaquín se burla y yo le saco la lengua infantilmente.
Comencé a guardar mis cosas y las deje en la bodega que estaba a un lado, me gire hacia ellos y vi que estaban muy cerca de la ventana que daba a un jardín un poco abandonado, camine y me recargue en el marco, ellos no se veían con muchas ganas de irse.
Fijé mi vista en el cielo, se comenzaba a tornar de un naranja muy bonito, el sol se escondía cada vez más tras el horizonte y la noche cobraba más vida, estaba muy relajada viendo el espectáculo que me regalaba el anochecer, cuando la vi.
Una rata en la ventana del pasillo.
Suelto un grito de esos de telenovela y todos me voltean a ver... ¿cómo una loca?, si yo creo que todos están pensando eso.
Giro rápidamente en todas direcciones y esos ojos color avellana me encuentran, corro y cuando menos siento, ya estoy en sus brazos, mis piernas mágicamente subieron y él las sujeta ágilmente, mis brazos se aprietan contra su cuello, como si de eso dependiera mi vida.
Como siempre, él me da una protección que me hace sentir tan segura, y vuelvo a ver esos lindos ojos que me ven como diciendo: "eres una dramática".
Yo solo sonrió, así es, sonrió como una tonta y le digo: — Sácame de aquí — él asiente y yo recargo mi cabeza en su hombro mientras él me lleva en sus brazos por los pasillos de la escuela.
Cierro los ojos, no me importa que todo el mundo nos vea, pues yo me siento más segura que nunca.
Cuando abro los ojos me doy cuenta de que estamos cerca del estacionamiento, las luces parpadean débilmente a nuestro alrededor, me incorporo aun en sus brazos.
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R, pero no de amor
Teen FictionMuchas veces los miedos e inseguridades se esconden detrás de una barrera que no quiere ser traspasada, pero ¿el amor genuino es un sentimiento mayor a todo esto? Uno no puede negarse a sentir cuando todo indica que está bien, cuando todo parece est...