Y ahí estaba, de nuevo ese alfa lo había venido a buscar con un ramo de rosas. Mitsuya estaba cansado de tener que verlo siempre fuera de su edificio de trabajo esperándolo, ya lo había rechazado y parecía no cansarse. Lo admite, era atractivo, 1.80 - 85, rapado peliazul, ni muy musculoso ni tan flaco y ni hablemos de esa cicatriz en su rostro, moría por tocarla, pero su instinto de supervivencia lo negaba.
Era un omega, la última posición en la pirámide de jerarquía, se crío con una madre Omega de lazo roto que siempre trabajo y vivió bajo los ideales de una sociedad. Y precisamente por que no quería vivir lo mismo, nunca se intereso en alguien, hombre o mujer, le daba lo mismo. Estaba solo y era cómodo, sus celos se podían controlar así que no podría morir
Camino rápido y decidido a ignorar al menor, por que incluso era menor. Lo paso de largo, pero era insistente
— ¡T-takashi! Espere un momento, ¿Te invito a cenar algo?
— ¡No!
Trato de perderlo en el camino, incluso pasar la calle, pero una mano lo detuvo y jaló hacía el mismo lugar en la banqueta. Ahí estaba, con ese traje bien planchado y su típica y maravillosa sonrisa que lo caracteriza
— ¿Ir al parque? ¡Ya se! Ver una pelícu-
— Hakkai, por última vez, déjame en paz
Safo su agarré y acomodó con algo de rápidez su suéter de lana, algunas personas a su alrededor a pesar de la hora estaban viéndolos. Mitsuya no quería eso, no, simplemente no le gustaba
— Pero-
— Nada. —solto un suspiro algo apenado y lo jaló de su brazo llevándolo hasta al esquina de un establecimiento sin tanta gente que los mirara— Oye Hakkai, agradezco tus invitaciones pero deja de buscarme, ¿De acuerdo? No me gustas, así que...detente
No espero una respuesta, simplemente se giró y quiso seguir con su camino, era tarde, Mikey probablemente lo este esperando en casa y él siga ahí de distraído.
— Takashi, ¿Ya tienes a alguien?, ¿Hay un alfa contigo?
Detuvo sus movimientos y entonces su cerebro carburo. Era malo haciendo cosas como esas, no sabía mentir, todos sus amigos lo sabían. Moviendo sus manos desesperadamente volteó a verlo por un segundo y con pasos firmes se acerco hasta él para verlo a la cara
— ¡Si! A-así que deja de molestarme
Con los nervios de punta por fin cruzo la calle y corrió lo más que sus piernas le permitieron hasta el departamento que compartía con Manjiro.
Dejando atrás a un alfa con buenas intenciones y un corazón roto, él no era como su hermano, si Mitsuya ya había encontrado a alguien entonces iba a respetarlo y darle su espacio. Era tonto, ni siquiera lo había notado
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.